Suez, Ismailía y Puerto Saíd: un recorrido por el Canal de Suez en su
150 aniversario
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PuenteFernadan cerca Ismalia |
Egipto siempre ha representado por
su situación
una encrucijada de culturas. Pero si existe un
lugar en el país que simbolice esta aspiración, se trata del
Canal de
Suez: el punto de encuentro de África y Asia, y donde se funden las aguas del
Mediterráneo y el Mar Rojo.
Aunque existieron precursores antiguos que conectaron sendos mares a través
del Nilo,
el sueño moderno del canal no surgió hasta la campaña militar
de Napoleón Bonaparte en Egipto entre finales del siglo XVIII y principios del
XIX. En concreto, fue un grupo de entusiastas franceses, entre los que
figuraba el diplomático
Ferdinand de Lesseps –quien acabaría
siendo su promotor– los que convencieron a las autoridades para asumir la
gesta, que se completaría un lejano
17 de noviembre de 1869 tras
enormes sacrificios egipcios.
Además de la concesión para el Canal, De Lesseps y su equipo recibieron
permiso para levantar
asentamientos que facilitaran e impulsaran el
proyecto. Y así es como nacieron las ciudades de
Puerto Saíd,
Ismailía y Suez moderna, tres urbes que a menudo escapan del radar de
quienes visitan Egipto a pesar de su histórica trascendencia para el país
árabe.
Por desgracia, todas ellas
se vieron particularmente afectadas por
las guerras que libraron Egipto e Israel desde 1956, año en que el
flamante régimen militar egipcio nacionalizó también el Canal. El mayor daño se
produjo entre 1967 y 1973, período en el que las tres ciudades fueron a la par
evacuadas. Pero a pesar de ello, las tres
conservan aún reliquias que
permiten adentrarse en una época tan gloriosa como dramática de la historia
egipcia.
El hecho de que hasta hoy Egipto no haya desarrollado el Canal de Suez desde
el punto de vista turístico
dificulta un poco el recorrido, sobre todo
si se incluye Suez. Así que para los que no dispongan del par de días
que al menos se requerirían para hacerlo,
una excursión de un día a
Ismailía o, sobre todo, a Puerto Saíd, son una alternativa suficiente.
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Barcos navegando el canal |
Partiendo desde
El Cairo, Suez es la
ciudad que se encuentra más cerca,
a unas dos horas de la capital. Esta
es la única de las tres que ya estaba esperando cuando el Canal llegó, pero su
evolución está íntimamente vinculada a él. Por desgracia, es también la que más
sufrió las guerras con Israel, y hoy
tiene poco que ofrecer a quienes
se acercan a visitarla.
Si aun así se decide pasar por ella, la mejor opción es dirigirse
directamente al
barrio de Puerto Tawfik, que descansa justo en
el extremo donde las aguas del Mar Rojo se adentran hacia el Canal.
Una buena forma de observarlo es desde alguno de los
informales
cafés que hacen de miradores involuntarios, y resulta aconsejable
guardarse la estampa en la retina puesto que
no existen muchas
oportunidades de ver físicamente el Canal en los demás tramos, debido
al eterno recelo con el que lo custodian las fuerzas de seguridad.
Además, Puerto Tawfik preserva algunas
antiguas residencias de la
época colonial británica que merece la pena contemplar antes de poner
rumbo hacia la siguiente ciudad del Canal.
Ismailía es la primera parada que valdrá la pena para
quienes no les importe perderse el simbolismo de contemplar la llegada del
Canal a Puerto Tawfik. Fundada con este nombre en
1863 en
honor al virrey egipcio de la época, Ismail Pasha, fue en esta urbe colonial
a
orillas del lago Timsah donde se establecerían De Lesseps y la
administración del Canal.
