La
Gripe Española: la pandemia de 1918 que no comenzó en
Fuente: Historia National
Geografic
19 enero 2018
19 enero 2018
Se
desconoce la cifra exacta de la pandemia que es considerada la más devastadora
de la historia. Un siglo después aún no se sabe cuál fue el origen de esta
epidemia que no respeto fronteras ni de clases sociales.
Aunque algunos investigadores afirman que empezó en
Francia en 1916 o en China en 1917, muchos estudios sitúan los primeros casos
en la base militar de Fort Riley (EE.UU.) el 4 de marzo de 1918.
Tras registrarse los primeros casos en Europa la gripe
pasó a España. Un país neutral en la I Guerra Mundial que no censuró la
publicación de los informes sobre la enfermedad y sus consecuencias a
diferencia de los otros países centrados en el conflicto bélico.
Ser el único país que se hizo eco del problema provocó
que la epidemia se conociese como la Gripe Española. Y a pesar de no ser el
epicentro, España fue uno de los más afectados con 8 millones de personas
infectadas y 300.000 personas fallecidas.
Hospital militar de emergencia durante la epidemia de
Gripe Española. Camp Funston Kansas Estados Unidos.
Pacientes de la epidemia de gripe de
1918 en el hospital USA de Fort Riley, donde se registraron los
primeros casos.
Durante los últimos meses
de la Primera Guerra Mundial, una virulenta cepa del virus de la gripe se
extendió rápidamente por todo el planeta infectando a un tercio de la población
mundial y causando la muerte de decenas de millones de personas. La pandemia de
1918 y 1919, también conocida como la gripe española, se extendió a gran
velocidad por todo el mundo y en sólo 18 meses infectó a un tercio de la
población mundial. La férrea censura de los países implicados en la Gran Guerra
escondió su gravedad, pero los estudios actuales elevan el número de muertes de
20 hasta 50 o incluso 100 millones. Si el más elevado de esos cálculos es
correcto, entonces la pandemia habría matado a más personas que las dos guerras
mundiales juntas.
UNA PLAGA MUNDIAL
Ningún rincón del planeta
se mantuvo a salvo del virus. En verano de 1997, el científico Johan Hultin
viajó hasta Brevig Mission, una localidad de Alaska de unos 200 habitantes, en
busca de cadáveres enterrados. Con el permiso de las autoridades locales,
exhumó del suelo congelado el cuerpo de una mujer en perfecto estado de
conservación, extrajo una muestra de su pulmón y volvió a sepultarlo. Pretendía
secuenciar el genoma del virus que 80 años antes había matado a esa mujer junto
al 90 por ciento de la población local. Brevig Mission fue un escenario más de
una de las peores tragedias que ha vivido la humanidad, pero la férrea censura
de los países implicados en la primera guerra mundial escondió su gravedad.
La gripe la causan varios
virus muy parecidos entre sí, pero sólo una cepa (el tipo A) está relacionada
con las epidemias mortales. A pesar de conocerse como gripe española, los
primeros casos se registraron en Estados Unidos durante el último año de la
Primera Guerra Mundial. En marzo de 1918, el país llevaba once meses en guerra
contra Alemania y las potencias centrales, y su exiguo ejército se había
convertido en un enorme contingente que acabaría sumando más de dos millones de
efectivos enviados a Europa. Los primeros casos se dieron en uno de los muchos
centros de instrucción que se pusieron en marcha en un país que se movilizaba
para la guerra. La férrea censura de los países implicados en la
primera guerra mundial escondió la gravedad de la epidemia
“La férrea censura de los
países implicados en la primera guerra mundial escondió la gravedad de la
epidemia”
El 4 de marzo, un soldado
se presentó en la enfermería de Fort Riley, en el estado de Kansas, aquejado de
fiebre. En cuestión de horas, cientos de reclutas cayeron enfermos con síntomas
similares, y a lo largo de las semanas siguientes enfermarían muchos más,
extendiendo el virus más allá de las paredes de Fort Riley. En abril, el
contingente estadounidense desembarcó en Europa portando el virus consigo.
Acababa de llegar la primera oleada de la epidemia.
La cepa mataba a sus
víctimas con una rapidez sin precedentes. En Estados Unidos abundaban las
informaciones sobre gente que se levantaba de la cama enferma y moría de camino
al trabajo. Los síntomas eran espantosos: los pacientes desarrollaban fiebre e
insuficiencia respiratoria; la falta de oxígeno causaba un tono azulado en el
rostro; las hemorragias encharcaban de sangre los pulmones y provocaban vómitos
y sangrado nasal, de modo que los enfermos se ahogaban con sus propios fluidos.
Como tantas otras, la cepa afectó a los más jóvenes y a los más
pero también a adultos sanos de entre 20 y 40
años.
GUERRA Y CENSURA
El principal factor de la
expansión fue, sin duda, la primera guerra mundial, que ya estaba en su última
fase. Aunque los epidemiólogos todavía debaten sobre el origen exacto del virus
–existe cierto consenso en que fue el resultado de la mutación de una cepa
aviar originaria de China–, lo que está claro es que el virus se globalizó
gracias al masivo y rápido movimiento de militares por todo el mundo.
