jueves, 2 de agosto de 2012

Narracion: Los Incas contra los Chancas



Narracion : El conflicto contra los Chancas 




Serie: Mis viajes hacia  atrás
Por Ruben Vernal
 
Siempre he sentido el deseo de recorrer el pasado, no porque no me sienta cómodo viviendo en mi tiempo, sino que creo sin equivocarme que siempre  lo que conocemos ahora, como cualquier asunto histórico como  que está incompleto o alterado por diversas circunstancias. Entre ellas pueden estar la tendencia involuntaria  de exagerar o minimizar los éxitos o los fracasos de otros, y al ser trasmitidos  con cierto descuido,   tanto el  error  como  la verdad, van avanzando en el tiempo, como  las corrientes marinas atraviesan los océanos.
Y quizás esto sea porque la historia es una de mis materias favoritas, así que me propuse preparar mi primer viaje para atrás seleccionando la época, el tiempo y el lugar de mi próxima aventura.
La gran ventaja que dispongo para hacer realidad  lo que espero sea una serie continua de viajes es que no requiero del uso de las aeronaves  comerciales  modernas incluyendo las espaciales, que ya  están programando próximos viajes comerciales a la luna y otros. El deseo de la gente de hacer turismo no tiene límites ni restricciones, como es  ahora mi caso. Y solo requiero de mi mente con un importante aditivo de imaginación y buen humor. Lo que podría considerarse como una pena o ventaja, de acuerdo a como se le mire, es de que todos mis viajes los emprenderé solo, ya que nadie me puede acompañar, debido a que todos siempre andan ocupados con los asuntos de su  propia vida, y están tan enfrascados en sí mismos,  y así vivas en familia, de verdad a veces  o en ciertos casos te sientes  algo solo. La soledad es útil pero también lo es algo peligrosa, porque el tiempo se adueña de ti de tal manera, que se corre el riesgo de volverse más egoísta de lo que ya uno por capricho lo es. También  la soledad es interesante por  disponer de mucho  más tiempo para conversar con uno mismo, aunque esto no te garantice que conoces todo de ti, y  creo que algo  si será posible mas, si te dejas.
Pero no estoy interesado en  estudiarme ni nada por el estilo, sino que al decirte que viajare solo, trate de  explicarme o justificarme y le di rollo al asunto y me puse a competir con  Freud.
Lo que si estoy considerando seriamente, es que por tratarse de mi primer viaje  quizás   no voy a retroceder mucho si no lo suficiente, y cuando este mejor equipado y atrevido por la experiencia, entonces no pondré barreras a mi afán por convivir en algunos de esos tiempos que estudiaba en mis libros  de historia en mi época de estudiante. Y también siendo  ya ahora  como la fruta que se cae del árbol por madura, puedo entender lo que no veía antes, entonces la historia para mí será actualidad y no habrá nada que me detenga.
Tampoco puedo negar que   enfrentare situaciones antagónicas, difíciles de digerir por la diferencia de culturas y otros factores y sobre todo de querer quedarme en el pensamiento, por alguna de las épocas que visite, y de no querer regresar, por eso, de los que muchos opinan que los tiempos pasados siempre fueron mejores.
Creo estar bien equipado para emprender el viaje, porque nada me detendrá si mi razón es lo  suficientemente poderosa.
Además  mi decisión es férrea y también estoy intrigado por las cosas que redescubriré y que podre compartir con la gente de mi época, si regreso.
Así que empecé  a planificar mi viaje que en realidad se redujo  a revisar en la historia del mundo, a que época y lugar deseaba regresar.  Sabemos que  la historia universal es el conjunto de hechos y procesos que se han desarrollado en el entorno del ser humano  desde su  aparición.
 Y supongo que se concibe como el inicio de la historia humana, al momento en que se inventa la escritura de manera simultánea en  diferentes lugares de la tierra. Esto hace posible la existencia de un medio para difundir y preservar de manera más duradera el conocimiento adquirido. La escritura  a su vez, se ha convertido en una necesidad fundamental desde la aparición de la agricultura, del desarrollo de asentamientos estables y de la aparición del comercio. Y esto de la escritura,  instantáneamente en mi mente apareció como un aviso luminoso  e intermitente, la palabra Quipus, Entonces, ya estaba definido a donde iría en mi primer viaje hacia atrás.  Me iría a la época del mundo de la civilización  andina, al increíble Imperio de los Incas.
Despues lei algo acerca de ellos : En el  mundo andino se sucedieron varias fases en las cuales se alternaron reinos unificadores, por hegemonía indirecta o dominación militar directa, con potencias regionales que emergieron aprovechando determinados vacíos de poder.
