Relatos
históricos
¿Qué es la historia? Una sencilla fábula que todos hemos aceptado.
(Napoleón)
La plaza de Tiananmén, centro de las protestas.
Las protestas de la plaza de Tiananmén de 1989, también conocidas
como la masacre de Tiananmén, la revuelta de Tiananmén o el incidente
del 4 de junio (en chino: 六四事件),
consistieron en una serie de manifestaciones lideradas por estudiantes
en la República
Popular China, que ocurrieron entre el 15 de abril y el 4 de junio de 1989.
La protesta recibe el nombre del lugar en que el Ejército
Popular de Liberación suprimió la movilización: la plaza de
Tiananmén, en Beijing. Los manifestantes provenían de
diferentes grupos, desde intelectuales que creían que el gobierno del Partido
Comunista era demasiado represivo y corrupto, a trabajadores de la
ciudad que creían que las reformas económicas en China habían ido demasiado
lejos y que la inflación y el
desempleo estaban amenazando sus formas de vida. El acontecimiento que inició
las protestas fue el fallecimiento de Hu Yaobang.
Tras las protestas y las llamadas del Gobierno pidiendo su disolución,
se produjo en el seno del Partido Comunista una división de criterio acerca de
cómo responder a los manifestantes. La decisión tomada fue suprimir las
protestas por la fuerza, en lugar de acceder a sus reivindicaciones. El 20 de mayo, el Gobierno declaró la ley marcial y en la noche del 3 de junio, envió los tanques y la
infantería del ejército a la plaza de Tiananmén para disolver la protesta. Las
estimaciones de las muertes civiles varían: 400-800 (CIA),
2600 (según fuentes no identificadas de la Cruz
Roja China). El número de heridos se estima entre 100 000 y
1 000 000. En 2017 el Gobierno británico desclasificó un telegrama
del, por entonces, embajador británico Alan Donald, en el que asegura que el
número de civiles muertos es de unos 100 000-1 000 000.12 Tras la violencia, el Gobierno emprendió un gran número de arrestos para suprimir a los instigadores
del movimiento, expulsó a la prensa extranjera y controló estrictamente la
cobertura de los acontecimientos en la prensa china. La cruel represión de la
protesta de la plaza de Tiananmén causó la condena internacional de la
actuación del Gobierno de la República Popular China.
En uno de los últimos días de estas protestas fue tomada la foto
ganadora del World Press Photo
de 1990, en la cual se muestra a un joven opositor enfrentándose a una columna
de tanques, apodado el hombre del
tanque.3
Trasfondo
Deng Xiaoping inició la reforma
económica china en 1978 y ordenó la represión de las protestas
estudiantiles en la plaza de Tiananmén de 1989.
Desde 1978, Deng Xiaoping
había liderado una serie de reformas políticas y económicas que conllevaban el
establecimiento gradual de una economía de mercado
y cierta liberalización política que distendía el sistema establecido por Mao Zedong. A principios de 1989, estas
reformas políticas y económicas habían llevado a dos grupos a una
insatisfacción con el Gobierno.
El primer grupo incluía estudiantes e intelectuales, los cuales creían que las
reformas no eran suficientes y que China necesitaba reformar su sistema
político, dado que las reformas económicas solo afectaban a los granjeros y a
los obreros de las fábricas. Además, los ingresos de los intelectuales quedaban
muy rezagados respecto a los de los beneficiados por las reformas. Estaban
descontentos con los controles políticos y sociales que ejercía el Partido
Comunista de China. Por añadidura, este grupo conocía la liberalización política emprendida en la Unión Soviética
con el nombre de glásnost por Mijaíl Gorbachov.
El segundo grupo estaba constituido principalmente por obreros industriales de
las ciudades, que creían que las reformas habían ido demasiado lejos. Las
reformas económicas habían empezado a causar inflación y desempleo, lo que, juzgaban, amenazaba su
forma de vida.
