jueves, 11 de julio de 2024

Poemas de Juan Gonzalo Rose

 

 

Poemas de Juan Gonzalo Rose







Marisel





Yo recuerdo que tú eras como la primavera trizada de las rosas

y como las palabras que los niños musitan

sonriendo en sus sueños.

 

Yo recuerdo que tus eras

como el agua que beben silenciosos los ciegos,

o como la saliva de las aves

cuando el amor la tumba de gozo en los aleros.

 

En la última arena de la tarde tendías

agobiado de gracia tu cuerpo de gacela

y la noche arribaba a tu pecho desnudo

como aborda la lluvia los navíos de vela.

 

Y ahora, Marisel, la vida pasa

sin que ningún instante nos traiga la alegría.

Ha debido morirse con nosotros el tiempo,

o has debido quererme como yo te quería.

 

Escapar hacia el mar


Enciérrame. Protégeme. Y detenme. Detenme. Aquí, ahora, todo es oscuro y silencioso. La sombra ha borrado toda página. Apenas, doblegando los pétalos de vidrio, penetran los rumores apagados de una luz callejera y la halagadora sospecha del otoño. Aquí, solo nosotros. Nosotros dos, en nuestra alcoba, mientras Lima tirita bajo la neblina y un niño como yo, igual que yo, tal vez yo mismo, se echa al hombro sus versos y se escapa hacia el mar.

 

Exacta dimensión



Me gustas porque tienes el color de los patios

de las casas tranquilas…

y más precisamente:

me gustas porque tienes el color de los patios

de las casas tranquilas

cuando llega el verano…

 

y más precisamente:

me gustas porque tienes el color de los patios

de las casas tranquilas en las tardes de enero

cuando llega el verano…

 

y más precisamente:

me gustas porque te amo

Machu Picchu




 

 

Machu Picchu, dos veces

Me senté en tu ladera

para mirar mi vida.

Para mirar mi vida

Y no por contemplarte,

Porque necesitamos

Menos belleza, Padre,

Y más sabiduría.

(Informe al rey y otros libros secretos, Lima, 1967)

 

Discurso de la claridad

Fuego en el fuego.

 

Luz en el agua,

 

Amor en el corazón:

 

Jamáis me abandonéis.

 

Cisterna que la luna rebalsara,

 

Poderío extasiado de la nieve:

 

Resplandeced en mí.

 

Tonada de los bosques

 

Acompasad, por siempre, mi alegría.

 

Y que sea mi muerte el espejo trizado

 

Donde sigan ardiendo las arenas del día.

 

 

 

 


 

 

 

 


 

 

 

(Informe al rey y otros libros secretos, Lima 1967)

 

 

 

Ya estoy purificado, poesía.

 

Ya podemos mirarnos a los ojos

 

Como en la tarde de la luz aquella:

 

Yo jugaba la ronda entre chiquillos,

 

Y tus manos, temblando, me eligieron.

 

 

 

(Hallazgos y extravíos, Lima, 1968)

 

 

 

 

 

 

 

Cuarta canción

 

Yo me ahogo de cielo.

Mi corazón se inclina

Y las islas no llegan.

Dame tu mano entonces,

Quiero morir tocando

El extremo más dulce de la tierra

(Simple canción, Lima 1960)

Luciérnagas y versos

 


Pues caso estimable es el del bicho

 

Que más alumbra

 

Cuanto más se muere.

 

Y no el del hombre

 

Que se opaca a pocos

 

Y es mucho más oscuro

 

Cuando dura.

 

(Cuarentena, 1968   Recogido en 1974 en O.P.)

 

Juan Gonzalo Rose

 

(Tacna, 1928 Lima, 1983)

Nota Del Editor:

Desafortunadamente la barrera del idioma no permite muchas veces, que la traducción sea en este caso la expresión correcta del pensamiento del poeta.

 

 


Con afecto,

Ruben

 

 

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