miércoles, 7 de mayo de 2014

Narración: Mí visita a Jerusalén: 4



Narración: Mí visita a Jerusalén: 4 
 

 


Serie: Mis viajes hacia  atrás
Los días de nuestra permanencia en Jerusalén por motivos de las fiestas fue más que interesante, no solo por la naturaleza religiosa de las celebraciones, sino por el hecho de estar junto al joven Jesús de manera constante; gracias a la orden que José le había dado a Jesús, de que yo sería su permanente compañía hasta que regresemos a casa en Nazaret. José en un momento que estábamos aparte me dijo-Hadid, ya hace  ya varias veces que traemos a Jesús a estas fiestas para mejorar su instrucción, por lo que él conoce esta ciudad así como las festividades, pero aun no se da cuenta de los peligros que encierra esta ciudad. El si bien es un muchacho obediente y de buena conducta, aun es inexperto ante los peligros que ofrecen las ciudades grandes y populosas como Jerusalén. La compañía de Juan tampoco es de seguridad, porque aunque es algo mayor, al final  ambos son menores de edad que requieren vigilancia. También me explico que  quizás no regresaríamos juntos en la carreta, debido a que tenía que recoger a los otros hermanos de Jesús; además dijo  tenemos amigos que visitar. María haría lo mismo y viajara en otro grupo con mis otros hijos y parientes.  Yo le di las gracias por la confianza que tenía en mi, y luego se retiro. Yo me quede contento y a la vez preocupado y expectante por la responsabilidad que tenia frente a mí.
Busque un lugar donde comer algo, hasta encontrarme con los dos jóvenes. Mientras tanto, sentado dentro de la fonda veía a la gente transitar por las calles con sus hijos menores.
Y me puse a pensar tan concentrado, que el que atendía se quedo parado frente a mi sorprendido de que ni siquiera lo mirara, y menos le contestara que es lo que deseaba comer. Mi intriga, por llamarla de alguna manera era esta: Quizás Jesús  pudiera  cometer errores  humanos que aun por su edad  fueran  señalados y corregidos por sus padres.  Pero a mí me resultaba muy  difícil de comprender  al tratar de  unir  la santidad con los fallos y errores humanos. Sabía que la Biblia me confirmaba que Jesús es 100 % hombre y 100% Dios. Esta verdad no libero mi entendimiento, sino que me hizo que me asustara un poco más la tarea que me había dado José anteriormente. Así mismo, antes de emprender este extraordinario viaje al pasado, había leído algunos comentarios equivocados que se habían difundido, después de la resurrección de Cristo Jesús, de que El recibió poder  del Espiritu Santo  recién después de su bautismo. Eso significaba que  el joven Jesús a quien “cuidaría”, era solo un muchacho judío más; lo que se oponía a lo que la biblia afirmaba. Ordene mis pensamientos, me olvide de esa ridícula idea, y me hice el propósito de cumplir la tarea que me había encomendado José.
También tenía a mi favor el conocimiento del evangelio de Lucas, del cual la mayoría de los programas de celebración de la navidad lo usan, por la meticulosidad en cuanto de los hechos del nacimiento de Jesús. Y solamente Lucas nos permite echarle una breve mirada a los primeros años de la vida de vida de Jesús. Por esta razón, muchos eruditos creen que Lucas debe de haber entrevistado a María, la madre de Jesús, durante su investigación de la infancia de Jesús. En fin, yo de lo que estoy seguro, es que la Escritura es por obra del Espiritu Santo quien inspiro a los escritores del AT; y ayudo a los escritores del NT a comunicar lo que habían visto en calidad de testigos oculares de los hechos de la vida de Jesús.
Termine de comer y me dirigí a la casa de Elizabeth donde estábamos alojados.
Ya me estaban esperando listos para otro día de festividad. José se estaba reuniendo con otro grupo de hombres en las afueras de la ciudad; y tanto María como Elizabeth integraban otro grupo de mujeres, quienes tenían otras tareas como cuidar de los niños, cocinar, asistir al templo, ayudar en la recolección de semillas y hierbas amargas, y tantas otras tareas propias de ellas.
Yo me iría con los muchachos a la sinagoga y después saldríamos al campo para ayudar a la recolección de frutos de los campos de cultivo. Me di cuenta que en  que la mayoría de eventos se prefería separar a las mujeres. Luego de cumplir las ceremonias regresaban a casa  y cenaban todos en familia.  Ya estábamos en el quinto día de la fiesta de la pascua, y Juan, Jesús y yo nos dirigimos a la sinagoga  principal de Jerusalén.

