viernes, 23 de agosto de 2013

Salud: La nutrición y la salud 3:




La nutrición  y la salud 3: Dieta toxica

Continuando con esta serie de artículos relacionados con la buena nutrición y la preservación de una buena salud; y ahora, dentro de la llamada dieta toxica, se revisaran otros componentes  de las dietas que por su consumo en exceso entorpecen el balance funcional del organismo poniéndolo en riesgo de enfermarse severamente, ahora veremos  otros significantes excesos.
Todos sabemos que uno de los males de la vida moderna es la mala alimentación.
 Los hábitos alimenticios se han vuelto irregulares, con una mayor tendencia a comer mal, abusar de las comidas    al paso, rápidas llamadas chatarra en ciertos lugares,  y dejar de lado alimentos saludables como frutas y verduras, y todo ello acompañado de una  vida sedentaria. Por ello, debemos tener en cuenta cuáles son los riesgos de alimentarse mal.
Todos necesitamos consumir determinados tipos de alimentos y nutrientes que contribuyen a nuestra salud física y mental. El desbalance nutricional, por exceso o falta de nutrientes, afecta nuestro cuerpo de diferentes maneras generando, trastornos de salud que pueden llegar a ser graves. Entender esto es fundamental antes de sufrir los riesgos de una mala alimentación así como los efectos inmediatos en la salud que ello trae.

3. Excesos de grasas:
“Una comparación de  poblaciones indica que los promedios de de cáncer a las mamas,  colon  y próstata, son directamente proporcionados  al estimado  de un  consumo de  grasas”. Reporte de Nutrición y Salud (1988)
Generalidades:

Las grasas y los aceites o triglicéridos son un grupo de compuestos orgánicos (lípidos) de naturaleza aceitosa, untuosa o cerosa. Los animales las concentran en variadas partes del cuerpo, pero principalmente en los tejidos adiposos; en las plantas están contenidas generalmente en las semillas a modo de sustancias de reserva.
Las grasas, además de aportar la mayor cantidad de energía al organismo, son importantes para que se produzca la absorción de algunas vitaminas, como las liposolubles A, D, E y K.
Son también responsables en gran parte del sabor de los alimentos.

La mayoría de las grasas que consumimos se derivan de los aceites que se utilizan para cocinar y una forma muy habitual de cocinarlos es  mediante la fritura, considerada por muchos nutricionistas como una manera no muy adecuada  para nuestro organismo.

La consecuencia inmediata de freír cualquier alimento es que éste pierde parte de sus propiedades que van a pasar al aceite de la fritura, aparte de hacer que éste gane una cantidad de calorías extra y que la digestión sea más difícil  que la de cualquier otro tipo de cocinado.
 Si queremos tomar de vez en cuando alimentos fritos es importante que sigamos una serie de recomendaciones básicas para que éstos sean igual de saludables que los alimentos cocinados de cualquier otra forma. Como por ejemplo fritadas  breves a no mucha temperatura  con abundantes vegetales es una mejor opción.

Las características físicas de las sustancias grasas vienen determinadas por una serie de ácidos grasos puros, algunos de los cuales son la palmitina, la estearina y la oleína (esta última está contenida principalmente en los aceites vegetales), todos ellos se encuentran en las grasas y aceites naturales en distintas proporciones. Las grasas saturadas son sólidas a temperatura ambiente y proceden generalmente de organismos animales.
Grasas saturadas e insaturadas:
Según el número de átomos de hidrógeno que presentan los enlaces químicos de las grasas, éstas se dividen en saturadas, cuando contienen todos los átomos de hidrógeno posibles; e insaturadas, cuando han perdido dos o más átomos de hidrógeno (son las mono insaturadas y poli insaturadas respectivamente). Las grasas saturadas son sólidas a temperatura ambiente y proceden generalmente de los organismos animales.
Por su parte, las insaturadas son líquidas y proceden sobre todo de los aceites de semillas.
 Las dietas ricas en determinadas grasas se han demostrado como perjudiciales para el organismo, especialmente las saturadas.
 Efectos de las grasas en el organismo :
Además de a niveles altos de de colesterol, un consumo excesivo de grasas está asociado a la obesidad, enfermedades de la vesícula biliar y algunos tipos de cáncer.

