Relatos históricos
“La historia debe ser sobretodo la pintura de un
tiempo, el retrato de una época.
Cuando esta
se limita a ser el retrato de una persona o la pintura de una época, de una
vida, solo a medias es historia”. Joseph Joubert.
La historia
secreta de cómo Alemania Oriental y la Unión Soviética construyeron el Muro de
Berlín
Patrick
Major BBC, revista History
En
represalia por los intentos de formar el estado de Alemania Occidental separado
en 1948, Stalin había explotado la posición expuesta de Berlín Occidental
cortando sus enlaces terrestres hacia el oeste.
Pero
Berlín Occidental eventualmente se convirtió en una espina permanente para la
Alemania del Este circundante. La CIA y el MI6 la usaban como base de espionaje
de avanzada; su economía atraía a decenas de miles de viajeros de Alemania
Oriental.
En
la noche del 13 de agosto de 1961, esta grieta en la Cortina de Hierro se cerró
con una brusquedad dramática.
En un abrir y cerrar de ojos
Desde
la una de la madrugada, cordones humanos de la policía fronteriza de Alemania
del Este y milicianos descendieron al límite del sector soviético para
enfrentarse a la policía de Berlín Occidental y las tropas estadounidenses,
británicas y francesas.
Derechos
de autor de la imagen Getty Images Image caption Pronto el alambra de púas fue
dando paso a estructuras de hormigón.
Grandes
depósitos de alambre de púas, así como cercas de malla y postes de concreto, se
erigieron rápidamente justo adentro del sector este, a veces hasta aprovechando
farolas y vías de tranvías soldados para hacer barreras improvisadas.
Cuatro
días más tarde, sin contramedidas occidentales, las autoridades de Alemania del
Este comenzaron a construir una estructura más permanente de bloques de cemento
y losas de hormigón: el Muro de Berlín propiamente dicho.
De
un solo golpe, la RDA había puesto fin a un éxodo humano en marcha desde 1945,
que había alcanzado proporciones epidémicas en el verano de 1961.
Apodado
por el partido Republikflucht, o "fuga de la República", uno
de cada seis del alemanes del este se habían ido al oeste, la mayoría vía
Berlín.
Ni con zanahorias
Desde
1958, las autoridades comunistas habían estado particularmente alarmadas ante
el número de médicos, profesores e ingenieros que se marchaban.
Derechos
de autor de la imagen Getty Images Image caption El muro, de súbito, comenzó a
separar a quienes había sido vecinos.
A
pesar de la política de zanahoria y palo, no lograban disuadir a los desertores
mientras mantenían la frontera abierta, como exigía el estado cuatripartito
especial de Berlín.
Desde
mayo de 1960, la Stasi, la temida policía secreta de la Alemania Oriental,
había sido reclutada pero solo había podido interceptar a uno de cada cinco.
Y
concluyeron: "Un cierre total de Berlín Occidental no es posible y por lo
tanto no se puede dejar el combate de Republikflucht a los órganos de
seguridad de la RDA solamente".
Se
necesitaba una solución más radical, que implicara un aislamiento físico de
Berlín Occidental, una válvula de una sola vía que mantuviera a los alemanes
orientales en el este, pero que no negara el acceso del occidente al oriente.
Pelea con Kennedy
Los
alemanes del Este habían contemplado en privado esta idea a lo largo de la
década de 1950, pero habían sido vetados por el hermano mayor soviético a favor
de una solución diplomática.
Derechos
de autor de la imagen Getty Images Image caption En julio de 1961, Nikita
Jruschov accedió a la petición del líder de Alemania oriental, Walter Ulbricht,
para construir una barrera física que separara Berlín.
En
mayo de 1961, el líder de Alemania Oriental, Walter Ulbricht, le solicitó
formalmente a Moscú que cerrara la frontera.
Pero
fue solo después de la confrontación del primer ministro soviético, Nikita
Jruschov, con el nuevo presidente estadounidense, John F. Kennedy, en junio,
seguida por un intransigente discurso televisado de este último, a finales de
julio, que el líder del Kremlin finalmente cedió.
La
decisión de construir un muro llegó por lo tanto última hora, y tuvo que
llevarse a cabo en secreto extremo, a fin de evitar una estampida de gente
queriendo salir.