Las sinagogas son   edificios de forma, generalmente rectangular y orientadas al  Templo de Jerusalén.  Sus paredes están revestidas con mosaicos blancos. En algunas, en el atrio de entrada tienen una pila para  la purificación ritual por medio del agua y a sus lados hay  pequeños edificios destinados a escuelas y albergues de peregrinos. En el interior de la sinagoga  esta  una pequeña capilla donde se encuentra    un armario o arca  donde se custodian los rollos de las Escrituras sagradas ; existe  también un púlpito fijo  amovible desde donde un lector las lee  y unos bancos para sentarse que ocupan el resto de la sinagoga. El jefe de la sinagoga es un escriba  archivador escogido entre los ancianos judíos del poblado. Su misión es guardar los objetos de culto y mantener el orden de las reuniones. Bajo sus órdenes tiene otra persona que le auxilia en sus funciones.
Las reuniones de la sinagoga se celebraban obligatoriamente todos los sábados y días festivos judíos por la mañana y por la tarde. El resto de los días es voluntaria su asistencia. En ellas se leen las Escrituras sagradas, se recuerdan  las tradiciones, se recitaban plegarías, se fortalece la unión nacional del pueblo judío propiciando el nacionalismo religioso y se terminan  con la bendición sacerdotal contenida en el libro de los Números. Del Tora.  Las Escrituras sagradas, aunque están  escritas en hebreo, también existen  muchas traducciones en arameo llamadas “Targunín”, (que fueron las que  Jesús después usaría en Galilea por ser el lenguaje habitual y popular de las gentes galileas).
Yo, Habiendo entrado la sinagoga y absorber el ambiente de reverencia y de adoración a Jahue, recordé lo que los evangelios muestran, de que  Jesús entra en la sinagoga de ellos:” Vino a Nazaret, donde se había criado; y en el día de reposo entró en la sinagoga, conforme a su costumbre, y se levantó a leer.   Y se le dio el libro del profeta Isaías; y habiendo abierto el libro, halló el lugar donde estaba escrito: El Espíritu del Señor está sobre mí, Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón;
A pregonar libertad a los cautivos, Y vista a los ciegos; A poner en libertad a los oprimidos;

