Edward
Donnall Thomas
El trasplante de médula ósea, el Premio Nobel y su muerte
El trasplante de médula ósea es desde el punto de
vista quirúrgico, el más sencillo de los trasplantes. Actualmente, en la
mayoría de los casos, ni siquiera es necesario puncionar la médula de los
huesos, basta con estimular con filgrastim al donador, para que al cabo de
cuatro a cinco días podamos obtener, mediante aféresis, células hematopoyéticas
en enormes cantidades, mismas que permiten cambiar en el receptor todo su
sistema inmune y hematopoyético. Esto es un reto formidable, cambiar en un
humano este sistema, es la más difícil de las tareas biológicas que los médicos
de trasplante llevamos a cabo. Todos los que actualmente trabajamos en este
campo tenemos que agradecer a los que nos antecedieron y pasaron las penurias
humanas inherentes al quehacer médico. Por ello, lamentamos profundamente la
pérdida de un médico pionero en este campo, quién tuvo el valor, la imaginación
y la perseverancia para iniciar una nueva frontera en el conocimiento médico.
Su impulso y liderazgo fue un factor decisivo para el desarrollo inicial en los
trasplantes de células hematopoyéticas. No en vano es uno de los pocos clínicos
que en los últimos años ha recibido el Premio Nobel.
El pasado 20 de octubre falleció el Dr. Edward Donnall
Thomas, pionero del trasplante de células hematopoyéticas. Nacido en Mart,
Texas el 15 de marzo de 1920, el Dr. Thomas fue hijo de Edward E. Thomas,
médico rural, y de Angie Hill Donnall Thomas, profesora. El Dr. Thomas hizo el
primer trasplante de células de médula ósea en 1956, antes de que se conocieran
los antígenos leucocitarios HLA. El rechazo de las células trasplantadas dio
lugar a estudios que mostraron que era necesaria la compatibilidad de los
antígenos leucocitarios, para lograr un injerto duradero. En 1969, el Dr.
Thomas hizo el primer trasplante exitoso entre donador y receptor, que no
fueran gemelos idénticos. En 1988 fue nombrado presidente de la American
Society of Hematology.
En 1990 fue galardonado con el Premio Nobel de Medicina, compartiendo este honor con el Dr. Joseph E. Murray, pionero en el área del trasplante de riñón. Tanto el Dr. Thomas como el Dr. Murray habían sido compañeros de internado en el Boston's Brigham and Women's Hospital, y ambos consiguieron resolver el inconveniente que había impedido el éxito de los trasplantes de órganos entre seres humanos, es decir, las reacciones de rechazo.
El Dr. Thomas investigó numerosos fármacos inmunosupresores y
descubrió la eficacia del metotrexato en la prevención del rechazo y de la
enfermedad de injerto contra huésped; se jubiló en 1989. El mismo año en que el
Dr. Thomas obtuvo el Premio Nobel, Octavio Paz, escritor mexicano, también
recibió esta distinción sobresaliente. Una madrugada de otoño, un reportero
despertó al Dr. Thomas para darle la noticia del anuncio en Suecia y
entrevistarlo. Cuando su esposa Dorothy (Dottie), lo escuchó hablando sobre
trasplantes, le preguntó qué hacía dando una entrevista a esas horas. Don le
respondió: "Ganamos el Premio Nobel". El uso del plural fue
deliberado. Aunque el nombre de Dottie no apareció en el premio que ganaron
Murray y Thomas, éste dijo que su esposa, sus colegas, colaboradores y
pacientes, lo habían ayudado a obtenerlo. Humilde, explicó que no había sido un
esfuerzo individual, sino colectivo. Aunque tenía algunas necesidades económicas,
como cambiar su vieja pick up Datsun, donó íntegros los 350.000 dólares que
recibió del Premio Nobel al Fred Hutchinson Cancer Research Center (FHCRC),
donde trabajó por décadas.
En abril 1994, el Dr. Thomas vino al XXV Congreso
Mundial de Hematología que se celebró en Cancún, México, durante el cual
ofreció una de las conferencias magistrales. En esas mismas fechas fue nombrado
Miembro Honorario de la academia Nacional de Medicina de México, siendo
entonces su presidente el. Dr. Carlos Campillo. El Dr. Ricardo Sosa Sánchez,
hematólogo mexicano recientemente fallecido, fue el primer alumno mexicano del
Dr. Thomas en el FHCRC, y a su regreso a México hizo el primer trasplante de
células hematopoyéticas en el país en 1980, poniendo en práctica los conocimientos
que había adquirido en el FHCRC, bajo la tutela del Dr. Thomas.
Los trabajos del Dr. Thomas sentaron las bases para la
práctica, hoy rutinaria de los trasplantes de células hematopoyéticas
alogénicas, los que han permitido salvar muchas vidas de pacientes con
leucemias y otras enfermedades hematológicas en las que el reemplazo del tejido
hematopoyético puede ser curativo.
El mismo Dr. Thomas dijo: "Hubo un tiempo en el
que un diagnóstico de leucemia era una sentencia de muerte. Las probabilidades
de sobrevivir eran casi nulas". Estos tiempos han cambiado y buena parte
de los cambios se han apoyado en los trabajos del Dr. E. D. Thomas. descanse en
paz.
Fuente:
Revista
Universitaria
Servicio de
Hematología, Hospital Universitario "Dr. José Eleuterio González".
Monterrey, N.l,
México.
Con afecto,
Ruben
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