Resumen de HORAS de lucha
Manuel González Prada
Fuente:Wikipedia
Este libro, dividido en dos partes, comienza con
una conferencia dada el 21 de agosto de 1898 sobre “Los partidos y la Unión
Nacional”, movimiento al cual él pertenecía.
Comienza criticando acerbamente a los partidos de los últimos años, como el
Partido Demócrata, el Partido Constitucional, el Partido Civil, etc., a quienes
califica de Sindicato de ambiciones malsanas, clubes eleccionarios o sociedades
mercantiles, agentes de las grandes sociedades financieras, paisanos astutos
que hicieron de la política una faena lucrativa o soldados impulsivos que
vieron en la Presidencia de la República el último grado de la carrera
militar.
Si bien don Manuel afirma que el presidente Manuel Pardo incurrió en graves
errores económicos renovando el sistema de empréstitos y adelantos sobre el
guano, se comete una grave injusticia cuando se le atribuye toda la culpa en la
bancarrota nacional, iniciada por Castilla, continuada por Echenique y casi
rematada por el ministro Piérola con el
contrato Dreyfus.
Algunas páginas le bastan para lanzar su visión acusadora sobre Andrés Avelino
Cáceres y Nicolás de Piérola. Para él, ambos representan una
contradicción viviente: Cáceres es un Constitucional ilegal y despótico;
Piérola, un Demócrata clerical y autocrático; pero en su esencia, los dos
antagonistas guardan muchos puntos análogos:
En ambos el mismo orgullo, el mismo espíritu de arbitrariedad, la misma se de
mando y hasta igual manía de las grandezas, pues si el uno se cree
Dictador, el otro considera la Presidencia como el término legal de su
carrera.
Para González Prada, Pierolismo y Cacerismo patentizan una sola cosa – la
miseria intelectual y moral del Perú – En medio de tanta miseria y de tanta
ignominia, la Unión Nacional intenta forma un solo cuerpo el de todos los
hombres decididos a convertir las buenas intenciones en una acción eficaz,
enérgica y purificadora.
En el discurso, “El intelectual y el obrero”, dado en la Federación de Obreros
y Panaderos el 1 de Mayo de 1905, nos dice que no hay diferencia de jerarquía
entre el pensador que labora con la inteligencia y el obrero que trabaja con
las manos, que en vez de marchar separados y considerarse enemigos, deben caminar
inseparablemente unidos, ya que no existe una labor puramente cerebral ni un
trabajo exclusivamente manual.
Piensan y cavilan el herrero al forjar una herradura, así como el albañil al
nivelar una pared, En la conferencia, “Las esclavas de la Iglesia”, dada
el 25 de Setiembre de 1904 en la Loggia Stella D’Italia, González Prada ataca
duramente al catolicismo y al sacerdote, quien según él, se juzga con derecho a
inmiscuirse en los hogares autotildándose como el amo de la casa: donde mira
una mujer, ahí cree mirar una sierva, una esclava, un objeto de su exclusiva
pertenencia.
El sacerdote según Prada, se interpone entre el marido y la mujer para decir al
hombre: “Si el cuerpo de la hembra te pertenece, el alma de la Católica
pertenece a Dios, y por consiguiente a mí que soy el representante de la
Divinidad”.
La segunda parte se inicia con “Nuestro Periodismo”, artículo donde comienza
dándonos Don Manuel una idea de la importancia del periodista, para entrar de
lleno al análisis de los diaristas limeños.
Veamos aquí algunos pensamientos de gran valía: “En el campo de las ideas y aún
de los hechos, no hay tal vez una acción tan eficaz ni tan rápida como la
del periodista: mientras el autor de libros se dirige a reducido número de
lectores y quizá de refinados, el publicista vive en comunicación incesante con
la muchedumbre”…
“Si en cuarenta o cincuenta diarios leemos hoy la narración de algún hecho
acaecido ayer, difícilmente sacaremos en limpio la verdad cuando el hecho se
relaciona con los intereses de la banca o la política del gobierno” …
“Los periodistas pasan de civilistas a demócratas y de opositores a
gobiernistas, sin modificaciones en el fondo, con simples cambios en la
superficie: mudan de piel como las víboras, no atenúan la virulencia de su
ponzoña”.