 La primera de las grandes potencias que parecen haber dominado la región, es aquella que se organizo alrededor de Chavín de Huantar. Una vez derrumbado este núcleo, fue consolidándose poco a poco el poder de  la cultura Tiahuanaco, que controló casi todo el mundo andino gracias a una vasta red de comercio, y que tuvo su contraparte en la ciudad de Huari, emplazada en las cercanías del Océano Pacífico. La cultura Tiahuanaco fue una civilización preincaica que durante su período de mayor expansión se distribuía en parte de lo que ahora son Bolivia, Chile y Perú. Comprendía casi todo el altiplano denominado meseta del Collao hasta la costa del océano Pacífico por el oeste y el chapare por el este. Su capital y principal centro religioso fue la ciudad de Tiwanaku, ubicado en las riberas del río Tiwanaku en el actual departamento de La Paz en Bolivia. Otras potencias relevantes a lo largo de la historia del mundo andino, son el reino de los Moche, Paracas, Nazca y Chimú. La influencia cultural andina rebasó todo esto, llegado a  las actuales fronteras peruanas, y se esparció hacia Chile en una dirección, y hacia Colombia en la otra.  En Chile surgieron culturas urbanas tales como la de los atacameños y los diaguitas. En Colombia, por su parte, prosperó la cultura de los muiscas, que pronto se reunieron en señoríos militares, siendo el del Zipa de Bacatá el más poderoso de todos.
En el siglo XV, en el Valle del Cuzco, se consolidó el poder militar de los quechuas. Su rey el Inca Pachacútec, que salvó a Cuzco de ser conquistada por los Chancas en 1438, emprendió una larga serie de guerras contra los reinos vecinos, sentando así las bases del Imperio inca; su labor no sólo fue militar, sino que también se dedicó a construir fortalezas y organizar la administración y la religión, creando para esto último el templo de Cori cancha. El orden fundado por Viracocha resistió casi un siglo entero, hasta que en 1527, la guerra civil azotó al Imperio inca, enfrentando dos núcleos imperiales: Quito, al norte, y Cuzco al sur.
La  original razón de mi elección de viajar al Antiguo Perú que tenía que ver con la interesante manera de contar mediante los llamados  Quipos, y realmente yo quería tener la oportunidad de arribar a un tiempo tranquilo  más o menos cultural, por decir algo y de poder tener la oportunidad de entrevistarme con las personas encargadas de preparar y manejar los famosos Quipus, más no fue así porque llegue en momentos de guerra y de conflicto.
 Antes de proseguir debo aclarar algo prioritario.  Junto con las facultades de poder regresar en el tiempo y espacio,  así mismo se me concedió el poder hablar las lenguas o  el idioma de la gente que alternaría y de vestirme a la usanza de la época, y de tener el  corte del cabello de ellos de tal manera de poder pasar desapercibido cuando tuviera que convivir con ellos, y  si bien mi apariencia seria igual al de ellos,  igual no estaría libre de las enfermedades y peligros.
Lo que si mantendría mi intelecto para comprender los componentes de su civilización y de aceptar su manera de vivir, por mas diferente que fueran  de la mía, siglos adelante.
Se me prohibió, vía de ser mi primer y último viaje, el de criticar, aconsejar o sugerir, cualquier forma de pensamiento, ajeno al de ellos y que no fueran originados por ellos mismos; porque  a la historia  le es imposible  por si misma de  poder cambiar el devenir de los sucesos.
Me dirigí a mi estudio convertido  ahora en mi personal aeropuerto y emprendí el retorno.
Cuando desperté tenia ante mis ojos un panorama asombroso, era muy temprano, y estaba sentado a lo que me parecía una especie de trocha o camino empedrado solo por partes, y en un lado tenia a la montaña y por el otro un precipicio de más de 500 metros, del cual suponía  que abajo debía de haber un valle, mas caminando un poco adelante, descarte esta opción, al oír a lo lejos el estruendo de las aguas de un rio no muy caudaloso. Me pare con cuidado unos metros  atrás del borde del abismo para apreciar el encanto de esa naturaleza con plantas de cactus con sus tunas verdes y amarillas, Como el viaje no resulto nada cansador, estaba con toda la energía para caminar a donde  este camino me pudiera llevar, sobre todo después de semejante desayuno que me había tomado, como si el planeta estaría por desplomarse. Pero me detuve de mi asombro y me di cuenta que no tenía la mínima idea de donde estaba en términos geográficos, ni tampoco sabía  el tiempo exacto donde había ido a parar.