En 1989, el principal apoyo del Gobierno estaba constituido por los
campesinos rurales, que habían visto cómo sus ingresos se incrementaban
considerablemente durante la década de 1980 como resultado de las
reformas del Partido. Sin embargo, este apoyo tenía una utilidad limitada
porque los campesinos rurales estaban distribuidos a lo largo de país, y
permanecieron desorganizados y con dificultades para movilizarse, en contraste
con los grupos urbanos, que estaban organizados en escuelas y unidades de
trabajo.
El acontecimiento que encendió la mecha de las protestas fue la muerte,
por enfermedad, del ex secretario general del Comité Central del Partido
Comunista de China Hu Yaobang, que
había sido expulsado del Gobierno por Deng Xiaoping en febrero de 1987. Hu era
visto como un liberal, y su expulsión en respuesta a las protestas
estudiantiles de 1987 fue vista como injusta en determinados círculos. Además,
la muerte de Hu permitió a los ciudadanos de la República Popular China
expresar su descontento con sus sucesores sin temor a la represión política,
pues habría resultado extraño expulsar al pueblo del funeral de un ex
secretario general del Partido.
Inicio de las protestas
Hu Yaobang (aquí en una foto de 1953),
nombrado secretario general del Comité Central del Partido
Comunista de China por Deng Xiaoping en febrero de 1980, era un
liberal dentro del partido. Fue relevado de su cargo por Deng en 1986 y su
muerte en 1989 desencadenó las protestas de los estudiantes.
Las protestas empezaron como pequeños disturbios, en la forma de
oraciones por Hu Yaobang y
reivindicaciones para que el partido revisara la visión oficial de la figura de
Hu. Las protestas crecieron tras las noticias de enfrentamientos con la
policía; los estudiantes creyeron que los medios de comunicación chinos estaban
distorsionando la naturaleza de sus actividades, lo que incrementó el apoyo a
su protesta. En el funeral de Hu, un gran grupo de estudiantes se encontró en
la plaza de Tiananmén y pidió reunirse con el primer ministro Li Peng, ampliamente reconocido como el
rival político de Hu, petición que no fue atendida. En consecuencia, los
estudiantes hicieron un llamado a la huelga en las universidades de Pekín. El
26 de abril de 1989, un editorial en el Diario del Pueblo, tras un discurso
interno hecho por Deng Xiaoping,
acusó a los estudiantes de crear tumultos. El discurso enfadó a los
estudiantes, y el 29 de abril 50 000 estudiantes acudieron a una de las
calles de Beijing, haciendo caso omiso de los avisos disuasorios realizados por
las autoridades e insistieron en la retirada de lo dicho en el discurso.
En Beijing, la mayoría de los estudiantes de la ciudad participaron en
las protestas con el apoyo de sus instructores y otros intelectuales. Los
estudiantes rechazaron las asociaciones oficiales de estudiantes controladas
por el Partido Comunista y establecieron sus propias asociaciones. Los
estudiantes se veían a sí mismos como patriotas chinos, herederos del Movimiento
del Cuatro de Mayo por la «ciencia y la democracia» de 1919.
Las protestas evocaban también los recuerdos de las protestas de la plaza de Tiananmén de 1976
que llevaron a la expulsión de la Banda de los Cuatro.
Desde sus orígenes en el funeral de Hu Yaobang, considerado por los estudiantes
como un defensor de la democracia, la actividad estudiantil se desarrolló
gradualmente durante el curso de sus protestas desde protestas contra la corrupción política
hasta demandas de libertad de prensa
o la reforma del control sobre el Estado por parte del Partido Comunista de
China y de Deng Xiaoping,
el líder chino de facto. También se realizaron algunos intentos
parcialmente exitosos de entrar en contacto con estudiantes y obreros de otras
ciudades.
