Felipe Pinglo Alva
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Información personal
Nombre de nacimiento Julio
Felipe Federico Pinglo Alva
Sepultura Cementerio
Presbítero Maestro
Nacionalidad Peruana
Familia
Cónyuge Hermelinda
Rivera
Hijos Carmen
Eloísa "Carmencita" Pinglo Rivera
Felipe Alejandro Pinglo Rivera
Información profesional
Ocupación Compositor,
compositor de canciones y cantante Ver y modificar los
Años activo 1918-1936
Género Música
criolla y afroperuana
Artistas relacionados Pedro
Espinel, Alcídes Carreño
Federico Pinglo Alva (Lima, 18 de julio de 1899 - 13
de mayo de 1936), conocido como « El Bardo inmortal », fue un destacado
compositor y músico peruano, considerado uno de los máximos exponentes de la
música criolla,1 poseedor de un estilo de amplio arraigo popular que
enriqueció el acervo musical
peruano. Es también conocido
internacionalmente por ser el autor del vals «El plebeyo».23
Contexto histórico
La música criolla (constituida básicamente por el vals
y la polka) ya se escuchaban desde finales del siglo XIX en los barrios
populares de Lima inspirada en las danzas europeas que se bailaban en los
elegantes salones. La primera generación de compositores criollos que se
desarrolló entre fines del siglo XIX hasta 1920 conocida como "La Guardia
Vieja", se nutrió del importante influjo de ritmos españoles como la
zarzuela y la jota aragonesa.
En los años 20 se operan cambios importantes en la
estructura urbana de Lima y se empieza a sentir en los barrios populares la
influencia de nuevos géneros musicales especialmente el foxtrot, one-step,
tangos, entre otros. Estos comenzaron a desplazar a la aún incipiente música
criolla, con el foxtrot como el género de mayor consolidación en América
Latina.4 Es en este panorama en que aparece Felipe Pinglo Alva
y marca el primer hito histórico en
el desarrollo de este género
musical.
El 17 de mayo
de 1926 se instaló el primer instituto
musical bajo su nombre, el más lóngevo en operarse dentro del territorio
nacional.5
Biografía
Primeros años
Nació en la Calle del Prado, en la actual cuadra 14
del Jr. Junín, en los Barrios Altos. Hijo del normalista Felipe Pinglo Meneses
y de María Florinda Alva, quien murió días después de dar a luz. La pobreza en
la que vivió y las enseñanzas de su padre y sus tías, fueron formándole como
niño instruido, pero con sentimiento social.6
Inició sus estudios en la Escuela Fiscal de los
Naranjos (Lima), regentada por su tío Alejandro Pinglo, y posteriormente entre
1911 hasta 1915 cursó la secundaria en el Colegio Nuestra Señora de Guadalupe.
Con sus propinas adquirió más tarde un rondín e intuitivamente aprendió a
repetir en el instrumento musical las interpretaciones de las bandas militares
ofrecidas en las retretas, en las plazas públicas de su tradicional barrio.
En 1916 comenzó sus labores en la imprenta El Gráfico
y en una compañía de gas. También fue futbolista por afición en los clubes El
Naranjo, "Alfonso Ugarte" y fue comentarista de este deporte mediante
artículos en algunas revistas limeñas. Como gran amante del fútbol, Felipe
Pinglo Alva se hizo hincha del club Alianza Lima, equipo fundado en 1901 es
decir, un par de años luego de nacer nuestro compositor. Por tanto, siendo
coetáneos, la cercanía y amistad entre el bardo y el ya por entonces popularísimo
club limeño, se vieron plasmadas en las varias composiciones que le dedicara
destacando por supuesto la marinera "Alianza Lima" que en una de sus
estrofas dice así: "Saca Villanueva, pasa a Montellanos, quien presto la
añade al gran don José, quien combinando el juego la extrema a Sarmiento que la
cede a Neyra. Domingo y Julio García en conjunto con Quintana forman el trío de
medios que colaboran muy bien con Juan Rostaing y con Soria, la gran pareja de
zagueros y en el arco Valdivieso, un guardavalla de gran valor, ¡Muchachos,
viva el Alianza!".
Es de destacar
que también le dedicó una hermosa canción en su momento) al máximo ídolo aliancista don
Alejandro Villanueva con quien, definitivamente, compartió la jarana y la
bohemia tan afines al viejo club limeño, el club de sus amores.
