Serie:
Mis viajes hacia atrás
Yo ya había estado antes en Egipto e
impresionado por la hermosa arquitectura de Alejandría, Menfis, Tebas y Ramsés.
Y al observar esta ciudad daba la impresión como si fuera una
ciudad inconclusa debido a lo extenso de las obras de construcción inacabables. Yo estaba frente la gran urbe que estaba
creando Herodes el Grande en su apasionado y obsesivo afán por el urbanismo y
las grandes construcciones. Por lo menos desde el año 20 ó 19 a. C. es cuando comienza a construirse el templo, y probablemente ya varios años antes, el rey
había planificado una nueva y grandiosa Jerusalén, disponiendo al efecto de
abundantes recursos materiales y de personal técnico especializado para llevar
a cabo la gran empresa.
En aquel tiempo Galilea era un pequeño reino
vasallo de Roma, que estaba gobernado por uno de los hijos de Herodes el
Grande, llamado Antipas. Era una región relativamente próspera, pero sometida a
enormes presiones desde el punto de vista económico y social.
Jesús era judío, y como tal tenía una especial
relación con Jerusalén, la ciudad santa, donde se encontraba el Templo al que
los judíos acudían en peregrinación para dar culto a Dios. Jerusalén es también
muy importante en la vida de Jesús, porque fue allí donde murió.
Me interesaba conocer cómo eran las cosas entonces,
porque de otra manera estaría proyectando continuamente mi forma de ver la vida sobre aquel extraordinario judío que vivió hace dos mil
años en una región muy distante y en una cultura muy diferente a la mía.
Cuando Herodes el Grande accedió al
trono, Jerusalén tenía ya un buen sistema de defensas, que había sido bien
reconstruido por los reyes asmoneos, principalmente por Juan Hircano, hacía
algo menos de cien años. El Monte del Templo y el Ofel con su prolongación
hacia el sur tenían ya su vieja muralla que les rodeaba por todos lados. La
vaguada del Tyropéon y la Ciudad Alta
que en un tiempo lejano formaron parte de la urbe habían sido recuperadas y
unidas con una nueva y magnífica
muralla. A Herodes sólo le faltaba por resolver el problema de defender la zona
norte, por donde se había extendido ya un nuevo barrió, llamado Mishneh, así
como embellecer y rematar el resto de los muros. Es cierto que Herodes el Grande
murió el sin haber concluido todo su plan, y
se apreciaba al entrar a la ciudad
que por ejemplo, las obras del templo aun todavía noestaban bastante avanzadas.
Entramos a la ciudad en las dos carretas y todos estábamos contentos y entusiasmados
de ver la cantidad de gente que transitaba por sus calles debido a la gran
peregrinación que tenía lugar para celebrar la pascua en esta importante
ciudad. Adiv comento que era muy posible que la población de la ciudad en ese momento fuera algo de 90 mil personas. Yo le dije que así me
parecía dado el gran tumulto en sus calles, con gente que iba y venía, los
gritos de los vendedores, los animales de carga llenos de mercancías, los
fariseos que estaban por todas partes
haciendo las veces de policías religiosos, las fondas estaban llenas, los
aposentos para los animales estaban igual de llenos .En el camino por la búsqueda de
hospedaje para todos nosotros, vimos el recinto amurallado de la ciudad. José y
María tenían familiares y amigos en esta ciudad, por lo que en esta ocasión nos
alojaríamos nosotros en la casa de Elizabeth, y Adiv y los suyos en las casas
de sus familiares. Ambas casas no estaban muy distantes una de la otra por lo que siempre estaríamos
juntos para acudir a las actividades de la fiesta pascual.
Me llamo la atención que había una toalla colgada en el portal de algunas casas, y María me dijo que era signo que
todavía tenían lugar para alojar a
algunos peregrinos.