El organismo recibe las grasas de la dieta y tras descomponerlas en ácidos grasos los pasa a la sangre, formando los llamados triglicéridos. Por los estudios realizados sobre determinadas enfermedades cardíacas y vasculares, se sabe que éstas pueden ser causadas por dietas ricas en grasas, especialmente si se trata de grasas saturadas, ya que elevan el nivel de colesterol en sangre.

El aceite de oliva es una grasa insaturada que se ha demostrado excelente para prevenir los accidentes vasculares por altos niveles de colesterol.
El colesterol es un lípido muy difundido en los tejidos animales, y de importancia para sintetizar variadas sustancias, tales como la vitamina D, la bilis, las hormonas sexuales, o las hormonas de la corteza suprarrenal (cortico esteroides.
Sin embargo, un alto nivel de colesterol en la sangre promueve la obstrucción de las arterias, al depositarse la grasa en sus paredes y sedimentarse con cierta dureza, produciendo rigidez y disminuyendo el volumen del riego sanguíneo. Cuando esto se produce en las arterias coronarias, que tienen la misión de regar las paredes externas del corazón, se puede interrumpir el suministro y conducir finalmente a un ataque al corazón (infarto cardíaco o de miocardio). Además de a niveles altos de colesterol, un consumo excesivo de grasas está asociado a la obesidad, enfermedades de la vesícula biliar y algunos tipos de cáncer.
En  las Dietas:
En una dieta sana deben limitarse al máximo las grasas saturadas, que aumentan el riesgo de sufrir accidentes vasculares por incremento del nivel de colesterol en sangre.
En una dieta sana deben limitarse al máximo las grasas saturadas (procedentes generalmente de organismos animales). Por el contrario, es aconsejable sustituirlas por grasas insaturadas (procedentes de organismos vegetales), sobre todo si son del tipo poli insaturadas, que tienden a reducir los niveles de colesterol. El aceite de oliva, por ejemplo, es una grasa no saturada que se ha demostrado excelente para prevenir los accidentes vasculares por la  acumulación de colesterol de baja intensidad en las arterias, gracias a su contenido en ácido oleico; es además un ingrediente de la tan afamada dieta mediterránea.
Algunos ácidos grasos poli insaturados que se encuentran generalmente en los aceites de pescado, también son beneficiosos para la circulación sanguínea, ya que reducen la coagulación y por tanto el riesgo de sufrir una trombosis
Energía de las grasas:
Aunque las grasas no son tan abundantes en la naturaleza como los hidratos de carbono, producen sin embargo más del doble de energía que éstos.

Las grasas no son tan abundantes en la naturaleza como los hidratos de carbono, pero sin embargo producen más del doble de energía que éstos. Son además muy fáciles de almacenar como reservas energéticas para cuando se produzca una reducción de los hidratos de carbono disponibles.

Las células procesan muy eficazmente la energía almacenada en forma de grasas.
Cuando el cuerpo "quema" (oxida) un gramo de grasa, se liberan unas 9 kcalorías (alrededor de 37.000 julios), mientras que la misma cantidad en hidratos de carbono o proteínas sólo liberan unas 4 kcalorías (alrededor de 16.000 julios).
Valor calórico por gramo:
  • Carbohidratos - 4 calorías
  • Proteína - 4 calorías
  • Alcohol - 7 calorías
  • Grasas/Aceites - 9 calorías


Los animales almacenan grasa preferentemente en los tejidos adiposos, para su posterior consumo durante los periodos de gran actividad física, estaciones frías o secas, o dificultad para obtener alimentos. Los humanos, sin embargo, somos  seres industrializados  con capacidad para modificar las condiciones de trabajo en beneficio del máximo rendimiento, lo que implica la utilización de máquinas para desarrollar labores con el mínimo esfuerzo físico y por tanto con escaso consumo de calorías, lo que da lugar a un almacenamiento excesivo de grasas en el organismo, por ingestión de alimentos energéticos en mayor cantidad que las energías requeridas , hecho especialmente evidente en los países desarrollados e industrializados, donde además los alimentos no escasean; en estos países más del 40% del consumo total de energía procede de las grasas.