Decidí buscar en mi bolsa tejida  no de  lana  de alpaca sino de lana de guanaco, si no me había olvidado de traer mi brújula, ya que últimamente andaba más olvidadizo, olvidándome de lo que me había olvidado, pero no, metí la mano y la pude tocar y di un suspiro de alivio. Reaccione luego y me di cuenta que por el momento no me serviría ya que no tenia referencias para guiarme, porque estaba solamente en ese camino sintiendo el frio del lugar. Ahora decidí continuar por la trocha, ¿pero en qué dirección, subiría o bajaría por el remedo de camino? Decidí subir en vez de bajar. Me pareció lógica mi elección, que pese a ser más cansador subir que bajar, el ruido que hacia el rio al rodar las piedras me sugería que por motivos de seguridad, la gente habitaría en las zonas altas en vez de las bajas por estar estas  mas descubiertas. Así que emprendí la subida por lo que parecía una trocha más que camino y me pareció que los que transitaban por esos lugares lo habían hecho. Una de las bases del éxito imperial incaico fue la eficiente construcción de casi 28,000 kilómetros  de caminos y puentes que unían a la capital con las diversas zonas. Los chasquis eran mensajeros cuya misión consistía en llevar órdenes del Inca y noticias a todas las regiones del imperio. Corrían largas distancias y tenían un sistema de relevos en el que se pasaban los quipus, que eran instrumentos compuestos de nudos de distintos colores y formas para llevar la contabilidad y conservar las tradiciones y mantener informado todo el imperio. Era probable que esta senda  fuera una de las rutas de ellos, y yo rogaba que fuera, ya que de ser así podría encontrarme con  un Tambo, que ellos usan para  descansar y donde almacenaban provisiones y comida.  Seguí caminando y me puse a pensar que nombre me pondría cuando me encuentre con los habitantes  y eventuales transeúntes. Escogí “Purik” que significa caminante en la lengua quechua, y  recordando mis estudios previos al viaje, reflexione que había regresado al siglo 15 algo más de 1,500 después de Cristo. Tuve suerte porque esta trocha era camino de los chasquis porque a lo lejos divise una especie de choza y que resulto ser un tambo. Ya estaba cerca la noche cuando llegue a este aposento, y encontré agua en unas vasijas de cerámica bien  cerradas y protegidas, carne   seca de llama  o charqui, habas y maíz  secos para remojar, una cocina de piedra con leña seca, un lecho de paja. Me reí de contento en este lugar y le di gracias a Dios. Dormí  muy bien, pese a que afuera llovía y hacia mucho frio.
La despertada si no fue muy agradable, porque en lugar de recibir un beso de mi amada, recibí un palazo en la mitra que casi me puso a dormir de nuevo, y al abrir mis ojos vi a un indio de corta estatura que se parecía al ropero de mi tía Antonia. El chato estaba a punto de zamparme otro golpe, con lo que mi viaje se iba a quedar en solo la introducción. Así que le grite!! ima nispataq Maqay que significa ¿Por qué me pegas? Y me trate de levantar del lecho, pero no pude, porque me detuvo con tal fuerza, como si las tenazas de un cangrejo gigante  me abrazaran. Cuando el indio vio que me tenia dominado, entonces mirándome fijamente  hizo una mueca con la cara como diciendo ¡si te mueves   te reviento! Yo le entendí. Luego fue soltándome con cuidado de que yo lo atacara, y al ver mi pasividad, se paro y se fue a una esquina del tambo, se paro con los brazos cruzados y pregunto: ¿Maymantataq hamunki?, lo cual es: de dónde vienes.
La pregunta me sorprendió, porque no me pregunto quién eres, por lo que para él era uno más de ellos pero foráneo, lo cual me tranquilizó, mas  y como es obvio no podía decirle que en realidad venia de muy, pero de muy lejos. Lo observe más tranquilo cuando le dije que venía de  Ariquipay. El asintió la cabeza, y me di cuenta que sabía de  dónde venía, ya que esa zona pertenece a uno de los suyos más pequeños del imperio llamado Ontisuyo.
Luego le dije que me llamaba “Purik” y otra vez asintió la cabeza, dándome a entender que sabía el significado. Luego me dijo, yo me llamo “Kinti Kenti” porque soy pequeño. En este momento pudimos conversar fluidamente gracias al don que se me había otorgado de hablar su lengua.
Luego me dijo: -estamos en medio de una guerra y yo creí  que eras uno de los guerreros chancas que en este momento asedian el Cuzco para tomar la ciudad y derribar nuestro imperio.
Luego me confesó que era un joven Amauta que por las circunstancias del conflicto tenía otras funciones militares. Me quede perplejo de saber que tenia ante mis ojos a un joven maestro de la cultura incaica .Luego me dijo-disculpa el palazo que te di-y yo con la cabeza aun adolorida le respondí-soy cabeza dura y ya me pasara. Ya no nos separaríamos por un buen tiempo y decidimos regresar juntos para ayudar allá a resistir  el asedio de  los chancas.
