domingo, 30 de diciembre de 2018

Cuentos peruanos:Los tres motivos del oidor



Cuentos Peruanos
“Un buen libro no es aquel que piensa por ti, sino aquel que te hace pensar." James McCosh.

Los tres motivos del oidor

 
 
Ricardo Palma



El día 27 de octubre de 1544  estaban los vecinos de Lima que no les llegaba la camisa al cuello. Y con razón, eso sí. Al levantarse de la cama y abrir las puertas para dar libre  paso a la gracia de Dios, se hallaron con la tremenda  noticia de que Francisco de Carbajal, sin ser nadie sentido,  se había colado en la ciudad con cincuenta de los suyos, puesto en prisión a varios  sujetos principales tildados de amigos del virrey Blasco Núñez, y ahorcado, no como quiera, a un par de pobres diablos, sino a  Pedro del Barco y Machín de Florencia, hombres de fuste, y tanto que fueron del número de los primeros conquistadores, es decir, de los  que capturaron a Atahualpa en  la plaza Cajamarca.

Carbajal previno caritativamente  a los vecinos  de Lima que estaba resuelto  a seguir  ahorcando prójimos  y que saquearía la ciudad si no aceptaban por gobernador del Perú  a Gonzalo Pizarro, quien  con el grueso de su ejército, se encontraba esperando  la respuesta  dos leguas de allí.

Componían a la sazón la Real Audiencia los licenciados Cépeda, Tejada y Zárate; pues el licenciado Álvarez había huido el bulto, declarándose en  favor del   virrey.
 Asustados  los oidores con la amenaza de Carbajal,  convocaron a los notables en Cabildo.  Dicutiose  el punto muy a la ligera, pues no había tiempo que perder en largos discursos  ni en flores de retorica y extendiose   acta reconociendo  a Gonzalo por
Gobernador.
 Cuando le llego su turno de firmar al oidor, que según el palentino, era un viejo  chocho, empezó a   dibujar   una  +, y bajo de ella,  antes de estampar  su garabato escribió:
 Juro a Dios,  y a esta +  y a las palabras de los santos evangelios que firmo por tres motivos: por miedo, miedo y por miedo”.

Vivía el oidor  Zárate en compañía  de una hija, doña  Teresa, años, moza  de veinte años
Muy lozanos, linda desde  el zapato hasta la   peineta y que traía en las venas todo el ardor de su sangre andaluza, causa más que suficiente para barruntar que el estado de la doncellez se la iba haciendo cuesta arriba. La muchacha,  cosa natural en las rapazas, tenía  su quebradero de cabeza  con Blasco de Soto, alférez de los tercios de  Carbajal,
 quien la pidió al padre y vio  rechazada la demanda, que su merced quería por para marido de su hija hombre de  de caudal saneado.

No se descorazonó el galán con la negativa  y puso su cuita en conocimiento de Carbajal.
- ¡Cómo se entiende! -gritó furioso don Francisco-. ¡Un oidor de mojiganga ¡desairar a mi alférez que es un  chico como unas perlas! Conmigo se las abra el abuelo.
Vamos galopín   ¡Mañana te casas, te apadrino y basta!
Duéleme que estés de veras enamorado; porque has de saber muchacho que el amor  es el vino mas presto se avinagra; pero eso no es cuenta mía sino tuya, y tu alma tu palma. Lo que tengo que hacer yo es casarte, y te casare  cono hay viñas en Jerez, y entre tú y la Teresa multiplicareis hasta que se gaste la pizarra.

Y el maestre de campo enderezo  a casa del oidor, y sin andarse con dibujos de escolar pidió para su ahijado la mano de la niña.
  
El pobre Zarate se vio comido de   gusanos balbuceó, mil excusas y termino dándose a partido. Cuando el notario exigió  que suscribiese el consentimiento;  lanzó el buen  viejo un suspiro, cogió la pluma  de ganso y escribió: el oidor:
Conste por esta señal de la +  Por  consiento por tres motivos: por miedo, por miedo y por miedo.  Y así llego  a hacerse  proverbial esta  frase en todo lima:
Los tres motivos del oidor, frase que hemos recogido de boca de muchos viejos  y que vale tanto como aquella de las noventa y nueve razones  que alegaba el martillero para no haber hecho una salva:_Razon  primera, no tener polvora._Guardese en el pecho las noventa y ocho restantes.



A poco del matrimonio de su hija, Zárate enfermó gravemente de disentería,  en la noche que recibió la Extremaunción, llegó a visitarlo Carbajal y le dijo: _“Vuestra merced se muere porque quiere. Déjese de de galenos y bébase en una tisana, una pulgarada de  polvos de cuerno de unicornio, que son tan eficaces para su mal  como huesecito de santo.
- No,  mi señor  don Francisco contesto el enfermo-, me muero  no por mi voluntad, sino por tres motivos... - No los diga, que los sé -interrumpió Carbajal, y salió riéndose del aposento del moribundo.
El Autor.

Ricardo Palma: 91833-1919) Autor de “Tradiciones Peruanas” es el caso de un escritor de autentica raigambre popular que ha merecido el reconocimiento universal. Aunque Palma cultivo diversos géneros (poesía, lirica, historia, crítica literaria, historia, investigación, lexigrafía,etc), su prestigio queda ligado a una especie creada por el mismo a la que dio un inconfundible sabor criollo: La Tradición.  “Las Tradiciones Peruanas” recogen sabrosos episodios de las distintas épocas de nuestra historia.

Con afecto,
Rubén


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