Narración: Mí visita a Jerusalén: 4
Serie: Mis viajes hacia atrás
Los días de
nuestra permanencia en Jerusalén por motivos de las fiestas fue más que
interesante, no solo por la naturaleza religiosa de las celebraciones, sino por
el hecho de estar junto al joven Jesús de manera constante; gracias a la orden
que José le había dado a Jesús, de que yo sería su permanente compañía hasta que
regresemos a casa en Nazaret. José en un momento que estábamos aparte me
dijo-Hadid, ya hace ya varias veces que
traemos a Jesús a estas fiestas para mejorar su instrucción, por lo que él
conoce esta ciudad así como las festividades, pero aun no se da cuenta de los
peligros que encierra esta ciudad. El si bien es un muchacho obediente y de
buena conducta, aun es inexperto ante los peligros que ofrecen las ciudades
grandes y populosas como Jerusalén. La compañía de Juan tampoco es de
seguridad, porque aunque es algo mayor, al final ambos son menores de edad que requieren
vigilancia. También me explico que
quizás no regresaríamos juntos en la carreta, debido a que tenía que
recoger a los otros hermanos de Jesús; además dijo tenemos amigos que visitar. María haría lo
mismo y viajara en otro grupo con mis otros hijos y parientes. Yo le di las gracias por la confianza que
tenía en mi, y luego se retiro. Yo me quede contento y a la vez preocupado y
expectante por la responsabilidad que tenia frente a mí.
Busque un lugar donde
comer algo, hasta encontrarme con los dos jóvenes. Mientras tanto, sentado
dentro de la fonda veía a la gente transitar por las calles con sus hijos
menores.
Y me puse a
pensar tan concentrado, que el que atendía se quedo parado frente a mi
sorprendido de que ni siquiera lo mirara, y menos le contestara que es lo que
deseaba comer. Mi intriga, por llamarla de alguna manera era esta: Quizás
Jesús pudiera cometer errores humanos que aun por su edad fueran señalados y corregidos por sus padres. Pero a mí me resultaba muy difícil de comprender al tratar de unir la
santidad con los fallos y errores humanos. Sabía que la Biblia me confirmaba
que Jesús es 100 % hombre y 100% Dios. Esta verdad no libero mi entendimiento,
sino que me hizo que me asustara un poco más la tarea que me había dado José
anteriormente. Así mismo, antes de emprender este extraordinario viaje al
pasado, había leído algunos comentarios equivocados que se habían difundido,
después de la resurrección de Cristo Jesús, de que El recibió poder del Espiritu Santo recién después de su bautismo. Eso
significaba que el joven Jesús a quien
“cuidaría”, era solo un muchacho judío más; lo que se oponía a lo que la biblia
afirmaba. Ordene mis pensamientos, me olvide de esa ridícula idea, y me hice el
propósito de cumplir la tarea que me había encomendado José.
También tenía a
mi favor el conocimiento del evangelio de Lucas, del cual la mayoría de los
programas de celebración de la navidad lo usan, por la meticulosidad en cuanto
de los hechos del nacimiento de Jesús. Y solamente Lucas nos permite echarle
una breve mirada a los primeros años de la vida de vida de Jesús. Por esta
razón, muchos eruditos creen que Lucas debe de haber entrevistado a María, la
madre de Jesús, durante su investigación de la infancia de Jesús. En fin, yo de
lo que estoy seguro, es que la Escritura es por obra del Espiritu Santo quien
inspiro a los escritores del AT; y ayudo a los escritores del NT a comunicar lo
que habían visto en calidad de testigos oculares de los hechos de la vida de
Jesús.
Termine de comer
y me dirigí a la casa de Elizabeth donde estábamos alojados.
Ya me estaban
esperando listos para otro día de festividad. José se estaba reuniendo con otro
grupo de hombres en las afueras de la ciudad; y tanto María como Elizabeth
integraban otro grupo de mujeres, quienes tenían otras tareas como cuidar de los
niños, cocinar, asistir al templo, ayudar en la recolección de semillas y hierbas
amargas, y tantas otras tareas propias de ellas.
Yo me iría con
los muchachos a la sinagoga y después saldríamos al campo para ayudar a la
recolección de frutos de los campos de cultivo. Me di cuenta que en que la mayoría de eventos se prefería separar
a las mujeres. Luego de cumplir las ceremonias regresaban a casa y cenaban todos en familia. Ya estábamos en el quinto día de la fiesta de
la pascua, y Juan, Jesús y yo nos dirigimos a la sinagoga principal de Jerusalén.