Un anillo de hierro
Al
día siguiente del discurso de Kennedy, el 26 de julio, Jruschov le ordenó al
embajador soviético que le dijera a Ulbricht que tenían que "usar la
tensión en las relaciones internacionales para rodear Berlín con un anillo
de hierro".
"Esto
debe hacerse antes de concluir un tratado de paz".
Derechos
de autor de la imagen Getty Images Image caption Por seguridad, los británicos
colocaron en el lado occidental un alambre de púas cerca de la Puerta de
Brandemburgo.
En
efecto, el líder soviético estaba cortocircuitando la crisis diplomática que
él mismo había desencadenado en noviembre de 1958 al emitir un ultimátum a
las potencias occidentales para que desalojaran Berlín Occidental o aceptaran
un acuerdo de paz que los habría obligado a reconocer lo que consideraban un
estado títere soviético ilegítimo: la llamada "República Democrática
Alemana".
La
soberanía de la RDA le habría dado a los alemanes orientales el control directo
sobre las autopistas de tránsito entre Berlín Occidental y Alemania Occidental,
así como sobre los corredores aéreos.
Alemania
Oriental efectivamente habría podido comenzar un segundo bloqueo de Berlín.
La discreta operación rosa
El
discurso de Kennedy había dejado en claro que Estados Unidos estaba dispuesto a
ir a la guerra para defender Berlín Occidental, pero cualquier compromiso con
un Berlín Oriental abierto había brillado por su ausencia.
Implícitamente,
se le había dado mano libre a los comunistas en su sector.
Derechos
de autor de la imagen Getty Images Image caption El entonces presidente de EE.UU.,
John F. Kennedy, había dejado clara su disposición de ir a la guerra para
defender Berlín occidental.
Desde
ese punto, "la operación rosa" -el plan para cortar Berlín
Occidental- se desarrolló rápidamente bajo el más estricto secreto.
La
cadena de mando normal fue eludida, y en total sólo unos 60 funcionarios de la
RDA sabían de ella.
El
jefe de operaciones en tierra era Erich Honecker, número dos en el partido
comunista de Alemania Oriental, destinado a convertirse en líder de la RDA una
década más tarde. En 1961, era el secretario de seguridad del Politburó
responsable de la seguridad interna y militar.
El cierre de la frontera se llevaría a cabo desde un sábado
por la noche hasta el domingo por la mañana, para evitar
posibles paralizaciones en las fábricas; el partido tenía dolorosos recuerdos
de las huelgas masivas del 17 de junio de 1953.
Para
el 24 de julio, la sección de seguridad del partido había calculado que el
cierre total requeriría 27.000 días-hombre de trabajo y casi 500 toneladas de
alambre de púas.
Anillo de tanques
Los
pocos elegidos del ministerio del Interior se reunieron en la escuela de
formación del Volkspolizei, en las afueras de Berlín, bajo las órdenes de Willi
Seifert, comandante de las tropas del interior, pero también exrecluso de
Buchenwald, por lo tanto con amplia experiencia "desde dentro" de
instalaciones de máxima seguridad.
Derechos
de autor de la imagen Getty Images Image caption Solo unos pocos funcionarios
de la RDA, incluyendo al futuro líder Erich Honecker conocían los planes para
construir el muro.
Poco
a poco, los materiales para las cercas fueron secretamente trasladados a la
capital desde otras regiones fronterizas y unidades policiales. Pero no se
trataba solo una acción policial.
A
finales de julio, el jefe del Estado Mayor de las fuerzas soviéticas, el
teniente general Ariko, se reunió con su homólogo de Alemania Oriental, el
mayor general Riedel, para discutir la coordinación del "anillo de
hierro" de los tanques soviéticos y alemanes orientales que
proporcionaría una fuerza de disuasión a 1,6 kilómetros detrás las unidades de
policía.
El
ejército comenzó la planificación conspirativa en Schloß Wilkendorf, al noreste
de Berlín, donde el ministro de Defensa Heinz Hoffmann, Riedel y otros 11
oficiales trazaron los planes para una avanzada en el más estricto silencio de
radio, detallando hasta la necesidad de amortiguar los tanques.
Occidente despistado
Mantener
en secreto la operación también era importante pues había mucha especulación
sobre cuánto sabía Occidente de antemano.
