domingo, 7 de julio de 2019

Pedro Calderón de la Barca






Pedro Calderón de la Barca



Fuente: Wikipedia
(Madrid, 1600 - id., 1681) Dramaturgo español. Educado en un colegio jesuita de Madrid, estudió en las universidades de Alcalá y Salamanca. En 1620 abandonó los estudios religiosos y tres años más tarde se dio a conocer como dramaturgo con su primera comedia, Amor, honor y poder.

Calderón de la Barca
Como todo joven instruido de su época, viajó por Italia y Flandes y, desde 1625, proveyó a la corte de un extenso repertorio dramático entre el que figuran sus mejores obras. Tras granjearse un sólido prestigio en el Palacio Real, en 1635 escribió El mayor encanto, el amor, para la inauguración del teatro del palacio del Buen Retiro.
Nombrado caballero de la Orden de Santiago por el rey, se distinguió como soldado en el sitio de Fuenterrabía (1638) y en la guerra de Cataluña (1640). Ordenado sacerdote en 1651, poco tiempo después fue nombrado capellán de Reyes Nuevos de Toledo. Por entonces ya era el dramaturgo de más éxito de la corte. En 1663 el rey lo designó capellán de honor, por lo que se trasladó definitivamente a Madrid.
El teatro de Calderón de la Barca
Según el recuento que él mismo hizo el año de su muerte, su producción consta de ciento diez comedias y ochenta autos sacramentales, loas, entremeses y otras obras menores. Como todo coetáneo suyo, Calderón no podía por menos que partir de las pautas dramáticas establecidas por Lope de Vega. Pero su obra, ya plenamente barroca, tal vez alcance mayor grado de perfección técnica y formal que la de Lope. De estilo más sobrio, Calderón pone en juego menor número de personajes y los centra en torno al protagonista, de manera que la obra tiene un centro de gravedad claro, un eje en torno al cual giran todos los elementos secundarios, lo que refuerza la intensidad dramática.
El crítico Ángel Valbuena Prat señaló que en su estilo cabe distinguir dos registros. El primero consiste en reordenar y condensar lo que en Lope aparece de manera difusa y caótica y en estilizar las notas de su realismo costumbrista. Así, Calderón reelabora temas originales de Lope en varias de sus obras maestras; en ellas aparece una rica galería de personajes representativos de su tiempo y de su condición social, los cuales tienen en común un tema del siglo: el honor, el patrimonio del alma enfrentado a la justicia de los hombres, caso de El alcalde de Zalamea, o las pasiones amorosas que ciegan el alma, cuestión que aborda en El mayor monstruo, los celos o en El médico de su honra.
Pero no es ése, desde luego, el principal motivo de su obra. En su segundo registro, el dramaturgo inventa, más allá del repertorio caballeresco, una forma poético-simbólica desconocida antes de él y que configura un teatro esencialmente lírico, cuyos personajes se elevan hacia lo simbólico y lo espiritual. Calderón destaca sobre todo como creador de esos personajes barrocos, íntimamente desequilibrados por una pasión trágica, que aparecen en El mágico prodigioso o La devoción de la cruz.
Su personaje más universal es el desgarrado Segismundo de La vida es sueño, considerada como la cumbre del teatro calderoniano. Esta obra, paradigma del género de comedias filosóficas, recoge y dramatiza las cuestiones más trascendentales de su época: el poder de la voluntad frente al destino, el escepticismo ante las apariencias sensibles, la precariedad de la existencia, considerada como un simple sueño, y, en fin, la consoladora idea de que, incluso en sueños, se puede todavía hacer el bien.
Con Calderón adquirieron asimismo especial relevancia la escenografía (lo que él llamaba «maneras de apariencia») y la música. La carpintería teatral se convirtió en un elemento clave en la composición de sus obras, y el concepto de escena se vio revalorizado de una manera general, en la línea del teatro barroco. En cuanto a su lenguaje, se puede considerar que es la culminación teatral del culteranismo poético de Góngora. Su riqueza expresiva y sus complejas metáforas provienen de un cierto conceptismo intelectual, acorde con el temperamento meditabundo propio de sus personajes de ficción.
La vida es sueño es una obra de teatro de Pedro Calderón de la Barca estrenada en 1635 y perteneciente al movimiento literario del barroco. El tema central es la libertad del ser humano para configurar su vida, sin dejarse llevar por un supuesto destino.