Las sinagogas son edificios de forma, generalmente rectangular y orientadas al Templo de Jerusalén. Sus paredes están revestidas con mosaicos blancos. En algunas, en el atrio de entrada tienen una pila para la purificación ritual por medio del agua y a sus lados hay pequeños edificios destinados a escuelas y albergues de peregrinos. En el interior de la sinagoga esta una pequeña capilla donde se encuentra un armario o arca donde se custodian los rollos de las Escrituras sagradas ; existe también un púlpito fijo amovible desde donde un lector las lee y unos bancos para sentarse que ocupan el resto de la sinagoga. El jefe de la sinagoga es un escriba archivador escogido entre los ancianos judíos del poblado. Su misión es guardar los objetos de culto y mantener el orden de las reuniones. Bajo sus órdenes tiene otra persona que le auxilia en sus funciones.
Las reuniones de la sinagoga se celebraban obligatoriamente todos los sábados y días festivos judíos por la mañana y por la tarde. El resto de los días es voluntaria su asistencia. En ellas se leen las Escrituras sagradas, se recuerdan las tradiciones, se recitaban plegarías, se fortalece la unión nacional del pueblo judío propiciando el nacionalismo religioso y se terminan con la bendición sacerdotal contenida en el libro de los Números. Del Tora. Las Escrituras sagradas, aunque están escritas en hebreo, también existen muchas traducciones en arameo llamadas “Targunín”, (que fueron las que Jesús después usaría en Galilea por ser el lenguaje habitual y popular de las gentes galileas).
Yo, Habiendo entrado la sinagoga y absorber el ambiente de reverencia y de adoración a Jahue, recordé lo que los evangelios muestran, de que Jesús entra en la sinagoga de ellos:” Vino a Nazaret, donde se había criado; y en el día de reposo entró en la sinagoga, conforme a su costumbre, y se levantó a leer. Y se le dio el libro del profeta Isaías; y habiendo abierto el libro, halló el lugar donde estaba escrito: El Espíritu del Señor está sobre mí, Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón;
A pregonar libertad a los cautivos, Y vista a los ciegos; A poner en libertad a los oprimidos;
A predicar el año
agradable del Señor. Y enrollando el
libro, lo dio al ministro, y se sentó; y los ojos de todos en la sinagoga
estaban fijos en él. Y comenzó a
decirles: Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros. “(Lucas
4:16-21). Juan ya había alcanzado la
edad para ser parte activa de la sociedad judía.
Regresamos a casa y Juan se fue al encuentro de sus
padres, y a partir de este día, el joven Jesús estaría bajo mi custodia tal
como me ordeno José. Lo primero que hice fue buscar alojamiento para nosotros
dos, considerando que José y María aprovechando su estadía en la ciudad se
habían ido a visitar a sus parientes y amigos. Almorzamos en la fonda y nos
dirigimos al Templo de Jerusalén. Sin duda, la obra más grandiosa del monarca Herodes fue la reconstrucción del templo de Jerusalén. El original lo había levantado el rey Salomón en conformidad con los planos que su padre David había recibido por inspiración divina (1 Reyes 6:1; 1 Crónicas 28:11, 12). Cuatrocientos veinte años después, aquel centro de adoración había sido arrasado por los babilonios, y nueve décadas más tarde, el gobernador judío Sorozábal lo había sustituido por otro más modesto. El Templo de Jerusalén es para los judíos de palestina el lugar sagrado de culto a Iahvé. A lo largo de la historia del pueblo de Israel hubo tres Templos. El primero fue construido por el rey Salomón, constaba de varios atrios y de un santuario y se hallaba unido al palacio real, pero fue destruido por Nabucodonosor, rey de Babilonia. El segundo fue construido por los judíos a su regreso de su cautividad en Babilonia sobre las ruinas del primero, pero de más de modestas proporciones. El tercer fue totalmente construido por el rey Herodes, el Grande, en forma totalmente nueva, siguiendo las huellas del primero, aunque con mayor altura y con explanadas más amplias y será destruido por los emperadores Vespasiano y Tito en el año 70 d.