El preparo un mate de coca y aso al carbón unos choclos que había recogido, y los comimos con la carne  seca de llama que me resulto una delicia. Aun era temprano, ya que las cosas habían sucedido muy rápido, y  Kinty dijo que saldríamos temprano al alba. Pasadas unas horas de haber descansado, decidió contarme lo que estaba sucediendo con todos los detalles, así que me senté a su costado presto a enterarme de los acontecimientos previos y actuales de la guerra contra los chancas y empezó diciendo: ¿Sabes quienes son los chancas?  Yo le dije que había escuchado de ellos en mi tierra, pero lo que si sabía es  de que eran los eternos enemigos pero que siempre estaban dominados por el incanato. El asintió de nuevo la cabeza, y agrego - me temo que ya no podamos detenerlos por mucho tiempo. Y continuo -ellos siempre vivieron esparcidos en una parte de  nuestro suyo conocido como Colla suyo  (Y por lo que me explico parece que se refería a los actuales departamentos de Apurímac y Huancavelica. Continuo diciendo que los chancas tenían un modo de vida rural, y estaban organizados en pequeñas poblaciones dispersas y situadas principalmente en los cerros con sus campos de cultivo a base de andenes en las partes bajas y también entre elevaciones que van desde  1,500 a 3,800 metros. Sus asentamientos están generalmente amurallados. El continuo su interesante charla agregando que los chancas eran en realidad un conjunto de pueblos que se hallaban en continuas disputas, y no tienen  una unidad política de gobierno centralizado bajo un líder regional, salvo en tiempos de guerra, mas si tenían, agrego, su sistemas de Ayllus. Agrego luego de una pausa-los chancas son los rivales consuetudinarios de nuestros incas. Luego acoto, hoy estamos peleando  para recuperar  una gran  parte el Cuzco de las huestes chancas, gracias al esfuerzo  de nuestro actual  jefe militar y soberano Cusi Yupanqui. 
Luego añadió, - lo que sucedió con Yaguar Huaca fue lamentable y ahora estamos pagando las consecuencias. Esto fue lo que paso, me dijo mirándome a los ojos y observe en ellos su pena y rencor, y el prosiguió diciendo: Los chancas hicieron sacrificios y ceremonias en Apurímac y fueron arengados por Astu Huaraca su jefe de turno, y un grupo al mando de Malma  e Irapa, se dirigió al Condedesuyo, llegando inclusive hasta Chacas; otro grupo liderado por Yana Vilca marcho al Anti suyo, sojuzgando las tierras de los chiri guanos; un tercer grupo conducido por Tomay  y Asto Huaraca y además del negociador Huamán Huaraca se lanzaron a la conquista del Cuzco.
Viracocha  y el Inca Urco, conjuntamente con un nutrido grupo de la nobleza cuzqueña, cedieron  a las pretensiones de los chancas y prácticamente entregaron  una parte  del  Cuzco.
Kinty agrego con una  notoria muestra de vergüenza y fastidio, lo que lo llevo a levantar la voz e intensidad de su relato, diciendo- debo retroceder un poco más para contarles algo más que me llena de vergüenza, y retomo su relato: Hatun Tópac , después llamado Huira cocha Inca (quechua:Wiraqucha Inqa, 'el Inca de Huira cocha'), fue el octavo gobernante del señorío inca. Tomó ese nombre de Viracocha Inca porque aseguró haber tenido un sueño divino con el dios Viracocha.
Durante su gobierno conquistó algunos señoríos, hizo algunas obras en la capital (Cusco) y en las pocas provincias que había.  Aceptó la rendición y entrega de Cuzco ante una embajada Chanca y escapó con sus hijos preferidos, esposas y sirvientes.
Tras el asesinato de Yaguar  Huáca fue difícil escoger a un heredero pues muchos de sus hermanos e hijos fueron muertos a su lado.
No fue hijo de Yaguar Huácaca, sin embargo fue presentado como tal porque pertenecía a la misma dinastía de su antecesor: los Hanan.
Conquistó los señoríos de Yucay y Calca, ahí en Calca construyó su propio palacio. Recibió ataques constantes de los Ayamarcas y  Guaya marcas que logró sofocar exitosamente.
Mejoró la agricultura y los abastecimientos incas. Amplió las arboledas y la producción textil, implantó los tocapus (figuras geométricas en la ropa de los nobles).
Viajó al reino Aimara dejando como inca  (vice-gobernante) a su hijo preferido: Inca Urco. Y al retornar decidió vivir en su palacio de Calca para estar permanentemente con Curi Chulpi, su  segunda esposa  a quien amaba fervientemente más que a ninguna otra.