Estaba muy contento de poder estar con el
joven Jesús así como su primo Juan (el futuro Juan el bautista). No podía
contener la emoción de tener a estos dos jóvenes delante de mí y me puse a
cantar el salmo 23, José paro la carreta que guiaba y me dijo-, ¿sabes lo que
cantas? Si le respondí, porque Jahue es también mi Dios y leo siempre los
salmos de David. -¿y también hablas arameo? –cada día que te conozco más me sorprendes mas Hadid, Yo guarde silencio.
Como yo era un apasionado viajero
deseoso de conocer culturas y pueblos diferentes, tomaba notas en griego de
todo lo que veía. Comprobé lo que Flavio Josefo decía acerca de Jerusalén, que
con el nombre de Muro I designa el antiguo recinto, mientras que a la nueva
muralla herodiana del norte es la llamada
Muro II. Esta parte de la Puerta llamada
Gennath del Muro I, cerca del Palacio de Herodes, y desde aquí se dirige hacia la Torre Antonia en el ángulo noroeste
del templo. Aunque el historiador no lo dice de forma expresa, yo vi que esta muralla no seguía una línea recta,
sino que hacía un recorrido envolvente para de esta manera poder abarcar todo
el barrio nuevo, y esta muralla llegaba por el norte hasta la Puerta de Damasco,
y aunque ya abundaban las casas en
algunas zonas extramuros de la Muralla II. El recorrido total del recinto
urbano en su parte externa era de unos 5 Km., lo que supone un área de
extensión de la ciudad de aproximadamente unas 100 has.
En otro momento conversaba con Adiv Adiv me
conto que La Pascua era otra de las
fiestas que implicaba una peregrinación a Jerusalén. Sus fundamentos
bíblicos los encontramos en textos de Exodos y Levíticos La preparación previa a la peregrinación a Jerusalén
comienza seis semanas antes de la pascua
cuando en cada plaza de pueblo de la tierra de Israel los líderes recolectan el
impuesto (de medio shekel) para luego enviarlo a Jerusalén. Este dinero ayuda a
costear los gastos de los sacrificios comunes durante el año venidero.
Adiv continuó-Te distes cuenta que en esta peregrinación las personas
se han cuidado de no caer en ninguna
impureza durante el camino. Así, por ejemplo, los cementerios que se
encuentran en la ruta están bien marcados para evitar contaminar a los
viajeros. Al mismo tiempo, se trata de mantener en orden los lugares que
posibilitaban los baños rituales y las comodidades básicas de los peregrinos.
Cada año esta peregrinación está más ordenada de acuerdo a mi experiencia de
venir todos los años. Nos despedimos porque ya debíamos ir cada quien a nuestros
aposentos Nosotros nos dirigimos a la casa de Elizabeth, ya Jesús estaba allá y
nos esperaba en la puerta junto a su primo Juan. Después de cenar y antes de
irnos a dormir aproveche un momento para hablar con estos dos primos (tremendos
personajes históricos); yo me esforzaba por comportarme de manera natural, y
los escuchaba cómo hablaban estos adolescentes. Antes de despedirnos, le
comente lo que me había dicho Avid, acerca de los peregrinos de tratar de
evitar toda contaminación, antes de la pascua. Ambos se miraron, y Juan dijo-
¡Adiv- hay muchas cosas que tienen que
cambiar! Nos fuimos a dormir, y yo en mi cama meditaba así: Y pensar que ellos
creen que yo no entiendo a que se referían. Dormí feliz como un bebe.
Amanecimos el día que empezaba festividad
del Pésaj , nombre con el que se
conoce a la Pascua judía que se origina
en la historia contada en la
Torá y para conmemorar su liberación del dominio egipcio
(aproximadamente en 1250 a. C. )Nos preparamos para iniciar el primer día de
los siete días de festividades .Esta es mi descripción de lo que observe:
“Ya en casa y la
tarde del día anterior a la Pascua preparaban y comían pan conocido como chametz.