Trabajó luego en la Dirección General de Tiro donde
fue Secretario del entonces Ministro de Guerra General Salmón, el cual guardaba
un gran afecto por Felipe, de quien dijo en varias ocasiones que era su brazo
derecho.
Cuando Pinglo empezó a componer y frecuentar a los
músicos criollos de entonces, hizo de la Calle Mercedarias, en el actual Jr.
Ancash, su lugar de concentración e inspiración. Allí solía reunirse para hacer
música con Samuel Joya Neri, Obdulio Menacho, José y Eugenio Díaz, Guillermo
D'Acosta, Paco Vilela, Juan Ríos, Pedro Espinel, Jorge Gonzáles, Ernesto
"El chino" Soto y muchos otros criollos. Este grupo es conocido como
la "Generación Pinglo".
Carrera musical
Felipe Pinglo tocaba la guitarra a la inversa, porque
era zurdo. No cambiaba la encordadura del instrumento, razón que algunos
entendidos han considerado importante en el descubrimiento de nuevas
tonalidades logradas por él, apreciables en su abundante producción musical.
Con los primeros entusiasmos sentimentales de sus años
mozos desarrolló su espontánea habilidad para el canto y la composición
musical. Pronto conquistó simpatía y aprecio en las reuniones de barrios que se
hacían acompañadas de música criolla. Afinando así su inspiración, brota su primera
composición, el vals «Amelia» ejecutado en 1917. Desde allí al compás de su
guitarra afloraron unas 300 composiciones aproximadamente, muchas de ellas de
contenido autobiográfico, impregnadas del acento melancólico, sugeridas por el
ambiente bohemio, las angustias debido a su males físicos; así como también
composiciones que son protestas ante las injusticias sociales. Cabe destacar
que Pinglo fusionó el estilo previo del vals limeño con armonías provenientes
de otros géneros, como el tango argentino, así como incursionó en la
composición de ritmos internacionales de moda, como el one-step.
Paulatinamente, la figura de Pinglo se tornó familiar
en los barrios limeños de Rímac, Monserrate y La Victoria. Es la época en que
sorprende a sus amigos con su deslumbrante inspiración, capaz de crear un tema
en contados minutos. Entre 1921 y 1923 Felipe se ausenta de los Barrios Altos
para irse a vivir a La Victoria. A los 24 años de edad, Pinglo era ya un
compositor celebrado, mientras conoció a José Carlos Mariátegui.7
En 1925 conoció a Hermelinda Rivera Urrutia, a la
sazón de 17 años de edad. Con ella se casó el 11 de mayo de 1926 en la iglesia
San Francisco. Poco tiempo después nacieron sus hijos, Carmen y Felipe.
Hermelinda Rivera había sido novia del también
compositor Alberto Condemarín y cuando ésta se casó con Pinglo, Condemarín le
compuso el vals «Hermelinda» que rápidamente se hizo popular y actualmente es
uno de los clásicos de la música criolla. Pinglo, herido en su amor propio por
la composición de Condemarín, deseaba escribirle a su esposa un vals que fuera
popular también.
Fallecimiento
En 1935, Pinglo cayó enfermo por fuertes dolores en la
rodilla izquierda debido a una lesión deportiva y también por los cada día más
agudos espasmos que le produjo una bronquitis mal curada.
Tres días antes de morir, Pinglo terminó de escribir
la que sería su última canción, el vals "Hermelinda" dedicado a su
esposa. Las fuerzas ya no le daban para ponerle música por lo que le encargó a
su esposa entregarlo a Paco Vilela o Pedro Espinel para ser musicalizado.
Hermelinda Rivera no quiso dar a conocer esta última composición y por haberlo
mantenido guardado por tantos años, no es muy conocida.8
A las 5 de la mañana del 13 de mayo de 1936, a los 36
años de edad, murió Felipe Pinglo Alva con los ojos fijos en la imagen de la
Virgen del Carmen, patrona del criollismo. Al día siguiente, sus restos fueron
acompañados por cerca de un millar de personas hasta el cuartel Santa Rebeca
del Cementerio Presbítero Maestro donde fue sepultado. Cuatro días después, el
compositor Pedro Espinel, uno de los mejores amigos de Pinglo, fundó el
"Centro musical Felipe Pinglo Alva".