Durante su gobierno, los poderosos Chancas le enviaron dos emisarios pidiendo su rendición y entrega incondicional de sus dominios, incluyendo Cusco, este aceptó y escapó a Chita junto a sus sirvientes, esposas e hijos.
Tras su rendición e huida junto con su hijo Inca Urco, abandona al Cusco generando incertidumbre y confusiones, ya que  su huida y rendición fueron inesperadas.
Kinty termino su relato y me dijo eufóricamente, ¡! Ahora Cusi Yupanqui, que es otro hijo de Viracocha lidera la resistencia!! , con el auxilio de Vilca Quirao, ApoQuuiescachi, Urco Guaranga, y  yo que se me encargo de convencer a otras comarcas vecinas para acudir en ayuda militar a cambio de darles muchos privilegios si derrotamos y expulsamos del Cuzco a los miserables chancas. De regreso al Cuzco, después de haber conseguido la ayuda que se me encomendó, al entrar a este Tambo, me encontré contigo, y si nuestros dioses te han puesto en mi camino ahora, debe ser para que no esté solo en mi retorno y nos ayudes en la resistencia del Cuzco del invasor.
Después que Kinty termino de hablar y se movió para tomar un poco de agua, yo me quede asombrado de lo que había escuchado, y perplejo por no decir angustiado, de que en cosa de 10 días, que demoraría nuestra ida al Cuzco, estaría peleando al lado de Kinti.
Decidimos ir abañarnos a las aguas termales ya que nos encontrábamos en la zona de Yaku  Rupha, ósea  de Aguas Calientes. Kinti  decidió  también de que saldríamos temprano al amanecer del otro día, Regresamos de bañarnos en estas fantásticas pozas de aguas calientes y medicinales. Era increíble el contraste de sumergirse en esas aguas calientes, en medio de un ambiente muy frio, por lo que había que mantenerse sumergido el cuerpo y solo con el cuello afuera para no morirse de frio.  A 50 metros discurría un rio con aguas  heladas. Pero las aguas calientes de las pozas provenían de dentro de la montaña, y no me parecía que hubiera ningún volcán cerca que justifique el calor de dichas aguas termales.
Nos despertamos al amanecer y salimos rumbo al Cuzco. Kinti conocía muy bien el camino  cual avanzamos en un inicio montados en dos mulas   solo por casi dos días y medio, ya que  el camino se volvió muy tortuoso llovía mucho por lo que  nos podíamos desbarrancar con mulas y todo . Ahora había que abandonar a los animales y empezar a andar con cuidado por esta especie de bosque pero de ceja de montaña, lo cual en partes   no era tan difícil de caminar. Ya habíamos caminado otros cinco días más, disfrutando yo de las increíbles vistas de paisajes, de las montañas, plantas, de los increíbles  amaneceres con el susurro de las aves, y también de los apoteósicos atardeceres llenos de paz. Kinti que siempre iba unos metros delante de mí se paro y espero que yo lo alcanzara, y me dijo-Purik,- hasta ahora solo nos hemos preocupado del camino, para avanzar sin lastimarnos, pero a partir de ahora debemos de estar alertas de que  nos vayan a encontrar un grupo de guerreros chancas que nunca van solos.
Los dos cargábamos al hombro una especie de mochilas que eran  realidad  unas bolsas tejidas y muy bien hechas, donde aparte de cargar algo de víveres, llevamos unas hachas y al cinto  cada uno un  gran machete que  Kinti tenía en el tambo los cual había afilado tan bien que se podía pelar con facilidad hasta un melón. Luego de alertarme dijo-conozco una manera de poder ahorrarnos hasta dos días de camino- ¿Y cuál es esa ruta? Le pregunté,  a lo que él con una sonrisa burlona me contesto- muy suelto de huesos,-  es muy  fácil, cruzaremos la montaña y pasaremos al otro lado usando unos puentes colgantes de sogas, que si bien ya nadie los usa por estar algo descuidados nosotros lo usaremos dada la premura por llegar  rápido al Cuzco-.