Las protestas iniciales fueron realizadas por estudiantes e
intelectuales que creían que las reformas de Deng Xiaoping solo contemplaban
medidas económicas de liberalización del mercado y desregulación estatal,
mientras que no eran acompañadas de una reforma política en la cual se
instaurara la democracia. Pronto atrajeron el apoyo de los trabajadores
urbanos, que creían por su parte que las reformas habían ido demasiado lejos. Esto
ocurrió porque los líderes enfocaron sus protestas en la corrupción, protesta
que ambos grupos ejercían en común, y porque los estudiantes fueron capaces de
invocar arquetipos chinos en su beneficio.
En contraste con las protestas de 1987, que fueron realizadas
principalmente por estudiantes e intelectuales, las protestas de 1989
consiguieron un amplio apoyo de los trabajadores urbanos, alarmados por la
inflación creciente y la corrupción. En Beijing fueron apoyadas por una amplia
fracción de la ciudadanía. En otras ciudades como Ürümqi, Shanghái y Chongqing se consiguieron porcentajes
similares de apoyo, y más tarde en Hong Kong, Taiwán y las comunidades chinas de
Norteamérica y Europa.
Las protestas se intensifican
El 4 de mayo, aproximadamente 100 000 estudiantes y obreros
marcharon en Beijing pidiendo reformas para la libertad de expresión y un
diálogo formal entre las autoridades y los representantes de los estudiantes.
El gobierno rechazó la propuesta de diálogo tal como se les presentaba,
mostrándose en cambio dispuesto a hablar con las organizaciones estudiantiles
oficiales. El 13 de mayo grandes grupos de estudiantes ocuparon la plaza de Tiananmén
y emprendieron una huelga de hambre, pidiendo al Gobierno la retirada de la
acusación realizada en el editorial del Diario del Pueblo y que
comenzaran las conversaciones con los representantes elegidos por los
estudiantes. Cientos de estudiantes siguieron la huelga de hambre y recibieron
el apoyo de otros miles de estudiantes y residentes de Beijing, que continuaron
las protestas durante toda la semana.
Las protestas y las huelgas empezaron en muchas universidades de otras
ciudades, desde donde viajaron muchos estudiantes a Beijing para unirse a las
manifestaciones. Generalmente, las manifestaciones en la plaza de Tiananmén
mantenían un cierto orden, con marchas diarias de estudiantes de varias
universidades de Beijing mostrando su solidaridad con el boicot a las clases
académicas y con el desarrollo de las protestas. Algunos estudiantes cantaron La Internacional en varias
manifestaciones[cita requerida]
y mostraron asimismo su apoyo al socialismo chino, ayudando a la policía a
arrestar a tres hombres de la provincia de Hunan
que habían lanzado tinta sobre un gran retrato de Mao que se encontraba al
norte de la plaza de Tiananmén.4 Uno de estos hombres, Yu Dongyue,
permaneció en prisión hasta el 22 de febrero de 2006.5
La estrategia principal de los manifestantes se basó en una huelga de hambre emprendida por un número
estimado de entre varios cientos y más de mil estudiantes. Esta huelga alcanzó
gran resonancia entre el pueblo chino. Aunque no se observaron huelguistas de
aspecto demacrado, una leyenda urbana
china, que persiste en la actualidad, dice que algunos de ellos murieron de
hambre.6
Se hicieron algunos intentos parcialmente satisfactorios para los
propósitos de los manifestantes con el objetivo de negociar con los gobernantes
de la República Popular China, que estaban cerca, en los edificios centrales
del Partido Comunista en Zhongnanhai. A
causa de la visita de Mijaíl Gorbachov
en mayo, muchos periodistas de medios de comunicación extranjeros se
presentaron en China. La cobertura que realizaron de las protestas fue
intensiva y generalmente favorable a los manifestantes, pero pesimista acerca
de sus posibilidades de lograr sus objetivos. Hacia el final de las protestas,
el 30 de mayo, se erigió una estatua a la diosa de la democracia en la plaza,
esculpida por los estudiantes de Bellas Artes, que constituyó un símbolo visual
de la protesta para los televidentes que seguían la cobertura de la prensa en
todo el mundo.