Este tercero es el que estamos ahora, y En torno al Templo giraban todas las discusiones religiosas de las escuelas judías, las enseñanzas mosaicas y tradicionales judías, el juicio sobre las causas penales y civiles y toda la actividad religiosa, administrativa y comercial judía.
(Recordé, que a finales de marzo o primeros de abril del año 29, Jesús viaja a Jerusalén con motivo de la Pascua judía. Encuentra en el Templo a vendedores de bueyes, ovejas, palomas y a cambistas en sus puestos haciendo negocios y operaciones mercantiles, cuya la labor no es propia de un lugar de adoración y oración a Iahvé. Esto hirió profundamente sus sentimientos religiosos; Entonces, hace un látigo con cuerdas y los echa a todos fuera del Templo con sus animales y derrama el dinero de los cambistas, y dijo a los que vendían palomas: “Mi casa es casa de oración y vosotros la habéis convertido en cueva de ladrones” (Lucas. 19:45).
Unos judíos que presenciaban estos hechos de Jesús, le preguntan: “¿Qué señal o razón nos das para obrar así”? Les contesta: “Destruid este Templo y en tres días lo reconstruiré”. Ellos le responden: “Cuarenta y seis años llevó su construcción, y ¿tú lo vas a levantar en tres días?”, pero Jesús hablaba del templo de su cuerpo” (Juan. 2, 18-21).
Regresando a lo del templo: La parte exterior está recubierta por todos los lados por gruesas
placas de oro y así, cuando salían los primeros rayos del sol, producía un
resplandor muy brillante y a los que se esfuerzan por mirarlo les obliga a
volver sus ojos, como si fueran rayos solares. Desde lejos, a los extranjeros
que se acercaban allí les parecía que era un monte cubierto de nieve, ya que el
mármol es muy blanco en las zonas que no estaban revestidas de oro.
El interior del templo se veía simplemente
extraordinario, por el fimo decorado de sus paredes, los ornamentos de arte de
oro, plata y cobre eran muy bellos. Las pinturas artísticas, sin imágenes, eran
de gran calidad artística. La verdad que para mí como viajero empedernido a
través de las caravanas comerciales de Patros, este templo era de lo mejor que
conocía.
Había silencio en el Templo, yo me senté en
una de las bancas, a pedido de Jesús, y él se dirigió solo al encuentro de los
sacerdotes y maestros porque deseaba aprovechar la oportunidad de dialogar con
ellos; como era la costumbre en esta fiesta. Los jóvenes mayores de 14 años
eran invitados a dialogar acerca de Yahue. Yo desde mi sitio, podía oír claramente a Jesús y a los maestros de la Ley lo que conversaban,
gracias a la acústica de la sala. Recuerdo ver
al joven Jesús como se sentó sin miedo, muy confiado, pero con respeto,
entre los ancianos; y después de decirles que vivía en Nazaret. Hizo una pausa y les formulo su primera pregunta:
Todos conocemos que En
nuestro libro de la Ley, dice Yahue:
Profeta les levantaré de en medio de sus
hermanos, como tú; y pondré mis palabras en su boca, y él les hablará todo lo
que yo le mandare.
Y el profeta Isaías dijo:
Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su
hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno,
Príncipe de Paz. Lo dilatado de su imperio y
la paz no tendrán límite, sobre el trono de David y sobre su reino,
disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia desde ahora y para
siempre.
El celo de Jehová de los ejércitos hará esto. Y también Miqueas profetizo: Pero tú, Belén Efrata, pequeña para estar entre las familias de Judá, de ti me saldrá el que será Señor en Israel; y sus salidas son desde el principio, desde los días de la eternidad.
Además, no podemos ignorar que hace unos años el rey Herodes convoco a los escribas del pueblo preguntándoles en donde debía de nacer el Cristo, debido a que unos magos le preguntaron a gente cercanos a Herodes, ¿Donde está el rey de los judíos que ha nacido? Porque su estrella vimos en el oriente, y venimos a adorarle. Parece que el rey Herodes, creyó esto, y por temor de perder su reino mando matar todos los niños menores de dos años que había en Belén y sus alrededores.
Mi pregunta es la siguiente: ¿Sería posible que el rey Herodes haya matado también al Mesías que todos esperamos durante tanto tiempo?