Derechos
de autor de la imagen Getty Images Image caption Soviéticos y alemanes
orientales desplegaron un "anillo de hierro" con tanques en apoyo a
las obras del muro.
Los estadounidenses tenían un superespía del Kremlin, Oleg Penkovsky, que
el 9 de agosto supo de la acción inminente pero no pudo transmitir la
información hasta después del evento.
Las
estimaciones previas de inteligencia de la CIA, ya en otoño de 1957, por
ejemplo, habían predicho el posible cierre de fronteras. El Comité Conjunto de
Inteligencia británico llegó a conclusiones similares en febrero de 1959.
En
1961, sin embargo, los analistas de la CIA estaban más obsesionados con lo que
sucedería si los soviéticos intentaban repetir el bloqueo de 1948 para expulsar
a los aliados de Berlín occidental atacando las rutas de tránsito.
También
hubo informes de acaparamiento de alambre de púas, pero estos no eran nuevos y,
como con la mayoría de las evaluaciones de inteligencia, el problema era una
sobrecarga de información. Las misiones militares de los aliados
occidentales, que podían recoger inteligencia abiertamente, no encontraron
evidencia de la acción inminente.
Como
los estadounidenses informaron el 2 de agosto: "Situación en gran
medida igual que hace una semana".
El
12 de agosto, los británicos también descartaron soluciones drásticas:
"Los rusos probablemente estén más impresionados por los riesgos de
disturbios si la ruta de escape es completamente cortada que por el daño actual
a la RDA".
Una opción poco clara
La
evidencia que ha salido a la luz de fuentes de Alemania Occidental tampoco es
concluyente.
Derechos
de autor de la imagen Getty Images Image caption El canciller de Alemania
occidental, Konrad Adenauer, había sido advertido sobre la importancia que
tenía Berlín occidental para el régimen comunista del Este.
El
Bundesnachrichtendienst (BND), el servicio secreto de la República
Federal de Alemania, tenía una gran red de informantes anticomunistas en la
RDA.
Esa
red recaba información de inteligencia militar. Su jefe, Reinhard Gehlen, afirmó
en sus memorias que el BND había informado de la acción antes de que ocurriera.
Su
informe de julio de 1961 efectivamente indicaba que el cierre de las
fronteras del sector era considerado como una posibilidad real e inminente.
A
pesar de estos indicadores aparentemente amenazadores, hubo informes
contradictorios.
La
inteligencia interna de Alemania Occidental, Verfassungsschutz, le dijo
al canciller, Konrad Adenauer, que, aunque "la isla de Berlín Occidental
se ha convertido en una cuestión de vida o muerte para el régimen
comunista", unas restricciones de viaje más contundentes serían
"intolerables para toda la población".
Por
lo tanto, parece probable que la comunidad de inteligencia sabía que el
cierre de Berlín era una opción que el Este estaba sopesando y planificando
activamente, pero no estaba segura de una fecha exacta.
El momento y lugar correcto
"La
lección estratégica y táctica más importante de la exitosa acción del 13 de
agosto", como registraron sus contrapartes en la Stasi, "es la
importancia de mantener en secreto el momento en el tiempo, como un
requisito previo decisivo para más golpes exitosos contra el enemigo, en el
momento correcto y en el lugar correcto".
Antes
de una reunión de los principales líderes del bloque oriental, el 1 de agosto, Ulbricht
habló con Jruschov durante dos horas por teléfono en una conversación
descubierta hace pocos años en Moscú.
Jruschov acordaron en secreto la construcción del muro.
Después
de algunas bromas sobre el estado de la colectivización de la RDA, Khrushchev
repitió su llamado a poner "un anillo de hierro alrededor de Berlín".
"Creo
que nuestras tropas deberían poner el anillo, pero sus tropas deberían
controlarlo".
Ulbricht
estaba claramente muy preocupado por un embargo económico occidental contra la
RDA y gran parte de sus comentarios se referían la situación económica de
Alemania Oriental.
Los
dos finalmente terminaron hablando de la seguridad:
Jruschov: Leí informes originales de los
servicios secretos occidentales que estiman que las condiciones para un
levantamiento han madurado en la RDA. Ellos están usando sus propios canales
para evitar que las cosas lleguen a un levantamiento porque eso no logrará
nada. Están diciendo: no podemos ayudar y los rusos aplastarán todo con
tanques. Por lo tanto, están pidiéndole a la gente que espere hasta que las
condiciones sean adecuadas. ¿Es eso realmente cierto? No estoy seguro y estoy
basándome solamente en los informes occidentales.