A la mañana siguiente la mirada de los peregrinos se dirigían a lo alto del
templo donde un sacerdote tomaba un pan sacrificado (habían dos en la bandeja)
como signo indicativo de la prohibición de comer más chametz. Cuando
tomaba el segundo, era el signo que había que quemar o desmenuzar el chametz
restante para tirarlo a las fuentes o dejar que el viento se lo lleve.
Entonces era el tiempo para las mujeres de preparar y cocer el pan sin levadura
en los utensilios purificados que habían adquirido, la mayoría, en Modiin un
pueblo cercano). Al mismo tiempo se comenzaba a preparar el fuego en el horno
donde se prepararía el cordero pascual. Entonces los hombres se dirigían
al templo con el cordero para el sacrificio. La multitud era muy grande, lo que
obligaba a hacer largas filas para acceder al santo lugar. Los sacerdotes y
levitas en gran cantidad saludaban, cantaban, y tocaban trompetas de plata,
dando la bienvenida a los peregrinos. Ya próximos a una de las puertas, los
peregrinos se descalzaban y entraban en el atrio del templo para comenzar a
rodearlo en dirección este mirando al norte. Una vez rodeado accedían al sorreg(lugar de sacrificio)
a través de una pequeña cerca por la que podían entrar sólo los judíos que
habían sido purificados con las cenizas de los novillos, y no sin antes
postrarse para agradecer a Dios. Ya en el sorreg accedían por unas
puertas al patio donde se sacrificaban los corderos. Debido a la multitud,
muchas veces se tenía que esperar el turno. Dentro los levitas se encontraban
en una tarima cantando y tocando sus trompetas. Junto a ellos otros músicos
cantaban y tocaban címbalos, liras, y arpas. El ambiente era alegre y
festivo. El lugar donde se sacrificaban los corderos consistían en una fila de
medios arcos sostenidos en el suelo donde se ponía la cabeza del animal para el
degüello. Todo se hacía coordinadamente para que los sacerdotes pudiesen
pasar al lado de los animales y recoger la sangre derramada y hacerla pasar de
un jarro a otro hasta el último sacerdote que la llevaba y esparcía en la base
del altar.
Al mismo tiempo, otros sacerdotes
llevaban partes del cuerpo del animal que no se podían comer al altar de fuego
para el sacrificio. Entonces otros sacerdotes cogían el cuerpo del cordero y lo
colgaban de unos pilares de mármol para despellejarlo. Al final el
peregrino podía retirarse con el cabrito ya listo para ser preparado para la
cena pascual. Esto se hacía de inmediato al regreso de los hombres al horno
familiar ya preparado para la ocasión. El cordero no se podía cocinar ni
condimentar de ningún modo. Sólo estaba permitido el asarlo a las brasas.
Ya preparado se dejaba listo para la
cena, con mucho cuidado de no quebrar ninguno de sus huesos. Todos los miembros
de la familia y amigo se recostaban en cojines e iban cogiendo del cordero
asado, matzot, hierbas amargas, charoset y vino. El más joven se
levantaba en un momento para hacer
preguntas todas las noches, en esta sólo
se comía el cordero asado. ¿Qué hacía de esta noche una noche especial?
Que los ancianos recordaban la noche
cuando el Dios de Israel les liberó de la esclavitud de Egipto. También se
esmeraban en hacer cumplir la tradición pero como una obediencia a al Dios que
los libero de la esclavitud, y que prácticamente los convirtió en una nación
judía.
Luego
de terminar la cena, todos subían a los tejados y dando la cara al templo
agradecían a Dios al unísono. El espectáculo en Jerusalén se veía era grandioso.