Yo ya al escuchar el inicio la lectura de la argumentación del joven Jesús sudaba frio y no podía dejar de mover mis dedos de ambas manos de lo nervioso que estaba por semejante pregunta. La verdad que estaba muy intranquilo conociendo la estricta conducta de los maestros de la Ley.
Los cinco ancianos guardaron silencio y se miraban entre sí sorprendidos de la pregunta del joven Jesús. Después es de dialogar, uno de ellos tomo la palabra y le contesto de esta manera:
Nos ha sorprendido tu pregunta la cual nos muestra tu dedicación por estudiar las Escrituras del Tora. Tu conocimiento de los profetas es amplio, y la referencia que haces al crimen de Herodes es muy cierta. No te puedo garantizar que Herodes al matar a esos niños hubiera podido matar también al Mesías; aunque Jahue bien puede protegerlo también puede levantar otro hombre en su remplazo.
La noción del
Mesías del judaísmo se origina con los fariseos y es retomado en las escrituras
de Maimónides, cuyas creencias sobre el Mesías están expresadas en su Mishné Tora.
Allí se refiere a un
rey judío, un líder humano aunque no divino, si bien estaría cercano a Dios,
posiblemente como sucede en el caso de Moisés.
Te adelanto
jovencito que la creencia en un mesías hecho hombre, es decir encarnado, no ha sido
nunca parte de nuestra religión judía. Los precursores de esta creencia
fueron los fariseos perushím, herederos de los asideos), quienes
se establecieron como grupo religioso
hace 200 años.
Antes de dar por
terminada la sesión, los ancianos se levantaron y lo e invitaron para que
viniera otra vez para dialogar, con ellos a lo que Jesús les agradeció y les prometió
que regresaría, agradeciéndoles la invitación. Como todavía era temprano, le
propuse a Jesús que me llevara a conocer el Palacio de Herodes, a lo cual
accedió de buen agrado.
Este Palacio del rey
Herodes el Grande tenía dos alas principales separadas por una plaza con
pórticos en ambos lados. Sus nombres eran Caesareum y Agrippeum, en honor a dos
amigos romanos del rey. En cada ala había salones para banquetes, baños y
habitaciones para hasta cientos de huéspedes. La verdad que aquel palacio era "una maravilla indescriptible".
Alrededor de él había arboledas, con distintas clases de árboles, canales
y lagunas estatuas de bronce tipo
fuente. La muralla a la izquierda es la principal que rodea la ciudad de
Jerusalén. Por el lado de la ciudad, el palacio está protegido por una muralla particular, con tres torres.
Nos dirigimos a la fonda para cenar y dormir y estar descansados para el día siguiente que sería bastante activo. Pensábamos visitar la Fortaleza Antonia, el Pretorium, y asistir otra vez al templo, donde el joven Jesús había sido invitado a conversar con los eruditos de la Ley. Después tendríamos que ver la manera de reunirnos con el grupo y regresar a Nazaret.
Llegamos
primero a la Fortaleza Antonia; esta La Fortaleza es una
guarnición militar construida por Herodes
el Grande en Jerusalén en la época del antiguo Imperio
romano. Fue construida
sobre el emplazamiento de la plaza fuerte Asmonea, y fue nombrada en honor a Marco Antonio, el cual fue un fuerte aliado político en el ascenso de
Herodes al trono. La fortaleza fue edificada en el extremo oriental de la
muralla de la ciudad (la segunda muralla), y estaba ubicada en el noreste de la
ciudad, cercano al Templo y al Estanque de Betesda. La fortaleza fue destruida en el 70 d. C. por el
ejército de Tito durante el sitio de Jerusalén. Tito capturó la fortaleza
como un preámbulo al ataque al complejo del Templo. La fortaleza está
ubicada en la esquina noroccidental de las columnas
que rodean el Templo ubicada a lo largo
del lado norte del cerco del Templo. En ella tuvo lugar el Juicio de Jesús ante Poncio Pilatos.
Luego pasamos a visitar el Pretorium: El palacio
era el mejor edificio de Jerusalén después del templo, y, para mí, tiene una
especial importancia por estar íntimamente relacionado con Jesús. Se trata, sin
duda, del pretorio donde fue juzgado y condenado. En la época de Jesús los
prefectos romanos, que habitualmente residían en la capital civil de la
provincia, es decir, en Cesárea del Mar, cuando subían a Jerusalén se alojaban
en el fastuoso palacio de Herodes, que, por tanto, se convertía en “pretorium.”
