Poemas de Ruben Dario
Lejos
Buey que vi en mi niñez, mientras humeabas
en el oro ardiente del sol nicaragüense,
allá en la rica plantación llena de armonías
tropicales; paloma del bosque, de los bosques que cantaban
con el sonido del viento, de las hachas, de los
pájaros y de los toros bravos:
Yo os saludo a los dos, porque ambos sois mi vida.
Tú, buey pesado, evocas el suave amanecer
que señalaba que era hora de ordeñar la vaca,
cuando mi existencia era toda blanca y rosa;
y tú, dulce paloma de montaña, arrullando y llamando,
significas todo lo que mi propia primavera, ya tan
lejana, poseía de la Divina Primavera.
Blasón
El cisne olímpico, blanco como la nieve,
con pico de ágata rosada,
acicala su ala eucarística,
que abre al sol como un abanico.
Su cuello brillante se curva
como el brazo de una lira,
como el mango de un ánfora griega,
como la proa de un barco.
Es el cisne de origen divino
cuyo beso subió a través de campos
de seda hasta las cimas rosadas
de las dulces colinas de Leda.
Rey blanco de la fuente de Castalia,
su triunfo ilumina el Danubio;
Da Vinci fue su barón en Italia;
Lohengrin es su príncipe rubio.
Su blancura es parecida al lino,
a los capullos de rosas blancas,
al blanco diamantino
Canto de esperanza
Los buitres al alzar han mancillado la gloria del
cielo;
Los vientos llevan en sus alas el horror del grito
de la muerte;
Los hombres se asesinan unos a otros, se enfurecen,
caen y mueren.
¿Ha surgido el Anticristo a quien vio Juan en Patmos?
Se ven portentos y maravillas que llenan de asombro al
mundo,
Y el regreso de Cristo parece apremiante, venido a cumplir
la Ley.
La antigua Tierra está preñada de un dolor tan
profundo,
El soñador real, meditabundo, silencioso y triste,
apartado,
se aflige con la angustia pesada que desgarra el gran
corazón del mundo.
Los matadores de ideales con la violencia del destino
han arrojado al hombre a la oscuridad de laberintos
intrincados para ser presa y carnicería de perros de guerra y odio.
¡Señor Cristo! ¿Por qué estás esperando venir con todo
Tu poder
y extender Tus manos radiantes sobre estos lobos de
la noche,
y desplegar en lo alto Tus estandartes y bañar el
mundo con
luz?
Levántate rápidamente y derrama la esencia de la vida
abundantemente
sobre las almas enloquecidas de hambre, o tristes, o
enloquecidas,
que recorren los caminos de la ceguera olvidando el
amanecer
y a Ti.
¡Ven Señor, a hacer Tu gloria, con relámpagos en tu
frente!
Con estrellas temblorosas a Tu alrededor y aflicción
cataclísmica,
¡Y trae Tus dones de justicia, paz y amor hacia abajo!
Deja que el temible caballo que Juan imaginó devorando
estrellas, pase;
Y los ángeles hagan sonar el clarín del Juicio desde
lo alto.
Mi corazón será una brasa y en tu incensario reposará
del vellón de un cordero pascual.
Él es el poeta de los versos perfectos,
y su manto lírico es de armiño;
él es el pájaro mágico, regio
que, muriendo, rima el alma en su canción.
Este aristócrata alado exhibe
lirios blancos sobre un campo azul;
y Pompadour, gracioso y encantador,
ha acariciado sus plumas.
Rema y rema en el lago
donde los sueños esperan a los infelices,
donde una góndola dorada espera
a la novia de Luis de Baviera.
Condesa, dale tu amor a los cisnes,
pues son dioses de una tierra seductora
y están hechos de perfume y armiño,
de luz blanca, de seda y de sueños.
Con afecto,
Ruben
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