El Titanic, un hotel de lujo flotante
El interior del Titanic era un verdadero regalo para la vista, y no sólo por la belleza de su decoración.
Fuente: Redacción: Historia. National Geografic
Actualizado a 11 de octubre de 2020
El transatlántico contaba con lujos increíbles para la época: piscina, pastelería, baño turco, zonas para pasear a los perros, barbería, un gimnasio, ascensores eléctricos o varios salones de exquisita decoración dedicados a la lectura o para los fumadores; eso sin contar los suntuosos comedores y cafés. En palabras del pintor Frank Millet, «tiene de todo menos taxis y teatros». Semejantes deleites estaban reservados para los pasajeros de primera clase, pero lo cierto es que el barco se construyó para que todos pudieran disfrutar de la generosa magnificencia del coloso.
El alojamiento en tercera clase era «también de un carácter muy superior», como anunciaba la propia White Star. Sus ocupantes, hombres y mujeres de clases populares que emigraban a Estados Unidos –la nueva Tierra Prometida–, se quedaron asombrados al comprobar el tamaño de los camarotes, que contaban con calefacción y luz eléctrica, o el espacio destinado a sus comedores.
Escalera majestuosa
La gran escalinata principal era el corazón de la vida de primera clase. Se elevaba majestuosamente a través de seis cubiertas y estaba rematada por una cúpula de cristal que permitía el paso de la luz natural. Como otras fotos, ésta es del interior del Olympic.
Las barberías del Titanic
Estaban situadas en primera y segunda clase. En la imagen su gemela en el Olympic
Paseadores de perros
Dos miembros de la tripulación pasean a los perros de los pasajeros de primera clase. Estos eran los únicos a los que se le permitía acceder al buque con animales.
Preparadores físicos
Thomas W. McCawley prueba la máquina de remo del entonces moderno gimnasio del Titanic.
Salones de té
En los distintos locales de primera clase del Titanic se podía tomar el té.
Salón de fumadores
Los caballeros de la alta sociedad podían beber una copa y disfrutar de un habano en el salón de fumadores o instalarse en un lujoso comedor
Amplia oferta de bares y restaurantes
Por si los locales del Titanic no resultaban lo bastante exclusivas, la cadena Ritz gestionaba un restaurante con sus propios trabajadores.
Con afecto,
Ruben
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