El Buró Político del Comité Central del Partido Comunista
de China, junto con los ancianos del partido (oficiales del Gobierno
y del Partido ya retirados pero que aún ejercían influencia política),
albergaban, en un principio, la esperanza de que las protestas tendrían una
vida corta o que reformas de carácter cosmético satisfarían a los
manifestantes. Deseaban evitar la violencia tanto como fuera posible, y
confiaron en un principio en el aparato del partido para persuadir a los
estudiantes de abandonar la protesta y volver a sus estudios. Una barrera a la
acción efectiva fue que el propio líder del Gobierno, Zhao Ziyang, apoyaba muchas de las
reivindicaciones de los estudiantes, especialmente las concernientes a la
corrupción. Sin embargo, los manifestantes estaban compuestos de grupos
diversos con reivindicaciones diversas, lo que dificultó estas primeras
medidas. Incluso no estaba claro con quién debía negociar el Gobierno, y cuáles
eran las peticiones de los diferentes grupos. La confusión y la indecisión
entre los manifestantes se tradujeron así en confusión e indecisión del
Gobierno. Los medios oficiales también mostraron esta indecisión en el Diario
del Pueblo, alternando entre la simpatía con los manifestantes con su
denuncia.
En las altas esferas del liderazgo del partido, el secretario general
Zhao Ziyang estaba fuertemente a favor de una aproximación suave a los
manifestantes, mientras que Li Peng se mostró
partidario del acoso por la fuerza. En última instancia, la decisión de
disolver las manifestaciones por la fuerza se tomó por un grupo de ancianos del
Partido que veían la posibilidad de abandono del Estado unipartidista como una
vuelta al caos de la Revolución Cultural.
Aunque muchos no tenían cargo oficial, tenían la capacidad de controlar el
ejército, pues Deng Xiaoping era el presidente de la Comisión
Militar Central y tenía la capacidad de declarar la ley marcial. Los ancianos del partido
creyeron que las protestas duraderas eran una amenaza a la estabilidad del
país. Los manifestantes fueron considerados por el Gobierno como una
herramienta de los partidarios del «liberalismo burgués»,
que estarían moviendo las cuerdas en la sombra, y como herramientas de miembros
del Partido que buscaban satisfacer sus ambiciones personales.
La disolución
El primer
ministro Li Peng declaró la ley marcial y respaldó
la intervención del ejército.
Aunque el gobierno chino declaró la ley marcial el 20 de mayo, las
manifestaciones continuaron. La huelga de hambre se aproximaba al fin de la
tercera semana, y el Gobierno decidió acabar con el asunto antes de que se
produjeran muertes. Tras una deliberación entre los líderes del Partido
Comunista, se ordenó el uso de la fuerza militar para resolver la crisis, y
Zhao Ziyang fue despojado del liderazgo político como resultado de su apoyo a
los manifestantes. El Partido Comunista decidió detener la situación antes de
que fuera más lejos.
Los soldados y tanques de las divisiones 27 y 28 del Ejército
Popular de Liberación fueron enviados para tomar control de la
ciudad. Aunque el Gobierno ordenó a todos los civiles de Beijing que
permanecieran en sus casas mediante emisiones de televisión y megafonía, las
advertencias no fueron tenidas en cuenta y muchos manifestantes pacíficos fueron
atacados por los soldados; la violencia ejercida tuvo como resultado enormes
bajas civiles y algunas muertes de soldados.78 El gobierno chino atestiguó la muerte de varios cientos de personas.[cita requerida]
La entrada de las tropas en la ciudad recibió la oposición activa de
muchos ciudadanos de Beijing, cuya resistencia causó bajas entre los militares.
Los ciudadanos construyeron grandes barricadas en las carreteras que
ralentizaron el progreso de los tanques, pero la plaza quedó vacía en la noche
del 4 de junio, por decisión de los manifestantes. El combate continuó en las
calles que rodeaban la plaza, con los manifestantes avanzando repetidamente
hacia las tropas armadas del Ejército Popular de Liberación, que respondió con
fuego automático. Muchos ciudadanos heridos fueron puestos a salvo por
conductores de rickshaws, que se aventuraron en tierra de
nadie entre los soldados y la multitud y llevaron a los heridos a los
hospitales.