Algunas grasas animales muy comunes, como las de la leche, apenas sufren alteraciones desde su obtención.

La acumulación desproporcionada de grasa en el cuerpo humano se ha  considerado un riesgo creciente para la salud, por ello las guías nutricionales de la Organización Mundial de la Salud aconsejan que, de toda la energía ingerida a través de los alimentos, la correspondiente a grasas no supere el 30%.

Grasas y aceites alimentarios:
Las grasas y aceites, aunque también tienen utilidades industriales, son generalmente destinadas a la alimentación humana. Algunas grasas animales muy comunes en la cesta de la compra apenas sufren alteraciones desde su obtención, tal es el caso de las mantecas de cerdo y las grasas de la leche; o las margarinas, que consisten simplemente en aceites hidrogenados (endurecidos). En los últimos tiempos la industria alimentaria ha conseguido desarrollar variados productos bajos en grasa, para sustituir en todo o en parte esos otros productos, alcanzándose reducciones superiores al 20% en la dieta.
Necesidades diarias de lípidos:
Se recomienda que las grasas de la dieta aporten entre un 20 y un 30 % de las necesidades energéticas diarias. Pero nuestro organismo no hace el mismo uso de los diferentes tipos de grasa, por lo que este 30 % deberá estar compuesto por un 10 % de grasas saturadas (grasa de origen animal), un 5 % de grasas insaturadas (aceite de oliva) y un 5 % de grasas poli insaturadas (aceites de semillas y frutos secos). Además, hay ciertos lípidos que se consideran esenciales para el organismo, como el ácido linoleico, que si no están presentes en la dieta en pequeñas cantidades se produce enfermedades y deficiencias hormonales.
Estos son los llamados ácidos grasos esenciales o vitamina F.
Si consumimos una cantidad de grasas mayor de la recomendada, el incremento de calorías en la dieta que esto supone nos impedirá tener un aporte adecuado del resto de nutrientes energéticos sin sobrepasar el límite de calorías aconsejable. En el caso de que este exceso de grasas esté formado mayoritariamente por ácidos grasos saturados (como suele ser el caso, si consumimos grandes cantidades de grasa de origen animal), aumentamos el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares como la arteriosclerosis, los infartos de miocardio o las embolias.
¿Que son Grasas Saturadas? Las grasas se clasifican en tres tipos:
Saturadas
Mono-Saturadas
Poli-Saturadas
De estos tres tipos resulta más peligroso el de las llamadas grasas saturadas. Podríamos definir, estas sencillamente por sus características externas más elementales: se mantiene dura aún cuando se encuentra a temperatura ambiente, como sucede con la manteca de cocina y la mantequilla; es decir, las grasas saturadas sólo se derriten cuando se eleva la temperatura.
Los alimentos de origen animal son ricos en grasas saturadas y por lo tanto en colesterol. Incluso, hay partes determinadas de la carne de la res que son particularmente peligrosas para el corazón. Los alimentos lácteos también están cargados de grasas saturadas: en la leche completa el 3.6 % está constituido por grasas; los quesos (sobretodo quesos duros) las poseen en grandes cantidades; y la mantequilla y la crema no son una excepción.
Aunque es cierto que los aceites vegetales resultan menos dañinos para la salud del ser humano, algunos de ellos pertenecen al grupo de las grasas saturadas, y por tanto, resultan nocivos.
Tal es el caso de los aceites  de coco y de palma, que se emplean en la elaboración de diferentes productos industriales, y cuyo consumo puede resultar perjudicial para las personas con índices elevados de colesterol. Este es el motivo por el que su consumo debe ser vigilado constantemente.
Otras grasas poseen niveles muy bajos de colesterol. Se caracterizan externamente porque se mantienen en estado líquido a la temperatura ambiente. Entre ellas se encuentran las semillas de algodón, maíz, girasol, semillas de sésamo, soya y otros. El uso de las grasas poli-saturadas ayuda a disminuir el nivel de colesterol en la sangre.
Las mono-saturadas se hallan en el maní, las aceitunas de oliva. Los aguacates también son ricos en este tipo de grasa mono-saturada.
En algunos países del mediterráneo se ha comprobado que consumen este tipo de grasa mono-saturadas logran prolongar el promedio de vida de su población, y presentan un porcentaje menor de fallecimientos por problemas cardiacos que otros pueblos.
Por otra parte los canceres a la vesícula, páncreas, próstata, útero y ovarios tienen una fuerte correlaciona fuertemente con  el consumo de la dieta alta en grasas.

