domingo, 6 de septiembre de 2020

La comedia humana

 

La comedia humana


 

La comedia humana (en francés, La comédie humaine) es una serie de 87 novelas escritas en 1830 por el novelista francés Honoré de Balzac (1799-1850). Se considera uno de los mayores proyectos narrativos de la historia de la literatura.[1]

Balzac se propuso escribir 137 novelas interconectadas que retrataran la sociedad francesa en el período que abarca desde la caída del Imperio napoleónico (1815) hasta la Monarquía de Julio (1830). El proyecto se vio truncado por la muerte de Balzac.

Sinopsis de la obra

La idea de juntar su producción en una obra unitaria le vino a Balzac en 1834. En un primer momento quiso llamarla Estudios de costumbres del siglo XIX, correlato social de lo que había intentado Buffon en sus estudios sobre la Naturaleza. Estarían subdivididos en Escenas de la vida privada, Escenas de la vida de provincia y Escenas de la vida urbana, pero el propio autor se dio cuenta de inmediato de que su narrativa iba más allá de los aspectos descriptivos a que hacían alusión esos títulos. De ahí que presentase un segundo grupo de obras bajo el título de Estudios filosóficos.

En 1842 unió estas dos líneas narrativas en una nueva idea, la de la Comedia, con una estructura piramidal. Primero, los cuadros de costumbres que se agruparían según los distintos estamentos sociales, y luego, ya en la cumbre, las novelas de intención claramente analítica. Como conjunto, La comedia humana quedó inconclusa, con importantes lagunas en los apartados correspondientes a los estudios filosóficos y, sobre todo, a los analíticos. A pesar de ello, y en un corto espacio de tiempo, Balzac escribió entonces sus obras más representativas, como César Birotteau, Las ilusiones perdidas, La prima Bette, El primo Pons, con una premura plenamente justificada.

Comentario literario

La obra se empezó a gestar hacia 1830, cuando Balzac decidió agrupar una serie de libros independientes bajo el título unitario de Escenas de la vida privada, que luego siguió con las Escenas de la vida de provincias. El hecho de que algunos personajes pasaran de unas novelas a otras pretendía fijar la unidad del proyecto, según Balzac contó en una carta a Madame Hanska en 1834. Unos años después, en 1842, las deudas le dieron un empujón decisivo al proyecto: para afrontarlas se decidió a reunir lo que llevaba escrito y publicado, que ya era mucho, en unas Obras completas, pero el título no convenció a los editores, que lo consideran demasiado gastado, poco ajustado a la empresa y poco comercial.

Un amigo le habla entusiasmado de la obra de Dante La divina comedia, y Balzac da con el título definitivo de su obra. Escribió entonces el Prólogo a la comedia humana donde, después de confesar que «la modestia es atributo de los autores prolíficos», narra su encuentro con la Zoología de Buffon (y de otros biólogos y naturalistas en plena querella acerca de si Dios sigue un solo patrón para todas sus criaturas).

En el prólogo de 1842, Balzac, para curarse en salud de las acusaciones de inmoralidad que le habían caído a algunas de sus novelas, ya lo había apuntado:

Al copiar toda la sociedad, aprehendiéndola en la inmensidad de sus agitaciones, tenía que suceder que tal composición ofreciese más mal que bien, que tal parte del fresco representa un grupo culpable y entonces la crítica condena su inmoralidad, sin llamar la atención sobre la moralidad de otra parte destinada a formar el contraste perfecto. [...]
La novela debe tender al mundo mejor, ha dicho la señora Necker. Pero la novela no sería nada si, dentro de esta augusta mentira, no fuese verdadera en los detalles. [...]
Captando el sentido de esta composición, habrá de reconocerse que concedo a los hechos cotidianos, secretos o patentes, a los actos de la vida individual, tanta importancia como la que los historiadores han atribuido hasta ahora a los acontecimientos públicos de las naciones.

Con afecto,

Ruben

 

 

 

 

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