A predicar el año agradable del Señor.  Y enrollando el libro, lo dio al ministro, y se sentó; y los ojos de todos en la sinagoga estaban fijos en él.  Y comenzó a decirles: Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros. “(Lucas 4:16-21). Juan  ya había alcanzado la edad para ser parte activa de la sociedad judía.
Regresamos a casa y Juan se fue al encuentro de sus padres, y a partir de este día, el joven Jesús estaría bajo mi custodia tal como me ordeno José. Lo primero que hice fue buscar alojamiento para nosotros dos, considerando que José y María aprovechando su estadía en la ciudad se habían ido a visitar a sus parientes y amigos. Almorzamos en la fonda y nos dirigimos al Templo de Jerusalén.
Sin duda, la obra más grandiosa del monarca  Herodes fue la reconstrucción del templo de Jerusalén. El original lo había levantado el rey Salomón en conformidad con los planos que su padre David había recibido por inspiración divina (1 Reyes 6:1; 1 Crónicas 28:11, 12). Cuatrocientos veinte años después, aquel centro de adoración había sido arrasado por los babilonios, y nueve décadas más tarde, el gobernador judío Sorozábal lo había sustituido por otro más modesto. El Templo de Jerusalén es  para los judíos  de palestina el lugar sagrado de culto a Iahvé.  A lo largo de la historia del pueblo de Israel hubo tres Templos. El primero fue construido por el rey Salomón, constaba de varios atrios y de un santuario y se hallaba unido al palacio real, pero fue destruido por Nabucodonosor, rey de Babilonia. El segundo fue construido por los judíos a su regreso de su cautividad en Babilonia sobre las ruinas del primero, pero de más  de modestas proporciones. El tercer fue totalmente construido por el rey Herodes, el Grande, en forma totalmente nueva, siguiendo las huellas del primero, aunque con mayor altura y con explanadas más amplias y será destruido por los emperadores Vespasiano y Tito en el año  70 d.
Este tercero es el que estamos ahora, y En torno al Templo giraban todas las discusiones religiosas de las escuelas judías, las enseñanzas mosaicas  y tradicionales judías, el juicio sobre las causas penales y civiles y toda la actividad religiosa, administrativa y  comercial judía.
(Recordé,  que a finales de marzo o primeros de abril del año 29, Jesús  viaja a Jerusalén con motivo de la Pascua judía. Encuentra en el Templo a vendedores de bueyes, ovejas, palomas y a cambistas en sus puestos haciendo negocios y operaciones mercantiles, cuya la labor no es propia de un lugar de adoración y oración a Iahvé. Esto hirió profundamente sus sentimientos religiosos; Entonces, hace un látigo con cuerdas y los echa a todos fuera del Templo con sus animales y derrama el dinero de los cambistas, y dijo a los que vendían palomas: “Mi casa es casa de oración y vosotros la habéis convertido en cueva de ladrones” (Lucas. 19:45).
 Unos judíos que presenciaban estos hechos de Jesús, le preguntan: “¿Qué señal o razón nos das para obrar así”? Les contesta: “Destruid este Templo y en tres días lo reconstruiré”. Ellos le responden: “Cuarenta y seis años llevó su construcción, y ¿tú lo vas a levantar en tres días?”, pero Jesús hablaba del templo de su cuerpo” (Juan. 2, 18-21).
Regresando a lo del templo: La parte exterior está recubierta por todos los lados por gruesas placas de oro y así, cuando salían los primeros rayos del sol, producía un resplandor muy brillante y a los que se esfuerzan por mirarlo les obliga a volver sus ojos, como si fueran rayos solares. Desde lejos, a los extranjeros que se acercaban allí les parecía que era un monte cubierto de nieve, ya que el mármol es muy blanco en las zonas que no estaban revestidas de oro.
El interior del templo se veía simplemente extraordinario, por el fimo decorado de sus paredes, los ornamentos de arte de oro, plata y cobre eran muy bellos. Las pinturas artísticas, sin imágenes, eran de gran calidad artística. La verdad que para mí como viajero empedernido a través de las caravanas comerciales de Patros, este templo era de lo mejor que conocía.
Había silencio en el Templo, yo me senté en una de las bancas, a pedido de Jesús, y él se dirigió solo al encuentro de los sacerdotes y maestros porque deseaba aprovechar la oportunidad de dialogar con ellos; como era la costumbre en esta fiesta. Los jóvenes mayores de 14 años eran invitados a dialogar acerca de Yahue. Yo desde mi sitio,  podía oír claramente a Jesús  y a los maestros de la Ley lo que conversaban, gracias a la acústica de la sala. Recuerdo ver  al joven Jesús como se sentó sin miedo, muy confiado, pero con respeto, entre los ancianos; y después de decirles que vivía en Nazaret. Hizo una pausa  y les formulo su primera pregunta:
Todos conocemos que En nuestro  libro de la Ley, dice Yahue: Profeta les  levantaré de en medio de sus hermanos, como tú; y pondré mis palabras en su boca, y él les hablará todo lo que yo le mandare.
Y el profeta Isaías dijo: Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz.  Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite, sobre el trono de David y sobre su reino, disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia desde ahora y para siempre.
El celo de Jehová de los ejércitos hará esto.
Y también Miqueas profetizo:     Pero tú, Belén Efrata, pequeña para estar entre las familias de Judá, de ti me saldrá el que será Señor en Israel; y sus salidas son desde el principio, desde los días de la eternidad.
Además, no podemos ignorar que hace unos años el rey Herodes convoco a los escribas del pueblo preguntándoles  en donde debía de nacer el Cristo, debido a que unos magos le preguntaron a gente  cercanos a Herodes, ¿Donde está el rey de los judíos que ha nacido?  Porque su estrella vimos en el oriente, y venimos a adorarle.  Parece que el rey Herodes, creyó esto, y por temor de perder su reino  mando matar  todos los niños menores de dos años que había en Belén y sus alrededores. 
Mi pregunta es la siguiente: ¿Sería posible que el rey Herodes haya matado  también al Mesías que todos esperamos durante tanto tiempo?
Yo ya al escuchar el inicio  la lectura de la argumentación del joven Jesús sudaba frio y no podía dejar de mover mis dedos  de ambas manos de lo nervioso que estaba por semejante pregunta. La verdad que estaba muy intranquilo conociendo la estricta conducta de los maestros de la Ley.
Los  cinco ancianos guardaron silencio y se miraban entre sí sorprendidos de la pregunta del joven Jesús. Después  es de dialogar, uno de ellos tomo la palabra y le contesto de esta manera:
Nos ha sorprendido tu pregunta la cual nos muestra tu dedicación por estudiar las Escrituras del Tora. Tu conocimiento de los profetas es amplio, y la referencia que haces al crimen de Herodes es muy cierta. No te puedo garantizar que Herodes al matar a esos niños hubiera podido matar  también al Mesías; aunque Jahue   bien puede protegerlo también puede levantar otro hombre en su remplazo.