¿Cómo es que las grasas causan cáncer?
Estudios muestran que la ingesta alta en grasas causa cáncer al menos en dos maneras:
Las grasas producen residuos tóxicos que hacen que el hígado produzca abundante bilis para ayudar a disolver o quebrarlos en los intestinos. Estos ácidos estimulan la acidez haciendo más  apta las condiciones para que se inicie un cáncer como resultado de los residuos tóxicos en el  intestino, así como  de otros residuos tóxicos de la alimentación.
La otra manera es que las grasas producen numerosa cantidades de estrógenos.
Las grasas en el intestino incentivan el crecimiento de bacterias anaeróbicas las cuales  en su momento se producen más estrógenos.
Un sobre-abundancia de estrógenos que están en una relación con la progesterona; la cual es la otra hormona femenina puede llevar al cuerpo a producir tumores. En el caso de la mujer en las zonas de los senos, y en los hombres el exceso de estrógenos, que también están en relación con la progesterona; tiene la capacidad potencial de producir cáncer a la próstata.
Muchos estudiosos en nutrición humana consideran que incuso la recomendación de ingerir el 30% de las calorías provenientes de las grasas es todavía muy elevada.
Por lo mismo se sugiere limitar a solo el 10% de las  calorías diarias queridas provenientes de las grasas. Esta recomendación es muy acertada para evitar poner al cuerpo en una situación que  lo debilite por la pérdida en el balance  de la producción de la bilis y los estrógenos.

Hasta ahora se ha venido repitiendo en numerosas ocasiones que un elevado consumo de grasas podría estar directamente relacionado con el riesgo de desarrollar cáncer de mama.
 Nuevas   investigaciones   publicadas no sólo confirma esta relación sino que asegura que el riesgo es independiente de otros factores como la obesidad.
Se podía pensar que la obesidad, entre otras causas, podría tener alguna influencia en la relación grasas/cáncer de mama; sin embargo, los últimos resultados al respecto indican que el riesgo aumenta proporcionalmente con el consumo de grasas saturadas o carne roja.
Se sugieren que el consumo de estas sustancias es capaz de incrementar el riesgo de tumores por sí solo, independientemente de otros elementos. "Estas conclusiones refuerzan la importancia de llevar una dieta equilibrada, rica en frutas y verduras", añaden.