El corazón de la ciudad, y sus lugares más señalados, se encuentran en el
barrio
histórico diseñado por los franceses frente al lago. Su plan
urbanístico, trazado en base a cinco partes cuadriculadas iguales, aún puede
apreciarse paseando por las calles aledañas a las arboladas
plazas de
la República y de
Mustafá Kemal.
Además, es entre estas calles donde se encuentra el
chalet que
acogió a De Lesseps, que, aunque no se pueda visitar, merece la pena
admirar desde la distancia, puesto que se trata de
la única estructura
de estas características que queda en la ciudad. Justo en la manzana
siguiente debería abrir pronto sus puertas al público el
Museo
Internacional del Canal de Suez.
Enfrente del chalet de De Lesseps se abre paso
un espléndido paseo
enjardinado a lo largo de un pequeño canal de agua dulce que recorre
el barrio histórico por debajo y conduce hacia el
Museo de Ismailía, fundado en 1934
por ingenieros de la Autoridad del Canal de Suez para exhibir
objetos
antiguos que se encontraron durante su construcción.
Aunque el museo resulta prescindible para quienes estén saturados de la Edad
Antigua, las serenas calles de su alrededor esconden
elegantes villas
de finales del siglo XIX que dibujan una imagen propia de la época
colonial por la que merece la pena deambular.
Con el permiso de Ismailía, la tercera ciudad del Canal,
Puerto Saíd,
supone la guinda del pastel. Fundada en
1859 por el virrey
Mohamad Said que le dio nombre, la cosmopolita Puerto Saíd se convirtió
rápidamente en
el segundo puerto más importante de Egipto.
Sin embargo, la ciudad nunca llegó a florecer como se había soñado
inicialmente, y
más que un crisol de culturas se convirtió en un gran
centro de tránsito, como se desprende de las primeras ilustraciones de
las aventuras de Tintín en el álbum de
Los cigarros del faraón.
A pesar de ello,
la ciudad tiene un marcado carácter propio en el
que sumergirse. Como en Ismailía, la parte más ilustre de Puerto Saíd
se encuentra en
las calles de su casco antiguo, por el que resulta
fácil perderse observando numerosos
edificios de finales del siglo XIX
y principios del XX. Algunos están bien renovados, como el magnífico
Hotel de la Poste,
pero la mayoría están visiblemente
ajados por el paso de los años y la
falta de cuidado.
Aquí destacan
dos tipos de emblemáticas fachadas para
admirar. Las primeras, de las que quedan pocos ejemplares, cuentan con
verandas
de madera de hasta tres y cuatro plantas consideradas únicas en el mundo. Las
segundas, que proliferaron siguiendo la prohibición de las anteriores, cuentan
con
fachadas arcadas inspiradas en la parisina Rue de Rivoli.
Puerto Saíd cuenta también con
un largo paseo frente al Canal que
permite vagar con reposo mientras se contemplan
las mejores vistas que
uno puede esperar del anterior y numerosos edificios y monumentos históricos.
En un extremo del paseo se levanta
una robusta base que soportó una
estatua de De Lesseps hasta su derribe en 1956. Más adelante se erige
el peculiar edificio de Simon Arzt, los primeros grandes almacenes de
la ciudad, y en el otro extremo descansa el
espectacular edificio
administrativo de la Autoridad del Canal.
Desde allí,
se puede además cruzar el Canal en un ferry gratuito
hasta el suburbio de Puerto Fuad. El trayecto en barco, que
simbólicamente conecta África y Asia, ofrece no solo una oportunidad única para
contemplar el Canal desde dentro, sino a la vez
una
perspectiva privilegiada de la casa de la Autoridad del Canal y sus célebres
cúpulas verdosas.
Las calles arboladas que se abren paso detrás de la mezquita que recibe a
los pasajeros del ferry en Puerto Fuad, exhiben también líneas de
villas
de inspiración francesa que ofrecen una buena estampa de tiempos
pasados con los que cerrar la ruta.
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El puerto |
Con afecto,
Ruben