Como bien sabes, las ideas del Mesías y de Era Mesiánica son originalmente judías.
La noción del Mesías del judaísmo se origina con los fariseos y es retomado en las escrituras de Maimónides, cuyas creencias sobre el Mesías están expresadas en su Mishné Tora.
Allí se refiere a un rey judío, un líder humano aunque no divino, si bien estaría cercano a Dios, posiblemente como sucede en el caso de Moisés.
Te adelanto jovencito que la creencia en un mesías hecho hombre, es decir encarnado,  no ha sido  nunca parte de nuestra religión judía. Los precursores de esta creencia fueron los fariseos perushím, herederos de los asideos), quienes se establecieron como  grupo  religioso   hace 200 años.
Antes de dar por terminada la sesión, los ancianos se levantaron y lo e invitaron para que viniera otra vez para dialogar, con ellos  a lo que Jesús les agradeció y les prometió que regresaría, agradeciéndoles la invitación. Como todavía era temprano, le propuse a Jesús que me llevara a conocer el Palacio de Herodes, a lo cual accedió de buen agrado.
Este Palacio del rey Herodes el Grande tenía dos alas principales separadas por una plaza con pórticos en ambos lados. Sus nombres eran Caesareum y Agrippeum, en honor a dos amigos romanos del rey. En cada ala había salones para banquetes, baños y habitaciones para hasta cientos de huéspedes.  La verdad que aquel palacio era "una maravilla indescriptible". Alrededor de él había arboledas, con distintas clases de árboles, canales y  lagunas estatuas de bronce tipo fuente. La muralla a la izquierda es la principal que rodea la ciudad de Jerusalén.
Por el lado de la ciudad, el palacio está protegido por una muralla particular, con tres torres.
Nos dirigimos a la fonda para cenar y dormir y estar descansados para el día siguiente que sería bastante activo. Pensábamos visitar la Fortaleza Antonia, el Pretorium, y asistir otra vez al templo, donde el joven Jesús había sido invitado a conversar con los eruditos de la Ley. Después tendríamos que ver la manera de reunirnos con el grupo y regresar a Nazaret.

Llegamos primero a la Fortaleza Antonia; esta La Fortaleza es una guarnición militar construida por Herodes el Grande en Jerusalén en la época del antiguo Imperio romano. Fue construida sobre el emplazamiento de la plaza fuerte Asmonea, y fue nombrada en honor a Marco Antonio, el cual fue un fuerte aliado político en el ascenso de Herodes al trono. La fortaleza fue edificada en el extremo oriental de la muralla de la ciudad (la segunda muralla), y estaba ubicada en el noreste de la ciudad, cercano al Templo y al Estanque de Betesda. La fortaleza fue destruida en el 70 d. C. por el ejército de Tito durante el sitio de Jerusalén. Tito capturó la fortaleza como un preámbulo al ataque al complejo del Templo. La fortaleza está ubicada   en la esquina noroccidental de las columnas que rodean  el Templo ubicada a lo largo del lado norte del cerco del Templo. En ella tuvo lugar el  Juicio de Jesús  ante Poncio Pilatos.
Luego pasamos a visitar  el Pretorium: El palacio era el mejor edificio de Jerusalén después del templo, y, para mí, tiene una especial importancia por estar íntimamente relacionado con Jesús. Se trata, sin duda, del pretorio donde fue juzgado y condenado. En la época de Jesús los prefectos romanos, que habitualmente residían en la capital civil de la provincia, es decir, en Cesárea del Mar, cuando subían a Jerusalén se alojaban en el fastuoso palacio de Herodes, que, por tanto, se convertía en “pretorium.” Esta La palabra originalmente señala la sede del pretor o del general en la guarnición;  pero más tarde se aplicó a la residencia oficial del gobernador
Provincial.  El término se usa en los Evangelios para referirse a la residencia
Temporal   del procurador en Jerusalén durante su estadía en esa ciudad
(El Pretorio de Hechos. 23:35 se refiere al magnífico palacio de Herodes, en Cesárea, que era la residencia oficial de los procuradores de Palestina.)