Cuando mi cerebro proceso lo que acababa de escuchar, mi cuerpo no podía parar de temblar, al darse cuenta de que caminaría a través de unas tablas amarradas con sogas, en un puente colgante que se oscilaba con el viento, a por lo menos 900 metros de altura, y que yo sufría de vértigos por la altura
Me puse pálido, y Kinti me pregunto-¿Purik, te sientes bien? -le respondí que solo estaba algo cansado y que por eso me había sentado en el suelo, pero la verdad es que estaba aterrado con la tarea que se me avecinaba. Y Kinty me lo mostro señalándome con su brazo extendido el puente colgante, el cual al verlo pensé con recelo si valía la pena arriesgar la vida por ganar solo unas 60 horas, pero en fin no me quedaba otra  sino seguir a Kinti  porque él sabía lo que hacía y la verdad que yo confiaba en el por su empuje y conocimientos. Él noto mi angustia y me dio ánimos diciendo-vamos Purik, no te aflijas que yo sé lo que hago y te ayudare a pasar. Entonces aproveche para decirle que la realidad es que me estaba pelando de miedo de cruzar ese puente por mi horror a la altura. Kinti soltó la carcajada, y no podía creer lo que yo le decía a manera de convencerlo de que nos olvidemos de esta loca idea, entonces me agarro de los brazos y mirándome me dijo –Purik, lo siento, pero yo debo de llegar al Cuzco antes de que los aliados que he contactado lleguen primero que yo, y Cusi Yupanqui crea que llegan más enemigos- ¿lo entiendes ahora amigo? Claro que tú puedes desistir y regresar si lo quieres, pero he visto en ti ciertas aptitudes que nos serán de beneficio para mi pueblo. Y agrego, yo te ayudare a cruzarlo, y te pondrás este chullo con el cual te taparas los ojos y  yo seré quien te guiara para que no pises en falso y nos caigamos los dos; así que siempre miraras el cielo y solo hacia adelante y nunca miraras abajo. Yo le dije-Kinti, sin ti no podre cruzarlo y confió que lo lograremos, porque me parece que la férrea voluntad y los desafíos nos es común a ambos. Yo me quede pensando acerca de que cualidades había visto en mi para considerarme útil para sus propósitos, quizás más adelante lo sabría. Por otra parte de aptitudes bélicas o de lucha era un inexperto, y mis estudios secundarios en un colegio militar, de muy poco me ayudarían. Así que me dije a mi mismo-Purik. Este hombre es un Amauta,-  síguelo sin miedo.
Pasada cerca de otra hora más teníamos este extraordinario y temeroso puente de sogas con pequeñas tablas de madera a manera de pazos todos amarrados. En un momento como un flash de una cámara fotográfica vi  en mi mente el gran puente de Sídney, sobre el mar  construido hace un siglo, con estructuras de acero y fierro, de muchas toneladas de peso, para unir dos secciones de la ciudad, y por donde pasa el tren y muchos vehículos. Pero este puente unía a dos montañas nada menos, construido quizás en el siglo 15, también colgante; ¿Cómo pudieron hacerlo? Creo que su secreto está escondido en la historia de este gran imperio, y sé que no podremos encontrarlo. Y menos les creo a esos “historiadores” que fabrican documentales para la televisión, que muchas veces quieren hacernos creer sus invenciones o fantasías como realidades.
Tal como dijo Kinti, me dio el chullo, yo me asegure que mis ojotas estuvieran limpias de barro, y me puse a orar para que mi Señor nos cuidara de una caída fatal. Kinti entro primero con la experiencia de haberlo hecho en otras ocasiones.  Yo  lo seguí  agarrándolo para mantener el equilibrio, pero dejándolo más o menos libre, de tal manera de que me pudiera guiar; además me había advertido de que las pisadas debían ser firmes y en el centro de las tablas para que la peso y presión de nuestros cuerpos mantenga al puente en una posición paralela, y además nuestro caminar debía ser conjunto, lento y armonioso, para poder cruzarlo en 45 minutos, y termino  adviniéndome de que no me confiara de las sogas que sirven como pasamanos, porque ya no están en buen estado, por lo que me sugería que las jalara un poco antes de agarrarlas pero sin tirar de ellas con fuerza. Lo que me dijo con intensión de aliento y ayuda, en realidad me puso más nervioso, pero él no lo noto porque ya oraba con mayor intensidad y me tranquilice.
Yo caminaba como Kinti me había dicho a  sin  estorbarlo  y el  siempre adelante, y yo atento a sus pisadas para seguirlo con la mirada solo adelante, y así fuimos avanzando, haciendo pausas, porque el puente colgante oscilaba por el viento y nuestro peso. Y cada vez que yo pisaba la tabla y daba un paso adelante, sentía que sería mi último paso, pero allí iba yo. Al paso de Kinti las tablas respondían bien, pero a mi paso siempre parecía que se iban a desatar, y así ocurrió dos veces en que las tablas se desataron y cayeron al hondo del valle. En las dos oportunidades hice como Kinti me dijo y no me fui al vacio porque solo pisaba como probando si las maderas estaban bien para luego dar el paso de avanzada. Ya había pasado una hora y solo estábamos a mitad de camino gracias a mí que no me atrevía a ir más rápido por la fobia a la altura, aunque ganas no me faltaban para correr y terminar con este suplicio.