Esta La palabra originalmente señala la
sede del pretor o del general en la guarnición; pero más tarde se aplicó a la residencia
oficial del gobernador
Provincial. El término se
usa en los Evangelios para referirse a la residencia
Temporal del procurador
en Jerusalén durante su estadía en esa ciudad
(El Pretorio de
Hechos. 23:35 se refiere al magnífico palacio de Herodes, en Cesárea, que era
la residencia oficial de los procuradores de Palestina.)
Para terminar tan interesante periplo nos dirigimos al Templo de
Jerusalén, donde el joven Jesús tenía
una cita con los maestros de la Ley. Ellos ya estaban esperándolo en la puerta
y note la satisfacción en sus
rostros al ver aparecer a Jesús en mi compañía.
Entramos y nos dirigimos a una sección del templo dedicada
solamente para ciertas ocasiones para debates teológicos importantes. Me
pareció que esta reunión sería diferente a la del día anterior. Inclusive observe a otras tres personas de avanzada edad
que no estuvieron ayer. A mí me pareció
que estaban bastante intrigados por extenso
conocimiento que ostentaba el joven Jesús.
Cuando llegamos al lugar de la sesión, este lucia muy “ilustrativo” e
impresionante, con cientos de manuscritos escrupulosamente arreglados, mapas en
las paredes. Y otros enseres. Había una gran mesa redonda de madera con cómodos sillones; Todo estaba arreglado buen gusto con alfombras y cojines. Este lugar estaba en
una especie de de balcón, por lo que las personas que entraban al templo podían
vernos con facilidad, mas ellos no eran molestados en lo más mínimo.
Algo sucedió conmigo, y extrañamente sentía que yo no debería
estar allí. Me dije para mí-tú no perteneces a este grupo, retírate apenas
puedas.- Entonces le hice una seña a Jesús que ya regresaba, y salí del lugar,
y me dirigí a la otra parte del templo, de donde de lejos podía verlos.
Cuando terminaron después de casi
tres horas, vi que todos salieron con diferentes aspectos en sus caras,
y al joven Jesús lo note con un semblante diferente del que le conocía. Me
pareció que estaba algo contrariado. En cambio los maestros alababan a Jesús en
gran manera.
Yo Salí por otra puerta con la intensión de encontrarme con él. Al
salir del templo en la otra esquina, observe que habían llegado José y
María y abrazaban al muchacho.
Me quede viéndolos, y me di cuenta que estaban algo alterados
gesticulaban los brazos, y me pareció ver a
María llevarse las manos a los ojos. Definitivamente estaban discutiendo. Jesús
ya había salido indispuesto de la sesión, y se le veía cansado y a la vez algo
sorprendido por la conducta de ellos en ese momento. Vi que agarraron a Jesús y
le señalaron la dirección en que se
encontraban las carretas, las cuales los llevarían a unirse a la caravana que
los llevaría de vuelta a Nazaret. Para mí
también era tiempo de regresar a casa.
Sentado en mí estudio reflexione que este viaje al pasado al
encuentro del Señor Jesús s quizás ería el último que haría, y que si deseaba
saber más me limitaría a lo que la Biblia narra en sus páginas.
Así de simple. Entendí que en ella solo se nos cuenta lo que
Dios considera es necesario para nuestro conocimiento. Por eso Juan escribe que
otras muchas cosas que hizo Jesús, las cuales si se escribieran una por una,
pienso que ni aun en el mundo cabrían los libros que se habrían de escribir. Yo
incursione en una etapa de la infancia de Jesús, que no se dan detalles y he
regresado lleno de alegría de haberme metido en una parte de la vida de este
gran personaje quien es para mí lo más importante de mi vida.
Sé que el episodio que se ha narrado, a nuestro humano y estrecho entender, puede
generar una serie de preguntas sobre la reacción de José y María ante la
“supuesta” desobediencia del joven Jesús; lo cual nunca lo fue. Más bien creo
obedece a la “morbosa” mente de ciertos escritores, que aun no pueden entender
la “condición espiritual, de los protagonistas de la Biblia, queriendo rebajarlos
a nuestra condición de gente limitada
espiritualmente hablando.
Ojala me entiendas lo que trato de decir, aunque a veces ni yo
me entiendo.
Con afecto,
Rubén.
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