El 26 de octubre de 1958 sus restos fueron trasladados
a un mausoleo coronado por un busto obra del escultor Artemio Ocaña. Las
guardillas de la tumba, en forma de notas musicales, fueron diseñadas y
forjadas por el decimista Nicomedes Santa Cruz. Estas guardillas son las
primeras notas del vals "El plebeyo".
Obra musical
Temática de sus composiciones
Múltiples son las facetas que presenta la obra de
Pinglo. Por ejemplo, el compositor dedicó bellísimos versos a las flores en
temas como "Decepción", "Celos", "Llegó el
invierno", "Bouquet", entre otros:
"Llegó el invierno con sus rigores / las bellas
flores a hacer sufrir / ellas marchitas llenas de pena / al fin tuvieron que
sucumbir / las azucenas leales y bellas / a los claveles vieron morir / y las
magnolias se deshojaron / llorando a solas su triste fin" (Llegó el
invierno - one step)
Barrios Altos fue principal fuente de inspiración de
Pinglo, sus calles y personajes dieron vida a temas como "Rosa Luz",
"Linda morenita" o "De vuelta al barrio":
"Ha muerto doña Cruz / que juntito al solar / se
solía poner / a realizar sus ventas /al atardecer, de picantes y té / Ya no hay
los picarones / de la buena Isabel / todo, todo se ha ido / los años al
correr" (De vuelta al barrio - vals)
La inversión extranjera y la proliferación de fábricas
textiles en Lima agitaron el ambiente de sus calles. Los barrios populares
aumentaron su población, y los artesanos de antes comenzaron a constituirse en
una emergente clase obrera. Mientras tanto, los sectores acomodados cerraban
sus filas y se agudizaban las diferencias y confrontaciones sociales. La
reivindicación social es entonces la más difundida de las voces de Felipe
Pinglo, quien, desde las populares calles de Barrios Altos, denunciaba:
"Si muchos de nosotros auscultar pudiéramos / la
verdad cruel y triste de este diario luchar / viviendo en un instante de mortal
desengaño / compráramos los diarios para otorgarle el pan" (El canillita -
vals)
Pinglo también le cantó al amor, tópico fundamental en
sus composiciones. Por su depurado lirismo, el periodista Willy Pinto lo
comparó con los principales poetas románticos:
" Bendita tu seas hada de los bosques / diosa del
martirio, bello ángel de amor / hoy que tú me amas, tu nombre tan puro /
grabaré yo Amelia en mi corazón" (Amelia - vals).
Por otro lado, el movimiento vertiginoso que imprime
la modernidad inspiró al compositor. Pinglo dedicará pasajes de sus letras al
cabaret, el ferrocarril y los automóviles. Además, musicalmente se nutre con la
influencia de ritmos norteamericanos de moda, como el fox trot y el one step:
“...Acelerando a fondo el corazón / la mano en el
volante del amor / la otra está pronta a frenar / si se desvía mi pasión"
(Amor a 120 - one step).
Su imaginación era inagotable. Pinglo compuso
canciones sobre lugares, personas o situaciones que no había conocido:
"Bello Hawái", "Zacatecas", "El espejo de mi
vida", "paraguaya" o "Sueños de opio"; controvertido
este último pues no se sabe si fue inspirado en vivencia ajena o propia:
"Droga divina, bálsamo eterno / opio y ensueño
dan vida al ser / aspiro el humo que da grandezas / y cuando sueño, vuelvo a
nacer " (Sueños de Opio - vals)
Difusión de su obra
Después de su muerte, el nombre de Pinglo era
mencionado con admiración y respeto, aunque sin la clara concepción del
significado histórico de su producción excepcional. En su homenaje le fueron
dedicadas bellas composiciones, como los valses "Murió el maestro" de
Pedro Espinel, "Ave de Paso" de Samuel Joya Neri, "Mi Primera
Elegía" de Eduardo Márquez Talledo y Serafina Quinteras, etc.
En los siguientes años a la muerte de Pinglo, se
masificó la radio y el cine que difundieron la música criolla en los sectores
populares. La difusión superó el cerrado círculo de amigos o de las jaranas de
barrio, llegando progresivamente a toda la ciudad e incluso en ocasiones al
extranjero. Las canciones pasaron a ser identificadas por sus compositores e
intérpretes, cuya fama individual crecía gracias a la difusión de cancioneros.