Para remate empezó a llover, y le dije a Kinti- compañero hasta aquí llego yo, así que sigue tu camino y que te vaya bien. Kinti me grito fuerte- o vamos juntos o yo también me quedo acá, y pronto nos caeremos al precipicio si no avanzamos ahora ¡YA! El agua ayudara a las sogas que están resecas a estirarse mejor sin romperse, créeme por favor ¡Purik!
Reaccione a sus palabras y renovamos de nuevo la caminata por las tablas y me agarraba de las sogas del pasamano y los dos aceleramos un poco el paso y por fin llegamos al final del puente, pero había todavía  había que caminar con extremo cuidado porque solo había una  gran roca de  más de un  metro y medio de ancho y de cinco metros de largo, con precipicios a ambos lados
Acá también pensaba otra vez  que era mi último día, pero Kinti me agarro y pudimos pasar al otro lado de la montaña. Ya en tierra firme y segura nos abrazamos muy contentos, y Kinti me  dijo-Purik me has mostrado tu valentía y deseos de ir conmigo al Cuzco, porque  nadie que sufre de vértigos por la altura como tu puede haber hecho esto.  No le conteste nada y solo le di un apretón de manos y me relaje sabiendo que no regresaría mas por acá ni mucho menos usar de nuevo este puente de locura.
Kinti me dijo-de cierto que algunos grupos de de los chancas nos deben de haber nos visto, pero nunca nos alcanzaran por lo que hemos cruzado a  esta otra montaña,-  y ahora si estamos muy cerca de la ciudad del Cuzco.
Como ya habíamos llegado a las afueras de la ciudad notamos que aun los chancas no habían bajado  aun de los cerros que rodea la ciudad para atacarla. Kinti estaba ansioso por ver aCusi Yupanqui, para contarle que la ayuda que había pedido  resultado  exitosa, ya que venían  en ayuda guerreros del señoríos de Yucay y Calca, también venían los Ayamarcas y Guayamarcas que ya eran aliados después de muchas rivalidades en el pasado; también  venia n un grupo guerrero de la zona de Aguas Calientes, y por ultimo venia mucha gente de los pueblos situados  en el área  del rio Urubamba, así como muchos hombres de las alturas del mismo lugar.
Y lo estratégico de esto, es de que todos arribarían en el curso de esta noche, para estar listos para pelear si los chancas decidieran mañana atacarnos.
Nos dirigimos a la casa que Cusi Yupanqui tenia rodeado de sus guardas y asesores militares, y pasamos por un lugar en las afueras del pueblo donde  habían grandes rocas esculpidas, y  la más interesante era una  de piedra caliza, cortada en gradientes y con un saliente, como el pedestal de una estatua con la figura de un animal. Pasamos también por un largo acueducto construido por las comunidades indígenas, y también cruzamos la increíble distribución de los conductos de agua al aire libre. Por un momento reflexione de que la palabra acueducto como la conocemos tiene su origen, en el antiguo imperio romano, Aquaeductus (Aqvaedvctvs)  y era la forma habitual con la que se designaba a un conducto que transportara agua, no importando si era a través de un canal, un puente, una galería o de una cañería. Pero acá era al aire libre.

Llegamos al edificio donde Cusi Yupanqui organizaba la resistencia, y la gente al ver a Kinti le  abrieron paso para que entre a la casa y yo de zampón. Se le mando avisar que Kinti deseaba verlo, y se le dijo que esperara unos momentos. En realidad, se tardo un buen rato, y mientras esperábamos Kinti me dijo-mira Purik, tu labor inmediata será que reúnas a toda la ayuda de guerreros y hombres de campo que estarán esta noche, para que sea el frente segundo en la resistencia, ya que al frente estará nuestros guerreros. Tú tienes que recibirlos y alojarlos donde Cusi lo designa después de hablar con nosotros- ¿con nosotros? Le aclare. Si contesto porque tú ya eres parte de nuestros aliados, así hayas venido  desde  lejos, a lo que me sonríe por dentro. En eso apareció Cusi Yupanqui. Venia rodeado de sus guardas y asesores; era de mediana estatura, típico  andino, de no muy refinada apariencia, y se le veía ansioso porque no paraba de moverse, sin experiencia de gobierno, y se le veía mas como líder militar que como el inca que resultaría ser si derrotaba a los Chancas. El solo hablaba con Kinti  ignorándome  por ser un intruso.
Le comunico a Kinti el lugar específico donde albergaría a todas las fuerzas de ayuda. Y el Cuzco  no  era una ciudad muy poblada  En el apogeo del Tawantinsuyo debe haber tenido entre 225 a 300 mil habitantes. Así que solo esperaba que  en la lucha participara varios    miles nada más.