Ulbricht: Tenemos información de que, de
forma lenta pero segura, reclutando desertores y organizando la resistencia, el
gobierno de Bonn está preparando las condiciones para un levantamiento que
tendrá lugar en el otoño de 1961. Vemos los métodos que usa el enemigo: la
iglesia organiza el retiro de los agricultores de los colectivos, aunque con poco
éxito; hay acciones de sabotaje... Un levantamiento no es realista, pero hay
acciones posibles que podrían causarnos un gran daño internacional.
Sin
embargo, incluso en esta etapa, Ulbricht parecía estar contemplando medidas
graduales que requerían preparación política.
"Realízalo
cuando quieras", respondió el líder del Kremlin. "Podemos coordinarlo
en cualquier momento".
Sin
embargo, estaba más inclinado a la conspiración que su homólogo de Alemania
Oriental: "Antes de la introducción del nuevo régimen fronterizo no
deberías explicar nada, ya que eso solo aumentaría el movimiento de refugiados
y podría conducir a una estampida... Te daremos una, dos semanas para que
puedas prepararte económicamente".
Derechos
de autor de la imagen Getty Images Image caption Walter Ulbricht quería que la
construcción se hiciera de forma muy rápida.
Jruschov
luego planteó el estado de las cuatro potencias de Berlín: ¿debería la frontera
rodear el Gran Berlín en lugar de solo los sectores occidentales?
Sin
embargo, Ulbricht se mantuvo firme; el cerco pasaría por el centro de la
ciudad: "Por encima de todo, tiene que suceder rápido".
Jruschov confiaba en que Occidente no
reaccionaría de forma exagerada: "Cuando implementes estos controles,
todos estarán satisfechos. Además, van a tener una muestra del poder que
detentas".
Ulbricht: "Sí, entonces lograremos la
estabilización".
A
pesar de la conversación, una cuestión de guerra y paz requería el respaldo
político del Pacto de Varsovia. Aunque para cuando llegó la reunión del 3 al 5
de agosto, la suerte ya estaba echada.
Ya
en el primer día, en lo que probablemente fue una reunión privada con Jruschov,
el líder de la RDA había elaborado los elementos esenciales de lo que estaba
por venir, y para entonces tenían una fecha: 13 de agosto.
"Bromeamos
entre nosotros porque en Occidente se supone que el 13 es un día desafortunado",
recordó Jruschov más tarde. "Bromeé que para nosotros y para todo el campo
socialista sería un día muy afortunado".
Derechos
de autor de la imagen Getty Images Image caption Aunque el muro se construyó
para evitar que los ciudadanos de Alemania oriental se fugarán a Occidente,
muchas personas siguieron intentando hacerlo.
El
12 de agosto, alrededor de las 4 p.m., Ulbricht firmó la inminente acción y luego
invitó a los funcionarios del gobierno y del partido a su residencia rural en
el lago Dölln, al norte de Berlín, para dar un paseo y cenar.
Hablando
con el embajador soviético, el líder del partido de Alemania del Este, en un
raro estallido de humor, bromeó diciendo: "No los dejaré ir hasta que la
operación termine. Por si acaso".
Los
líderes reunidos estaban un poco desconcertados por la ronda de bromas e
interludios musicales, hasta que alrededor de las 9.30 p.m., Ulbricht,
repentinamente los convocó a una sesión de emergencia del Consejo de Ministros
para aprobar las medidas por venir.
Cuando
los invitados se separaron hacia la medianoche, el camino de regreso a Berlín
ya estaba lleno de tanques rusos.
La operación rosa había comenzado.
"Un
muro es no muy agradable, pero es muchísimo mejor que una guerra", dijo
John F. Kennedy.
Patrick Major, el autor de este artículo, es profesor de
Historia Moderna en la Universidad de Reading. Sus libros incluyen "A la sombra del muro:
Historias verdaderas del pasado dividido de Berlín" y "Detrás
del muro de Berlín: Alemania Oriental y las fronteras del poder"
.
.
Con afecto,
Rubén