El drama de la guerra
también sirvió para ocultar las elevadísimas tasas de mortalidad causadas por
el nuevo virus.En los primeros momentos, la enfermedad todavía no se conocía
bien y las muertes solían achacarse a la neumonía. La estricta censura militar
en tiempo de guerra impedía que la prensa europea y estadounidense pudiera
informar de los brotes. Sólo en la neutral España podían los medios hablar
libremente de lo que estaba sucediendo , y de ahí que a la epidemia se la
acabase llamando gripe española. Cabe señalar que en el caso español, el virus
llegó probablemente a través de los temporeros que fueron a trabajar a Francia,
ya que España no participaba en la contienda.
En el resto del
continente, las abarrotadas trincheras y campamentos de la primera guerra
mundial se convirtieron en el hábitat ideal para la epidemia. La infección iba
desplazándose con los soldados. La oleada de primavera remitió al cabo de unas
semanas, pero aquello sólo fue un alivio pasajero. Tras el verano de 1918, la
epidemia ya estaba lista para pasar a su fase más mortífera. Las trece semanas
que van de septiembre a diciembre de 1918 constituyen el período más intenso,
con el mayor número de víctimas mortales.
DEVASTACIÓN
La segunda oleada golpeó
primero en las instalaciones militares y se extendió después a la población
civil. En octubre llegó a su punto álgido: funerarias y enterradores no daban
abasto, y la celebración de funerales individuales resultaba imposible. Buena
parte de los fallecidos acabaron en fosas comunes.
En España, el sistema de
salud se vio desbordado; muchos médicos murieron y fue difícil reemplazarlos. Los
ataúdes escaseaban. El alcalde de Barcelona solicitó ayuda al ejército para
transportar y enterrar a los muertos, ya que el Ayuntamiento no daba abasto. En
España, el año 1918 fue el primero del siglo XX con un crecimiento vegetativo
(nacimientos menos muertes) negativo, y el único junto con 1939.
Tras una pausa en la
expansión de la enfermedad a finales de 1918, en enero del siguiente año
comenzó la tercera y última fase. Por entonces la pandemia ya había perdido
mucha fuerza. La dureza del otoño del año anterior no se repitió, de modo que
la tasa de mortalidad se desplomó.
“La epidemia llegó a su
punto álgido en octubre de 1918: los ataúdes escaseaban y las funerarias no
daban abasto”
UN IMPACTO DURADERO
La pandemia no dejó
intacta prácticamente ninguna región del mundo: sólo en la India las víctimas
mortales alcanzaron entre 12 y 17 millones. En Gran Bretaña murieron 228.000
personas. En Estados Unidos fueron aproximadamente medio millón. Ni la apartada
isla de Samoa, en el Pacífico sur, se libró del contagio: perdió el 23,6 por
ciento de su población. En España, estudios recientes elevan la cifra de
muertes a 260.000, 70.000 más que las estimadas oficialmente. Es difícil
disponer de datos exactos sobre la cantidad de muertes, pero la tasa global de
mortalidad se sitúa entre el 10 y el 20 por ciento de los infectados.
Los científicos consideran
que cada cincuenta años se produce una pandemia de gripe –que debe distinguirse
de las epidemias estacionales–. En 1957 se produjo en Asia oriental un nuevo
brote que se difundió por todo el globo y causó, hasta mediados de 1958, entre
uno y dos millones de muertes. En 1968 un nuevo tipo de gripe se declaró en
Hong Kong y produjo entre uno y cuatro millones de víctimas. Estos y otros
episodios muestran que, un siglo después de la madre de todas las pandemias, el
riesgo subsiste en nuestro mundo superpoblado e interconectado.
¿Cómo se llama el virus de la gripe española?
influenza
A (H1N1) responsable de la "pandemia de influenza española"
de 1918
¿Cuál fue la causa de la gripe española?
Uno de los
primeros casos conocidos ocurrió el 11 de marzo de 1918, en la base militar
Fort Riley, Kansas. Las condiciones de hacinamiento y falta de higiene
crearon un caldo de cultivo fértil para el virus. En una semana habían
ingresado al hospital del campo 522 hombres aquejados de la misma influenza
grave.
¿Cuáles son las consecuencias de la gripe española?
Devastadora
por la extensión y rapidez de su propagación, llegó a causar unos 50
millones de víctimas mortales en el mundo. España fue uno de los países más
afectados, a pesar de no haber participado en la guerra. Los Anuarios reflejan
en sus cifras cómo afectó esta emergencia sanitaria a toda la sociedad
española.
¿Cuál es el virus más letal de la historia?
La Peste
Negra (1347-1351):
75 - 200 millones de muertes
La epidemia más devastadora de la historia de la humanidad, la peste negra,
terminó con la vida de entre 75 y 200 millones de personas en el siglo XIV.
¿Cuál es el virus de la peste negra?
La peste
es una enfermedad infecciosa causada por Yersinia pestis, una
bacteria zoonótica que suele encontrarse en pequeños mamíferos y en las pulgas
que los parasitan. La transmisión entre los animales se hace a través de las
pulgas.
¿Por qué se dio la peste negra?
La Peste
Negra, la mayor pandemia de nuestra historia, fue causada por la
bacteria Yersinia pestis y se extendió en Europa entre los años 1346 y
1353. A pesar de los inmensos impactos demográficos y sociales de la pandemia,
sus orígenes han sido esquivos durante mucho tiempo.
¿Cuántas pandemia ha habido en el mundo?
La
humanidad ha sufrido más de 20 grandes epidemias y pandemias de las que
se tiene constancia, según la cronología bosquejada en 'COVID-19'. La
historia se repite y seguimos tropezando con la misma piedra'
Con afecto,
Ruben
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