Tal como Kinty me ordeno, recibí a todas las delegaciones las cuales muchas ya habían llegado con anticipación y otras llegaron al atardecer. Enseguida todas se desplazaron en la parte central de la ciudad, escondidas dentro las casas de los barrios, como para pasar desapercibidos.
Muy temprano  al día siguiente, el ataque no se hizo esperar y los Chancas bajaron por el cerro Carmenca hacia el centro de la ciudad y tal como Cusi Yupanqui había ordenado, los invasores chocaron primeramente con un frente de hombres guerreros muy bien preparados, con la ventaja de estar esperándolos muy bien armados con hachas, lanzas y machetes, de tal suerte que en su primer intento de penetrar por el centro ,  cayeron entre muertos y heridos como 300 indios chancas y murieron  cerca de 50 guerreros locales . Esta gran pelea casi duro hasta el medio día, en que los sobrevivientes chancas escaparon y regresaron a su campamento.
Mientras tanto las fuerzas auxiliares de apoyo permanecieron ocultas para defender en el momento oportuno. Como  la geografía que rodeaba al Cuzco le era favorable, los Chancas tenían que regresar por el mismo cerro o arriesgarse de avanzar por la parte descampada, y ser fácilmente bloqueados. Como fue solo un ataque de observación lo que hicieron antes y se retiraron a su campamento, ahora si las fuerzas cusqueñas esperaban el gran ataque con toda la fuerza que  los chancas disponían. Y otra vez de madrugada, atacaron los Chancas por segunda vez, y volvieron por el mismo cerro, pero ahora si atacaron con todo su contingente de varios miles, y la lucha fue muy sangrienta y feroz porque se trataba de una lucha de cuerpo a cuerpo. Los cuzqueños no pudieron evitar que los Chancas ingresaran prácticamente a las estrechas calles de la ciudad, y mientras los invasores seguían peleando  afuera de la ciudad, Cusi Yupanqui dio la orden para qua las fuerzas de apoyo que eran en un número de 1, 900 personas  bien armadas, salieran a defender la ciudad. La resistencia fue casa por casa. Los Chancas se sorprendieron   de encontrar más guerreros y los propios residentes. De esta manera Cusi Yupanqui los ataco por el frente  y cuando entraron a las calles los encerraron, de tal manera que eran atacados por dos frentes. Hubo feroces encuentros en todos los barrios especialmente en el barrio Choccoscochona cuyos residentes se defendían ejemplarmente, así mismo  a una valerosa mujer llamada Chañan Curycoca n  lidero la retirada de los Chancas de todo su barrio. Al final esos dos frentes se convirtieron en cuatro frentes, y ante la furia de los cusqueños  los invasores tuvieron que retroceder, dejando tirados en el suelo  los ídolos y estandartes de Uscovilca y Ancovilca. Los Chancas huyeron hacia  Icho pampa, siendo perseguidos por los cuzqueños. Sé gano la batalla.
Yupanqui ordeno fabricar parches para tambores de las barrigas de los Chancas, así como banquetas de tambor y flautas de sus huesos.
Entonces Yupanqui fue a Yucay, en busca de su padre llevándole los presentes de guerra, pero fueron rechazados y pisoteados por Huira cocha, quien hubiera preferido que Urco fuera el vencedor contra los Chancas.
A su regreso al Cuzco, Kinti y yo estábamos en el centro de la plaza de la ciudad observando cómo  Cusi Yupanqui era proclamado Inca, cambiando su nombre por el de Pachacutec, que significa cataclismo o que remueve el mundo. Su primera orden fue que Inca Urco estaba impedido de ingresar a la ciudad, e incluso vimos como su propia mujer lo dejo para vivir con Pachacutec.
Yo. Purik, en la grandiosidad de la ceremonia, reflexione sobre el nombre escogido por Cusi Yupanqui, y mire a Kinty y en mi mente le dije-si supieras amigo como este hombre cambio, mejoro y expandió este  gran imperio, y el nombre escogido  resulto ser un presagio de la futura labor que realizo, y que tu disfrutaras en tu vida.
Ahora llegaba el fin  para mí, así que terminada la ceremonia lo abrase y le dije-ya es tiempo para mí  de regresar, porque seguro que en mi casa me necesitan, pero él me rogo que me hospedara en su casa por unos días, para poder conversar de asuntos positivos, culturales, y espirituales, que si valen la pena y no de guerras y tragedias.
No pude resistir la tentación a semejante invitación aceptándola, y pese a que la palabrita qué pronuncio-espirituales- me subyugo, también  recordé mi promesa dada como condición a mi viaje, de no interferir en su cultura, porque la historia sigue su curso así como el devenir de los sucesos.
Con afecto,
Ruben