Temática

La concepción de la vida como un sueño es muy antigua, existiendo referencias en el pensamiento hindú, la mística persa, la moral budista, la tradición judeocristiana y la filosofía griega. Por eso ha sido considerada incluso un tópico literario.
Según Platón, el hombre vive en un mundo de sueños, de tinieblas, cautivo en una cueva de la que sólo podrá liberarse tendiendo hacia el Bien; únicamente entonces el hombre desistirá de la materia y llegará a la luz.
El influjo de esta concepción platónica en la obra es evidente: Segismundo vive al principio dentro de una cárcel, de una caverna, donde permanece en la más completa oscuridad por el desconocimiento de sí mismo; sólo cuando es capaz de saber quién es, consigue el triunfo, la luz. Calderón, muy cabalmente, adoptó la forma del drama filosófico para abordar un gran caudal de temas confluyentes en este foco y en este tópico literario, platónico en su raíz occidental:
  • Como drama religioso, aborda los problemas de caída o pecado original y expiación.
  • Como poema filosófico, resuelve el destino del hombre y la fuente del conocimiento y los problemas aparejados del libre albedrío y la predestinación.
  • Como lección moral propia del barroco y la Contrarreforma, desengaña sobre las ilusiones y las vanidades de este mundo.
  • Como drama educativo y poético, instruye sobre lo que es el hombre sin el freno de la educación.
  • Como protesta revolucionaria, ataca el principio absolutista y ajurídico de la orden reservada que sofoca la libertad bajo el pretexto de evitar sus extravíos.
  • Como lección política «porque en batallas tales / los que vencen son leales / los vencidos, los traidores», enseña a los pueblos a lo que conduce el mal uso de la libertad y las guerras civiles.
  • Combate, además, la locura de los presagios y juicios de la astrología.
  • Describe los progresos que realiza el hombre y la humanidad entre desengaños y deseos.
  • Prueba que las pasiones comprimidas por un ascetismo no libre, sino forzado, estallan con tanta más fuerza cuanto mayor es la represión.
  • Desde un criterio psicoanalítico, expresa la superación o sublimación de los conflictos edípicos.
Inspira a la filosofía del solipsismo que ha negado realidad al mundo exterior... Todo esto y mucho más, si más se examina, es La vida es sueño.

De la "LA VIDA ES SUEÑO"



Sueña el rey que es rey, y vive
con este engaño mandando,
disponiendo y gobernando;
y este aplauso, que recibe
prestado, en el viento escribe,
y en cenizas le convierte
la muerte, ¡desdicha fuerte!
¿Qué hay quien intente reinar,
viendo que ha de despertar
en el sueño de la muerte?

Sueña el rico en su riqueza,
que más cuidados le ofrece;
sueña el pobre que padece
su miseria y su pobreza;
sueña el que a medrar empieza,
sueña el que afana y pretende,
sueña el que agravia y ofende,
y en el mundo, en conclusión,
todos sueñan lo que son,
aunque ninguno lo entiende.

Yo sueño que estoy aquí
de estas prisiones cargado,
y soñé que en otro estado
más lisonjero me vi.
¿Qué es la vida? Un frenesí.
¿Qué es la vida? Una ilusión,
una sombra, una ficción,
y el mayor bien es pequeño:
que toda la vida es sueño,
y los sueños, sueños son.
Autor del poema: Pedro Calderón de la Barca
Con afecto,
Ruben

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