Para terminar tan interesante periplo nos dirigimos al Templo de Jerusalén, donde  el joven Jesús tenía una cita con los maestros de la Ley. Ellos ya estaban esperándolo  en la puerta   y  note la satisfacción en sus rostros al ver aparecer a Jesús en mi compañía.
Entramos y nos dirigimos a una sección del templo dedicada solamente para ciertas ocasiones para debates teológicos importantes. Me pareció que esta reunión sería diferente a la del día anterior. Inclusive  observe a otras tres personas de avanzada edad que no estuvieron ayer. A  mí me pareció que estaban bastante intrigados  por extenso conocimiento que ostentaba el joven Jesús.  Cuando llegamos al lugar de la sesión, este lucia muy “ilustrativo” e impresionante, con cientos de manuscritos escrupulosamente arreglados, mapas en las paredes. Y otros enseres. Había una gran mesa  redonda de madera  con  cómodos sillones;  Todo estaba arreglado buen gusto  con alfombras y cojines. Este lugar estaba en una especie de de balcón, por lo que las personas que entraban al templo podían vernos con facilidad, mas ellos no eran molestados en lo más mínimo.
Algo sucedió conmigo, y extrañamente sentía que yo no debería estar allí. Me dije para mí-tú no perteneces a este grupo, retírate apenas puedas.- Entonces le hice una seña a Jesús que ya regresaba, y salí del lugar, y me dirigí a la otra parte del templo, de donde de lejos podía verlos. 
Cuando terminaron después de  casi  tres horas, vi que todos salieron con diferentes aspectos en sus caras, y al joven Jesús lo note con un semblante diferente del que le conocía. Me pareció que estaba algo contrariado. En cambio los maestros alababan a Jesús en gran manera.
Yo Salí por otra puerta con la intensión de encontrarme con  él. Al  salir del templo en la otra esquina, observe que habían llegado José y María y abrazaban al muchacho.
Me quede viéndolos, y me di cuenta que estaban algo   alterados   gesticulaban los brazos, y me pareció ver a María llevarse las manos a los ojos. Definitivamente estaban discutiendo. Jesús ya había salido indispuesto de la sesión, y se le veía cansado y a la vez algo sorprendido por la conducta de ellos en ese momento. Vi que agarraron a Jesús y le señalaron  la dirección en que se encontraban las carretas, las cuales los llevarían a unirse a la caravana que los llevaría de vuelta a Nazaret.  Para mí también era tiempo de regresar a casa.

Sentado en mí estudio reflexione que este viaje al pasado al encuentro del Señor Jesús s quizás ería el último que haría, y que si deseaba saber más me limitaría a lo que la Biblia narra en sus páginas.
Así de simple. Entendí que en ella solo se nos cuenta lo que Dios considera es necesario para nuestro conocimiento. Por eso Juan escribe que otras muchas cosas que hizo Jesús, las cuales si se escribieran una por una, pienso que ni aun en el mundo cabrían los libros que se habrían de escribir. Yo incursione en una etapa de la infancia de Jesús, que no se dan detalles y he regresado lleno de alegría de haberme metido en una parte de la vida de este gran personaje quien es para mí lo más importante de mi vida.
Sé que el episodio que se ha narrado,  a  nuestro humano y estrecho entender, puede generar una serie de preguntas sobre la reacción de José y María ante la “supuesta” desobediencia del joven Jesús; lo cual nunca lo fue. Más bien creo obedece a la “morbosa” mente de ciertos escritores, que aun no pueden entender la “condición espiritual, de los protagonistas de la Biblia, queriendo rebajarlos a nuestra condición de gente  limitada espiritualmente hablando. 
Ojala me entiendas lo que trato de decir, aunque a veces ni yo me entiendo.


Con afecto,

Rubén.



No hay comentarios:

Publicar un comentario