En el artículo titulado “Nuestros magistrados”, don Manuel lanza sus dardos
denunciatorios contra los magistrados, lamentando el hecho de que en la
abogacía como en un sepulcro voraz e insaciable, se hayan hundido
prematuramente muchas inteligencias, quizás las mejores del país.
Prada manifiesta:”… Como un solo vaso de vinagre es más que suficiente para
avinagrar un tonel de vino, así la lengua de un abogado basta y sobre para
introducir el antagonismo y la fusión en la colectividad donde reinan la
armonía y la concordia.
Al oír las disertaciones jurídicas legales de un doctor, nadie se pone de
acuerdo con nadie y las sencillísimas cuestiones de hechos se transforman en
difusas e irresolubles altercaciones de palabras.
Si hay reunidas quinientas personas, surgen cuatro cientos noventainueve
maneras de solucionar un problema. Nos parece que en la Torre de Babel no
hubo confusión de lengua, sino mescolanza y rebujiña de abogados”.
Para don Manuel todo ciudadano que se viera enredado en una acusación criminal
y no tuviera los medios económicos para inclinar la balanza a su favor, más le
valiera una fuga inmediata puesto que si la justicia clásica llevaba en
los ojos una venda, al mismo tiempo que en una mano tenía la espada y con la
otra sostenía una balanza en el fiel, la justicia criolla posee manos libres
para coger lo que venga y ojos abiertos para ver de qué lado alumbran los
soles, porque cuando de magistrados se trata, no valen pruebas ni derechos, ya
que en los juicios intrincados se rebusca un juez para que anule un sumario,
fragüe otro nuevo y pronuncie una sentencia donde quede absuelto el culpable y
salga crucificado el inocente.
Don Manuel González Prada fue el gran representante del realismo peruano,
escuela que surgió en Francia mediados del siglo XIX, teniendo como ideal la
objetividad y predominando en la novela. Fue acerbo y racional en su
análisis.
El naturalismo es una corriente que se manifestó en la narrativa (novela y
cuento). González Prada sólo ocasionalmente cultivó la narración, de tal
modo que su obra no encarna el naturalismo peruano, sino más ampliamente la
actitud realista y la voluntad de renovación literaria de su tiempo.
Paginas libres
Manuel Gonzales Prada
Páginas libres fue editado por primera vez por la imprenta de Paul Dupont en 1894, recogiendo una serie de conferencias, discursos y artículos del escritor y filósofo peruano Manuel González Prada, redactados en una propuesta ortográfica personal del autor la cual se ha respetado hasta la actualidad.
La obra que le significó ser excomulgado de la iglesia Católica, sostiene la crítica social hacia los gobernantes peruanos, la literatura peruana, la derrota con Chile, la literatura griega, la moral, la religión, la filosofía, el espíritu peruano y muchos otros hacia liberales, conservadores, etc. Alonso Rabí Do Carmo escribe:
«Ahora bien, ¿cuál es el hilo conductor de estos textos, ¿qué tienen en común, tratando como tratan temas tan diversos? Ese elemento es sin duda la Guerra contra Chile, que atraviesa estas páginas como un fantasma perverso. Ese es el motivo que González Prada emplea como espejo para mirar los problemas de "su" Perú contemporáneo, sus miserias la corrupción de sus gobernantes, la ceguera de su clero, la voracidad de sus militares, la inacción de sus ciudadanos, la humillante postergación de los indígenas, el atraso de la literatura, etcétera. Todo esto, de alguna manera, tiene en la derrota con Chile una explicación dolorosa
Capítulos de la obra
- Primera Parte
- Conferencia en el Ateneo
- Discurso en el Palacio de la Exposición
- Discurso en el Teatro Olimpo
- Discurso en el entierro de Luis Márquez
- Segunda Parte
- Grau
- Discurso en el Politeama
- Perú y Chile
- 15 de julio
- Tercera Parte
- Vigil 2
- Instrucción católica
- Libertad de escribir
- Propaganda y ataque
- Cuarta Parte
- Víctor Hugo
- Renan
- Valera
- Castelar
- Quinta Parte
- Los fragmentos de Luzbel
- Notas acerca del idioma
- La Revolución Francesa
- La muerte y la vida.
- la esperanza
- Con afecto,
- Ruben
Con afecto,
Ruben
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