Con afecto,
Rubén                Agosto   2013-08-23






domingo, 21 de julio de 2013

Salud : La nutrición y la salud 2



La nutrición  y la salud 2: Dieta toxica

 
En lugar de estudiar alimentación y desintoxicación del cuerpo humano hemos estado estudiando gérmenes. El mundo está en un camino errado; libremos al cuerpo de sus toxinas y alimentémoslo correctamente y estará hecho el milagro de la salud.”(Arbuthnot Lan)
Recopilando  algo de  lo que la doctora Gabriela Segura declara a manera de introducción de este artículo acerca de la toxicidad  y excesos de ciertas dietas,  ella dice:

Antes de una enfermedad, se pueden detectar desequilibrios en el cuerpo que la desencadenan. Estos desequilibrios de origen bioquímico y energético son determinados según el grado al cual están comprometidos los elementos nutricionales, genéticos, medio ambientales, así como los factores emocionales y mentales.

Debemos  concentraremos en la toxicidad ambiental y nutricional, y en su rol en la inflamación en nuestro cuerpo y nuestros pensamientos, puesto que han sido enormemente subestimados en nuestra sociedad moderna a pesar de que ambos desempeñan un papel fundamental en nuestra salud.

Hoy en día nuestra forma de pensar acerca de la medicina es muy lineal y simple.
 Creemos que una enfermedad tiene una causa y se puede tratar con un solo medicamento.
 Pero, de hecho, una red de interacciones conduce a un resultado donde las causas son frecuentemente numerosas. La salud está basada en un equilibrio de varios factores: genéticos, fisiológicos, psicológicos, energéticos, del desarrollo, y ambientales.

En medicina, el cuerpo y las enfermedades se dividen en sistemas.
Por ejemplo, el sistema cardiovascular, nervioso, inmune, reproductivo, urinario, endocrino, etc.
Pero el cuerpo funciona como un conjunto por la interacción entre sus componentes y no acorde a sus divisiones anatómicas. Es decir, hay que ver el equilibrio del sistema como un todo.

El concepto médico de sistemas y enfermedades es un concepto demasiado restringido.
El médico hace un diagnóstico clínico que representa la explicación del problema del paciente. Es decir, una enfermedad es vista como la causa de los síntomas. El doctor puede decir:
"Su tristeza se debe a una depresión clínica", "su hijo no puede prestar atención en clase porque tiene un trastorno por déficit de atención con hiperactividad". Después del diagnóstico, el médico puede prescribir un tratamiento para el síntoma: un hipotensor para la presión alta o un antidepresivo para la depresión, o  algo para el niño con hiperactividad.

Pero cuando tomamos en cuenta el sistema como un todo – son todos los componentes  los que pueden estar en desequilibrio − realizamos una estimación funcional comprendiendo que el diagnóstico es el nombre pero no la causa de los síntomas del paciente.

Al hacer una evaluación funcional del equilibrio de cada paciente después del diagnóstico clínico, podemos prescribir suplementos alimentarios necesarios, o recomendar la eliminación de los elementos tóxicos que interfieren con nuestro equilibrio, ya sean medioambientales o nutricionales.
Este es el punto de vista funcional, en oposición al punto de vista anatómico, y la desintoxicación es una función que conecta todas las funciones de nuestro cuerpo.

Al hablar de desintoxicación no me refiero necesariamente a un tratamiento para el abuso del alcohol o las drogas. Más bien, este término hace referencia al proceso de eliminación, a la bioquímica de los productos químicos nocivos que deben ser neutralizados antes de que se los pueda eliminar. Día a día tenemos que desintoxicarnos de productos metabólicos y otros productos generados por nuestro cuerpo que ya no necesitamos. Estos productos pueden ser peligrosos cuando nuestros riñones o nuestro hígado no funcionan óptimamente.
Por ejemplo el amoníaco, un producto del metabolismo proteico, hormonas que ya no son necesarias para el sistema endocrino, o los neurotransmisores utilizados por el sistema nervioso y los derivados de un sistema inmunológico deben ser neutralizados antes de que nuestro organismo los elimine.

Pero también existen productos químicos ambientales como el plomo, el mercurio y otros metales pesados, aditivos alimentarios, hormonas, pesticidas, herbicidas, fungicidas, productos petroquímicos, etc. De hecho, vivimos en un ambiente tóxico.

