Juliane Kopcke
Unica sobreviviente del vuelo Lansa 508
que cayó en la Amazonía peruana
Juliane Kopcke resistió una caída de 3.000 metros, lidió con la selva
peruana por 11 días y resistió la deshidratación extrema para convertirse en
una leyenda.
Fuente: textokevin.moreno@glr.pe 2022 Fotos Google
2022
Actualizado el 30 Set 2022 |
Juliane Koepcke, con tan solo 17 años, vivió una aventura inesperada
cuando el vuelo 508 de LANSA, en el que acompañaba a su madre, sufrió un
accidente en la selva peruana debido a una tormenta. La joven, nacida en Lima y
de ascendencia alemana, logró salvarse de una caída de más de 3.000 metros y
resistir más de una semana inmersa en la naturaleza, para convertirse en la
única sobreviviente de aquel fatídico evento.
Hija del biólogo alemán Hans-Wilhelm Koepcke y de la ornitóloga Maria
Koepcke, Juliane se volvió un símbolo de la lucha por vivir a toda costa, luego
del trágico evento que acabó con la vida de 91 personas.
El accidente aéreo del vuelo 508
El 24 de diciembre de 1971, Juliane Koepcke y su mamá acudieron al
Aeropuerto Internacional Jorge Chávez, en Lima, para abordar el vuelo 508 de la
extinta aerolínea LANSA, el cual las llevaría hacia Pucallpa, donde las
esperaba un familiar.
Juliane Kopcke - Vuelo 508
Según relatos de la propia sobreviviente, su mamá tenía temor a volar,
pero el viaje tan solo iba a durar una hora. Desafortunadamente, luego de 30
minutos de recorrido, el avión se adentró en un problema climático inesperado.
"El piloto no se desvió de la tormenta, sino que voló de frente y se
internó en aquella caldera infernal. En pleno día se hizo de noche a nuestro
alrededor. Procedentes de todas direcciones, los rayos cruzaron el espacio sin
cesar”, confesó Juliane en su libro de memorias.
Ella comentó los angustiantes momentos que vivió junto a su mamá, quien
deseaba que una luz de esperanza logre salvarlas. "Esperemos que esto
tenga buen final", le dijo su madre en aquella oportunidad.
Lamentablemente, un rayo impactó contra el avión y, además de cegar a los
tripulantes, dañó la nave de forma fatal. "Ahora se acaba todo",
expresó la madre de Juliane.
Rápidamente se adaptó al
ritmo de vida de sus padres, quienes por su trabajo tenían que realizar viajes
frecuentes. En uno de los vuelos programados, Juliana acompañó a su madre en la
ruta de Lima a Pucallpa, abordando un avión de la compañía Líneas Aéreas
Nacionales SA (LANSA). Más de 90 personas se encontraban ansiosas de pisar
tierra, lo que parecía ser un desplazamiento ordinario, terminó en tragedia
cuando se adentraron a una nube oscura en la víspera de Navidad de 1971.
”Hubo una fuerte
turbulencia y el avión se movía arriba y abajo. Maletas y paquetes caían de los
compartimentos. Salieron volando regalos, flores y pasteles”, detalló a la BBC.
Esta escena la impactó.
Desde su asiento pudo ver rayos alrededor del avión. El temor se apoderó y solo
atinó a tomar de la mano a su madre, los nervios terminaron silenciándolas y no
podían emitir palabra alguna. El entorno era caótico, gritos y diálogos que
nadie entendía mientras los absorbía la incertidumbre. Una falla en el motor
exterior fue la causante de la desgracia. La peruana no imaginó que las últimas
palabras de su madre serían: “Esto es el final
¿Cómo se salvó Juliane Kopcke?
La joven salió despedida de la aeronave y cayó sobre los árboles
amazónicos peruanos, los que amortiguaron su caída de más de 3.000 metros.
Cuando ella despertó, se encontraba sentada en su silla, en medio de la selva,
y, para aquel instante, tenía la clavícula rota, sin otros daños mayores. Su
estado se consideró como un milagro.
Durante los siguientes días, Juliane Kopcke deambuló por los alrededores
para encontrar sobrevivientes, pero solo halló a los pasajeros fallecidos y los
escombros del avión.
Juliane Kopcke - Vuelo 508
Juliane Kopcke en la selva peruana
"Jamás olvidaré el cuadro que tengo al abrir los ojos: las copas de
los gigantescos árboles de la selva y una luz dorada que hacía brillar todo lo
verde en tonalidades diferentes", relató en sus memorias.
La sobreviviente ya no contaba con sus anteojos, por lo que tenía
dificultades para ver, además de los dolores de cabeza por el accidente, pero
sabía que ya era la mañana del 25 de diciembre y la Navidad había llegado.
"En mi caminata solitaria de 11 días de regreso a la civilización,
me hice una promesa. Juré que, si seguía viva, le dedicaría mi vida a una causa
significativa que sirviera a la naturaleza y la humanidad", declaró a The
New York Times.
Apoyada en las enseñanzas de su difunta madre y su padre, quienes desde
que era pequeña le enseñaron cómo adaptarse a la naturaleza, Juliane logró
encontrar comida y unos pozos de agua, los que le permitieron sobrevivir.
El rescate de Juliane Kopcke
Al cado de 10 días, la joven encontró pisadas en el suelo y las siguió hasta
encontrar una cabaña donde pudo notar herramientas pertenecientes a taladores
de árboles, así que pasó la noche allí.
A la mañana siguiente, unos hombres llegaron al lugar y se sorprendieron
de verla en su estado. "Soy una chica que se ha caído con el LANSA. Mi
nombre es Juliana", les dijo.
Juliane Kopcke, luego de ser rescatada
Así fue que Carlos Vásquez, Beltrán Paredes y Néstor Amasifuén lograron
ayudar a Juliane Kopcke y la llevaron hacia un centro médico, donde se
reencontró con su papá.
Juliane culminó sus estudios de biología, para graduarse en la
Universidad de Kiel en 1980. Más adelante, retornó a Perú y se especializó en
la investigación de murciélagos peruanos.
Juliane visitó la zona del accidente aéreo
Años después, la sobreviviente del fatídico vuelo 508 se convirtió en
bibliotecaria de la Colección Estatal de Zoología de Baviera, en Múnich, hasta
que se retiró oficialmente con 67 años.
Con afecto,
Ruben
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