La eliminación de la protesta se vio simbolizada en los medios de
comunicación occidentales por la fotografía
de un manifestante solitario, tomada el 5 de junio, de pie frente a una columna
de tanques, deteniendo su avance. El hombre continuó de pie desafiante frente a
los tanques durante media hora antes de ser expulsado del lugar. A pesar de los
esfuerzos, hasta el día de hoy los medios de comunicación occidentales han sido
incapaces de identificar a la figura solitaria. La revista Time le eligió como una de las cien
personas más influyentes del sigo XX. Poco después del incidente, el diario
británico Sunday Express
le identificó como Wang Weilin, un estudiante de 19 años de edad; sin embargo,
la veracidad de esta identificación es dudosa. Bruce Herschensohn, asistente
especial del ex presidente de los Estados Unidos Richard Nixon y miembro del equipo de Ronald Reagan, aseguró que fue ejecutado
catorce días después de la revuelta por un pelotón de
fusilamiento. Jan Wong escribió
que este hombre sigue con vida y se oculta en un área rural de China. William
Bell, escritor canadiense, asegura en cambio que se llamaba Wang
Aimin y fue ejecutado el 9 de junio.
En la propia plaza hubo un debate entre los que, como Han
Dongfang, deseaban retirarse pacíficamente, y los que, como Chai Ling, deseaban permanecer en la plaza
pese al riesgo de que hubiera un baño de sangre. Los partidarios de la retirada
ganaron, y los manifestantes dejaron la plaza. El Gobierno de la República
Popular China ha asegurado que no murió nadie en la plaza, un hecho que, de
acuerdo con los testimonios de los que estuvieron en la plaza, parece ser
técnicamente cierto, pero no habla de las bajas durante la aproximación a la
plaza. El número de muertos y heridos sigue siendo un secreto de estado. Un
funcionario no identificado de la Cruz Roja china aseguró que hubo 2600
muertos, 2000 ciudadanos heridos y que se perdió contacto con 400 soldados. De
acuerdo con las universidades, murieron 23 estudiantes. El Comité Central de
Asociaciones Autónomas de la Universidad de
Tsinghua habló de 4000 muertos y 30 000 heridos. Chen Xitong,
el alcalde de Beijing, informó 26 días tras los acontecimientos de que 36
estudiantes y decenas de soldados murieron, ascendiendo hasta un total de 200
muertos, y 3000 civiles y 6000 soldados heridos.9 Los reporteros extranjeros que estaban en Beijing afirmaron que habían muerto al
menos 3000 personas. Se crearon algunas listas de bajas a partir de fuentes
clandestinas que hablaban de 5000 muertos.10 Sin embargo, es interesante remarcar que los documentos de la NSA
desclasificados en 1999 muestran que la inteligencia estadounidense estimó
entre 180 y 500 la cantidad de muertos. De esta forma, las estimaciones del
Gobierno chino concuerdan con la estimación oficial estadounidense. Por otra
parte, antes de que el Gobierno de Beijing restableciera el control de las
noticias en China por completo, una emisión en inglés desde Beijing afirmó que
habían muerto al menos 3000 estudiantes. Al mismo tiempo, la Cruz Roja china
informó de que su cuenta había alcanzado los 2600 muertos —y seguía
incrementándose—. Dado que es imposible obtener acceso a información objetiva
debido a la ley marcial, todavía no se han resuelto las discrepancias entre las
diferentes fuentes.
Después de la disolución de las protestas de Beijing el 4 de junio,
estas continuaron en gran parte de China durante unos días. El Gobierno de la
República Popular China fue incapaz de finalizar estas protestas fuera de
Beijing sin la pérdida de un número significativo de vidas.
Con afecto,
Ruben
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