La desintoxicación consiste en la lucha contra la toxicidad ambiental y se basa en el procesamiento de los productos tóxicos por parte de todos los órganos y sistemas de nuestro cuerpo. Las enfermedades alteran la desintoxicación del cuerpo, y si esta última falla, tendremos problemas.

Es esencial tratar la raíz del problema, buscando su causa. Tomar un medicamento para cubrir los síntomas no contribuye en lo más mínimo a la curación. Hasta acá la doctora Segura me ayudo a centrar una parte del presente artículo.

El patrón de dieta occidental  o la dieta de carne  es un hábito alimenticio elegido por muchas personas en algunos países desarrollados, y cada vez más en los países en desarrollo.
 Se caracteriza por un consumo elevado de carne roja, postres azucarados, alimentos altos en grasa, y granos refinados. También suele contener productos lácteos altos en grasa, bebidas de alto contenido de azúcar y un mayor consumo de carne procesada.
Independientemente del lugar donde se viva, la dieta, contrasta con la dieta "prudente", que tiene  niveles más altos en  las frutas, verduras, cereales integrales, carne de ave y el pescado.
La dieta típica estadounidense es de aproximadamente 50% de carbohidratos, 15% de proteínas
En comparación con la dieta "prudente", la dieta americana estándar es perjudicial para la salud.  Los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades advierte que los estadounidenses consumen hoy de sodio más del 50 por ciento más que la cantidad recomendada, una tendencia que se ha mantenido constante durante los últimos 50 años.
 La dieta también es muy inferior a las cantidades recomendadas de porciones de frutas y verduras. Estas tendencias se reflejan en la tasa de sobrepeso y obesidad que muestra más de 2/3 de los estadounidenses tienen un problema de peso.
Regresemos al libro de Dave Frahm para aprender  y discernir lo que nos dice acerca de la toxicidad de la dieta que consumen el gran promedio de los americanos. Pero se debe de recordar que la denominada dieta estándar americana hoy tiene una mayor cobertura especialmente en Europa, Australia y muchos países de América Latina. Más bien  será bueno prestar atención al mensaje del autor dado que es muy probable que por ignorancia estemos haciendo nosotros lo mismo. Creo que se debe de considerar como una alerta de buena voluntad.
Dice el autor que hay por lo menos   ocho aspectos de la dieta estándar americana, que inflicta  serias “heridas” a nuestro organismo, y que contribuyen a al desarrollo del cáncer y de otras enfermedades degenerativas: y estas son :
Mucha proteína
Mucha grasa
Mucha azúcar
Mucha sal
Mucha cafeína
Muchos químicos
Muchos productos refinados
Muchos productos cocinados
1.       Mucha proteína: La proteína es la segunda substancia más abundante del cuerpo después del agua, y representan una quinta parte del total de nuestro peso o 3/4de las estructuras solidas del cuerpo. Es el principal constituyente  de  los fluidos de cada célula con la excepción de la bilis y de la orina. La proteína  de la dieta es usada por el organismo para :
a) Formar, mantener y reparar los tejidos celulares.
b) Elaborar enzimas y hormonas que permiten al cuerpo funcionar.
c) Elaborar hemoglobina y otras proteínas sanguíneas que transportan los nutrientes y regula  en el balance del agua y la presión osmótica equilibrando la presión entre los fluidos y  las paredes celulares y ayuda a mantener  el balance acido-alcalino.

d) Elabora anticuerpos para la defensa de infecciones y enfermedades.

e) En el caso de una dieta deficiente de carbohidratos  el cuerpo quema las proteínas de los tejidos  para satisfacer las demandas de energía  que se requieren Las dietas  de alto contenido de proteínas y muy bajas en carbohidratos son peligrosas en largo término
 Para  la salud.

De todos los nutrientes de la dieta humana, las proteínas están siendo las más discutidas.
Y las  dos preguntas claves siempre son:
 ¿Cuánto de ella necesita el cuerpo? Y ¿Cuál es la mejor fuente de recursos?