Pero con esto no
ha terminado la fiesta. Después se solía
descansar durante el día, pero en el atardecer las familias salían de Jerusalén
hacia los campos para recoger con una hoz especial la primera cosecha de
cebada. Al día siguiente se les ofrecía a los sacerdotes en el templo quienes
la pasaban por el tamiz, la sacudían, y la tostaban en el mismo lugar donde dos
días antes los corderos habían sido sacrificados. Entonces un sacerdote tomaba la
cebada en una fuente y, frente al altar, se juntaba con otros dos sacerdotes,
uno vertía aceite de oliva en ella, mientras que el otro incienso (de
acuerdo Levítico 2,15).
Una vez preparado el sacrificio, el sacerdote
lo llevaba se acercaba al fuego y lo ofrecía guardando un poco para el alimento
personal y de otros sacerdotes.”
No niego que las
festividades me resultaron sobre manera interesantes, sin embargo para mí lo
que más me importaba era poder acompañar
al joven Jesús al templo, en lo que la escritura relata como él se sentó
en medio de los doctores de la ley
oyéndoles y preguntándoles.
También estaba intrigado
por ver lo que Lucas relata como un extraño episodio que le sucedió a
Jesús cuando apenas tenía 12 años. Dice así: “Los padres de Jesús iban todos
los años a Jerusalén para la fiesta de la Pascua. Cuando Jesús cumplió los 12
años subieron ellos a la fiesta, como era costumbre. Al terminar los días de la
fiesta ellos regresaron, pero el niño Jesús se quedó en Jerusalén sin que sus padres
lo supieran. Pensando que iba en la caravana, caminaron todo un día. Pero al
buscarlo entre los parientes y conocidos, no lo encontraron. Entonces se
volvieron a Jerusalén para buscarlo. Después de tres días lo hallaron en el
Templo, sentado en medio de los maestros de la Ley, escuchándolos y haciéndoles
preguntas. Todos los que lo oían estaban asombrados de su inteligencia y de sus
respuestas. Cuando sus padres lo vieron, se sorprendieron. Y su madre le dijo:
‘Hijo, ¿por qué nos has hecho esto? Tu padre y yo, angustiados, te hemos estado
buscando’. Él les contestó: ‘¿Y por qué me buscaban? ¿No sabían que es
necesario que yo esté en la Casa de mi Padre?’ Pero ellos no comprendieron
estas palabras. Entonces regresó con ellos a Nazaret, y allí vivió obedeciéndoles
en todo. Su madre guardaba todas estas cosas en su corazón. Mientras tanto,
Jesús crecía en sabiduría, en estatura y en gracia, ante Dios y ante los
hombres” (Lucas 2:41-52).
Yo se que los evangelios relatan el nacimiento de
Jesús, y el subsiguiente viaje a Egipto para librarse de la furia de Herodes
(Mateo 2:13-23). Hay una referencia general a que María y el joven Jesús
vivieron en Nazaret (2:23 Mateo; Lucas. 2:39-40). También hay un relato aislado
de la visita de José, María, y Jesús a la ciudad de Jerusalén para celebrar la
Pascua, cuándo Jesús tenía doce años de edad (Lucas 2:41-50). Después de ese
episodio, hay una laguna en la historia que cubre dieciocho años en la vida de
Cristo (desde los 12 a los 30 años).
En el siguiente
escrito estoy en condiciones de narrar mis
experiencias con Jesús en el
templo, en las sinagogas, en la propia ciudad de Jerusalén a luz del relato
evangélico de Lucas.
Ese relato, que es el único recuerdo
que se ha conservado de la adolescencia de Jesús, tiene una gran importancia en
el evangelio de Lucas, por dos razones. Primero, porque contiene las primeras
palabras pronunciadas por Jesús. Y segundo, porque esas palabras de Jesús no
son sobre ningún tema, sino que se refieren a su propia persona; y afirman que
él es el Hijo de Dios, obediente a la voluntad de su Padre que está en el
cielo.
Antes del regreso a Nazaret se me
presento una situación incómoda de
poder explicar ahora.
Con afecto
Rubén