viernes, 6 de marzo de 2015

Poema: Casi gringo



Casi gringo
 

 
Luis  Landriscina nombre artístico de Luigi Landriscina (n. Colonia Baranda, Chaco, Argentina, 19 de diciembre de 1935) es un humorista y actor argentino famoso por su estilo narrativo y su humor basado en los usos y costumbres regionales del país y el Río de la Plata.
Luis Landriscina, séptimo de ocho hermanos, es hijo de inmigrantes italianos, Luigi Landriscina, albañil, y Filomena Curci, ambos de Trinitapoli, Foggia, quienes tras casarse emigran a Argentina (primero el padre, porque la madre estaba embarazada de Isabel). Ella arriba con Pascual, de dos años, e Isabel, de diez meses. Posteriormente Rosa nace en Lanús. Los cinco parten para Chaco y Clara nace al llegar.
Luis tenía 22) meses cuando muere su madre al dar a luz a su hermano Nicolás, tras lo cual pasa a ser criado por sus padrinos, Margarita Martínez y Santiago Rodríguez. Cursa la escuela primaria en Villa Ángela y Resistencia, y ya de joven se destaca por su habilidad como narrador de historias populares y costumbristas, siempre con una pincelada de un buen humor.
En 1963 contrae matrimonio con Guadalupe Mancebo, y ese mismo año nace su primer hijo, Gerardo. En 1964 forma parte de la delegación de la provincia del Chaco en el Festival de Cosquín, donde recibe el premio Revelación como cuentista y recitador. Este logro fue el inicio de su carrera artística que le ha valido reconocimiento nacional e internacional. A partir de 1967 reside en Buenos Aires y luego se muda a Santa Ana, un tranquilo balneario del departamento de Colonia en Uruguay.
Su poema "Casi gringo" es un resumen autobiográfico pleno de sentimientos:
Yo soy del Chaco argentino
nacido en ésta región
soy tan hijo de esta tierra
que me siento emparentado
al quebracho colorado
y al capullo de algodón.
En mis venas corre sangre
de de la Italia forjadora,
esa estirpe labradora
que en mi patria se afincó.

Fueron gringos mis dos padres,
y también los dos hermanos
que ya en el suelo italiano
con la América soñó
aquel sueño y el destino
los empujaron un día
a dejar toda una vida
por otra tal vez mejor.

Y en un buque se embarcó
con lágrimas mi familia
porque allá dejaban todo
con sus penas y alegrías,
a la patria, A sus amigos,
a sus padres, A la villa,
a los sueños de la infancia
que eran carne de ilusión.

Mas sus pupilas mojadas
con llantos de mil ausencias
se secaron de esperanzas
al ver esta noble tierra
que esperándolos estaba
para borrar con su sol
las noches de tantas guerras.
que esperaba para darles
un arado y unas rejas,
trigo de paz para el pan,
y un rancho para querencia.

Y así llegaron al Chaco
mis hermanos y mis padres.
Plantando una humilde chacra
rodeada de quebrájales,
pagando en sudor de sangre
sus blancos algodonales
y olvidando con trabajo
la noche de sus pesares.

Luego Dios que nunca olvida
premió el sufrir de mi madre
con un puñado de hijos
tan rubios como trigales
y trigueños, color sombra
de adentro de los obrajes.
y entre ellos llegaba yo
a ver la luz de este Chaco.

Y a escuchar, sin comprender,
los mil murmullos del campo
a gastarme las rodillas
gateando por todo el rancho
y prenderme de mi madre
para dormirme mamando.
Yo, ni contaba dos años
cuando mi madre partiera
para que nazca otro hermano.
Ya nunca la vi volver.
Ya nunca estuvo en el rancho.

Sólo volvió mi familia,
Todos de negro y llorando
Y mi hermana, la mayor,
Mientras me alzaba en sus brazos,
Trató de hacerme entender
Que mi madre no estaría
Nunca jamás en el rancho
Porque Dios la había llamado
Para tenerla a su lado.

La chacra quedó callada,
Todos hablaban despacio.
Y yo, recorría el patio
Siempre buscando y buscando.
Mas un día se quebró el silencio
Con un llanto
Y brotaba de esa cuna
Hecha de rústico palo.

Hacia dentro fui corriendo,
Los ojos grandes mirando.
Y asomado a la cunita
He visto de cerca el llanto.
Era un truque del destino.
Mi madre por un hermano.
Y así terminó su vida,
Dejando otra vida en cambio.

Y se internó tierra adentro
Por sujetarnos al Chaco,
Porque si yo tengo sangre
De esa gringa de otro pago
También lo tiene la sombra
Profunda de los quebrachos.

Y si sus huesos y carnes
Viven en mi ser andando,
También viven en la tierra
De una tumba de este pago
Y están abonando el suelo
Caliente de nuestro Chaco.

Por eso es que yo me siento
Emparentado a esta tierra.
Por eso es que yo teniendo
Tanta sangre de italiano
Me siento tan argentino,
Tan chaqueño y tan hermano
De los montes, de las chacras,
De los indios macabíes,
De los tobas y matacos.

Razas todas que en la selva
De entre los cardos brotaron
Como fruto de esa tierra,
Donde mi madre ha quedado.
Todo tiene algo que ver
Con mi sangre y su pasado,
Por eso, aunque casi gringo,
Lo quiero tanto a mi Chaco.
Luis Landriscina
Con afecto,
Ruben

No hay comentarios:

Publicar un comentario