lunes, 9 de septiembre de 2024

Cuento :El Gorrion

 

EL GORRIÓN



Ivan Turgenev



 

Volvía de cazar y caminaba por una avenida del jardín, con mi perro corriendo delante de mí.

De pronto, dio pasos más cortos y empezó a avanzar sigilosamente, como si estuviera siguiendo una presa.

Miré a lo largo de la avenida y vi un gorrión joven, con el pico y la cabeza cubiertos de pelusa amarilla. Se había caído del nido (el viento sacudía violentamente los abedules de la avenida) y permanecía inmóvil, agitando impotente sus alas a medio crecer.

Mi perro se acercaba lentamente a él, cuando, de repente, un viejo gorrión de garganta oscura, descendió como una piedra justo delante de su nariz y, todo erizado, aterrorizado, con pío desesperado y lastimoso, se arrojó dos veces hacia las fauces abiertas de dientes brillantes.

Saltó para salvarlo; se arrojó ante su polluelo... pero todo su cuerpecito temblaba de terror; su canto era áspero y extraño. Desmayado de miedo, ¡se ofreció!

¡Qué monstruo tan grande le debió parecer aquel perro! Y, sin embargo, no podía mantenerse en su rama alta, a salvo del peligro... Una fuerza más fuerte que su voluntad lo arrojó al suelo.

Mi Trésor se quedó quieto, retrocedió... Era evidente que él también reconoció esa fuerza.

Me apresuré a llamar al perro desconcertado y me fui lleno de reverencia.

Sí, no se rían. Sentí reverencia por aquel pajarillo heroico, por su impulso de amor.

El amor, pensé, es más fuerte que la muerte o el miedo a la muerte. Sólo por él, por el amor, la vida se mantiene y avanza.

Abril de 1878.

Con afecto,

Ruben

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