En 1939, en el film nacional "Gallo de mi
galpón" Jesús Vásquez y Las Peruanitas -las hermanas Loayza- interpretaron
canciones de Pinglo. Al año siguiente, el argumento de El Plebeyo fue llevado al
cine con J. Saravia en el rol principal. El cine mexicano produjo también, en
la década de los cincuenta, una película inspirada en el vals del Maestro
protagonizada por Pedro Infante.
En 1942 subió al escenario del teatro Metropolitan la
revista musical "Melodías de Pinglo" con libreto y escenografía de
Augusto Naranjo y Aurelio Collantes. Fueron escenificados los valses
"Oración del labriego", "Mendicidad", "Bouquet" y
"El plebeyo". En los roles estelares actuaron Las Criollitas -Eloisa
Angulo y Margarita Lynch- Rosita Passano, Delia Vallejos, María Jesús Jiménez y
la hija del compositor, Carmen Pinglo.
Trascendencia: baluarte del criollismo
La aparición de Pinglo y su obra se dio en un momento
en que la música criolla competía con ritmos foráneos que tenían preferencia en
el público. Es importante destacar que esta pugna entre lo nacional o local y
lo internacional o cosmopolita fue percibida con claridad por los compositores
criollos de aquella generación, es así que Felipe Pinglo le escribe a un amigo:
"[. . .] Tú sabes cómo lucho por sacar adelante la canción criolla, pero
tengo la esperanza de que el esfuerzo mío y de otros, que no somos muchos,
sirva para que nuestro folklore se coloque en el lugar que le corresponde; y
que sea conocido tanto aquí como en el extranjero, pero con carta de ciudadanía
peruana bien definida. [. . .]". (En Collantes 1977)
Pinglo introduce ciertas características de la música
norteamericana en la polka criolla, logrando un estilo nuevo, teniendo mucho
éxito esta combinación, porque hasta ahora se siguen cantando sus one-steps y
sus "polkas criollas" creadas en base al ritmo de fox-trot, como
"El saltimbanqui", "El sueño que yo viví", "Llegó el
invierno", "Ven acá limeña" y "Qué bonito es mirar".
Es importante destacar que estas obras son comúnmente tenidas ahora por
legítimas polkas criollas, lo cual demuestra que la amalgama fue exitosa y se
le ha admitido como válida para incorporarse al repertorio criollo
En cuanto al vals criollo, sus innovaciones
consistieron en ampliar y diversificar el universo armónico aumentando las
variaciones en los grados de la tonalidad, por un lado, o en alterar el orden,
duración y estructura. Sobre estos cambios se sustentaban melodías más ricas y
sutiles que las anteriores. En general, creó una mayor libertad en el uso de la
armonía y la incorporación de giros melódicos antes desconocidos, llegándose en
algunos casos a grados de complejidad nunca usados antes en la música popular
limeña. Algunas de estas novedades se pueden encontrar en los valses más
elaborados de Felipe Pinglo, como "El canillita", "La oración
del labriego", "Jacobo el leñador", "Tu nombre y el
mío", "Horas de amor" y "Sueños de opio".
Pinglo no le rinde homenaje a la Lima mitológica de
famas virreinales; la tradición perricholesca de la literatura que por entonces
rememoraba con nostalgia el mundo hispánico. Pinglo como mestizo, vio la
constatación de la vida y el universo social de su tiempo, que fueron plasmados
en su obra. Gracias a Pinglo, la música criolla adquiere jerarquía, dándole
interpretación al proceso de transculturización de nuestro pueblo, de la que
nacieron también la polka, la marinera, el tondero, estilos musicales que,
teniendo antecedentes de otras realidades geográficas, son también
representativamente peruanos.
Su mensaje social no era bien visto por los gobiernos
dictatoriales y oligárquicos de su época. Suponiéndole afiliación aprista entre
otros motivos, por mencionar a su vocero oficial el Diario La Tribuna en uno de
sus valses (El canillita), algunos de ellos fueron censurados. El plebeyo, El
canillita, Mendicidad y otros más.
Con afecto,
Ruben
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