domingo, 4 de diciembre de 2011

Poesia: IIusión





Después de suspirar
El anhelo de mi espíritu,
Comprendo que el tiempo
Y la misma existencia,
No tienen significado alguno.

Sino estoy dentro
De los afueras de mí comprensión,
Y del amor, que el tiempo
Tiene en su realidad y afecto.

Porque las cosas,
Aun fuera de mi entendimiento,
Como el desierto árido
Que se lo lleva el viento.

No puede existir
Si no es por la vida,
Y su mismísima dimensión.
Porque todo tiene un límite.

Y depuse de esto
Viene la muerte,
Que va aun más allá
De nuestros más íntimos deseos.

Sin sentir la expansión
De los cielos y su realidad,
Y sin atribuir a Dios
Despropósito alguno.

Porque todo tiene su lugar,
Y aun los ángeles
Lloran ante tu presencia,
Que no tiene fronteras
Porque viven en la vida eterna.
Para regresar al momento que te conocí.

Porque no había sendero en el horizonte,
Y la luna no existía más, por el fuego abrazador
Que se lo lleva el viento de la noche.
Sin regresar al misterio de la plenitud.


Porque el vivir y la existencia
No tenía límites,
Porque estaban en el abismo
Del círculo de la plenitud.

Sin llegar a comprender
La terrible amargura de vivir,
Y sentir el alma, después de entender
La realidad que no tenía imagen.

Porque era yo mismo
Y mi sentimiento de vivir aun sin ti.
Porque estaba lejos del paraíso
Y no tenía entendimiento de mi muerte.

En lo oculto del verdadero sentir
Que iba más allá de mis ilusiones,
Al entregar mi cuerpo para suspirar
El arrepentimiento de no estar contigo.

Porque caí de tu presencia
Y la vida volvió sin resplandor,
Después de conocer el cielo y su plenitud.
Y de entender el horizonte de estrellas
Que caían desde tu vida y misericordia.
Sin poder comprender, que no había soledad.

Y el silencio desapareció
En el instante de reconocer mi corazón.
Sin estar con el tiempo y la vida,
Por motivos que no entiendo.

Porque inspirado en el perdón,
Pude contemplar tu belleza.
Y estaba solo
En el sendero del amor.

Porque aun lo oculto se hizo manifiesto.
Porque no tenía soledad sin llegar
A entregar mi espíritu, porque desafiaba
El acontecimiento de existir, aun sin conocerte,
Como el mar infinito de mis nostalgias.

Porque no tenía otra vida
Y solo podía ofrecerte mis deseos,
Porque estaba perdido, aun sin reconocer
Mi tristeza, porque estaba convencido
Que no estaría contigo.

Porque el vivir, después de comprender
El pasado, se volvió en sequedades del verano.
Porque estaba en el silencio,
Sin poder reconocer mi amor.

Porque estaba lejos del olvido, aun sin estar presente,
Por motivos que no puedo explicar.
Como fue la incertidumbre de ver
Y contemplar tu majestuosidad.

Sin poder atribuir un momento a tu persona.
Porque estaba en el idilio de regresar
Al momento en que te conocí.
Porque estaba la luna, sin resplandor,
Después de volver al amor. Después de regresar
Al instante de morir, en el silencio y sin amor.
Porque sentía que no tenía una ilusión.
Ilusión

Después de suspirar
El anhelo de mi espíritu,
Comprendo que el tiempo
Y la misma existencia,
No tienen significado alguno.

Sino estoy dentro
De los afueras de mí comprensión,
Y del amor, que el tiempo
Tiene en su realidad y afecto.

Porque las cosas,
Aun fuera de mi entendimiento,
Como el desierto árido
Que se lo lleva el viento.

No puede existir
Si no es por la vida,
Y su mismísima dimensión.
Porque todo tiene un límite.

Y depuse de esto
Viene la muerte,
Que va aun más allá
De nuestros más íntimos deseos.

Sin sentir la expansión
de los cielos y su realidad,
y sin atribuir a Dios
despropósito alguno.

Porque todo tiene su lugar,
y aun los ángeles
lloran ante tu presencia,
que no tiene fronteras
porque viven en la vida eterna.
para regresar al momento que te conocí.

Porque no había sendero en el horizonte,
y la luna no existía más, por el fuego abrazador
que se lo lleva el viento de la noche.
Sin regresar al misterio de la plenitud.


Porque el vivir y la existencia
no tenía límites,
porque estaban en el abismo
del círculo de la plenitud.

Sin llegar a comprender
la terrible amargura de vivir,
y sentir el alma, después de entender
la realidad que no tenía imagen.

Porque era yo mismo
y mi sentimiento de vivir aun sin ti.
Porque estaba lejos del paraíso
y no tenia entendimiento de mi muerte.

En lo oculto del verdadero sentir
que iba mas allá de mis ilusiones,
al entregar mi cuerpo para suspirar
el arrepentimiento de no estar contigo.

Porque caí de tu presencia
y la vida volvió sin resplandor,
después de conocer el cielo y su plenitud.
Y de entender el horizonte de estrellas
que caían desde tu vida y misericordia.
Sin poder comprender, que no había soledad.

Y el silencio desapareció
en el instante de reconocer mi corazón.
Sin estar con el tiempo y la vida,
por motivos que no entiendo.

Porque inspirado en el perdón,
pude contemplar tu belleza.
Y estaba solo
en el sendero del amor.

Porque aun lo oculto se hizo manifiesto.
Porque no tenía soledad sin llegar
a entregar mi espíritu, porque desafiaba
el acontecimiento de existir, aun sin conocerte,
como el mar infinito de mis nostalgias.

Porque no tenia otra vida
y solo podía ofrecerte mis deseos,
porque estaba perdido, aun sin reconocer
mi tristeza, porque estaba convencido
que no estaría contigo.

Porque el vivir, después de comprender
el pasado, se volvió en sequedades del verano.
Porque estaba en el silencio,
sin poder reconocer mi amor.

Porque estaba lejos del olvido, aun sin estar presente,
por motivos que no puedo explicar.
Como fue la incertidumbre de ver
y contemplar tu majestuosidad.

Sin poder atribuir un momento a tu persona.
Porque estaba en el idilio de regresar
al momento en que te conocí.
Porque estaba la luna, sin resplandor,
después de volver al amor. Después de regresar
al instante de morir, en el silencio y sin amor.
Porque sentía que no tenía una ilusión.

Sebastián Vernal.