Veamos primeramente cuanto realmente requiere nuestro organismo para operar sin problemas:

La Organización Mundial de la Salud indica que el mínimo diario que requiere  el cuerpo de proteína en la dieta, debería de ser algo del 5% de las calorías consumidas.
Tomando el 5% de las 3 mil calorías consumidas  en un día normal  promedio de un trabajador americano. Esto equivale a 150 calorías Ahora, si un gramo de proteína equivale a 4 calorías, entonces dividiendo  150 calorías entre 4 nos da casi 38 gramos, que sería lo  que un hombre requiere de ingesta diaria.
 Y aplicando el mismo calculo para una mujer americana que consume 2,300 calorías, significa que requeriría solo 29 gramos de proteína en su dieta diaria.
 Muchos estudiosos en nutrición afirman que este mínimo requerimiento provee un gran margen de seguridad  incluso  para los que teóricamente demandan más necesidades de proteínas.
Otros médicos  nutricionistas sostienen que con una ingesta de solo 20 gramos de proteína diaria el cuerpo puede funcionar manteniendo normal sus niveles internos de proteínas.

¿Qué sucede cuando se consume demasiada proteína?

Mientras que el cuerpo requiere menos de 40 gramos diarios y de solo 20 gramos de acuerdo a otros estudiosos, el promedio de americanos consumen entre 105 a 120 gramos diarios ¿Qué sucede con el organismo cuando se le alimenta con mucha proteína?  Al menos cinco cosas suceden:

1. Debilitamiento del sistema inmunológico
2. Debilitamiento de huesos y articulaciones
3. Mal funcionamiento del hígado, vesícula  y del metabolismo de las grasas
4. Mal funcionamiento de los riñones
5. Mal funcionamiento del colon

Ampliemos un poco estas consecuencias:

1.       Debilitamiento del sistema inmuno biológico
El páncreas desempeña un rol significativo en la defensa del cuerpo contra enfermedades serias como el cáncer. Produce  una serie de enzimas que no solo ayudan a romper y digerir las proteínas de nuestra dieta alimenticia, sino que también ataca el revestimiento proteico de las células cancerígenas, y por lo mismo las deja indefensas. Un saludable páncreas es capaz de producir largas cantidades de estas enzimas “policiacas” para desarrollar ambas funciones la misma vez.
Sin embargo hay gente que carece de ese  poder pancreático  y para ellos una dieta con elevadas cantidades de carnes animales  gasta enormes cantidades de enzimas disponibles como “fuerzas” enzimáticas, desviando la atención de las células cancerígenas.

2.      Debilitamiento de huesos y articulaciones
Existen dos clases de residuos en el cuerpo como resultado del proceso digestivo, uno es acido  y el otro  alcalino.  Todos los productos animales, incluyendo las carnes, leche  y derivados, huevos, etc. Alimentos cocinados, incluyendo alimentos vegetales, cuando se queman se convierten en residuos ácidos.
Tu cuerpo produce ácidos como una manera natural del proceso de vida de las células. No así alcalino. La ingesta de mucha proteína  por la dieta típica americana produce acido, el cual se agrega al acido que naturalmente produce el cuerpo, y por tanto estas dos  circunstancias condiciona un medio acido.
En orden de mantener la salud la salud, el sistema circulatorio se debe de mantener ligeramente alcalino. En una escala de 1 a 14(1 acido y 14 alcalino y 7 neutral), el cuerpo trabaja para mantener la sangre a  un  PH de  7.4. Si cae a 7.2 el cuerpo muere.
Pero este para poder contrarrestar la típica dieta americana, el organismo constantemente requiere ayuda  extra  de minerales para poder alcalinizarlo.
 Entonces, saca calcio de los huesos en su afán  alcalinizador para neutralizar la acidez de la dieta. Los huesos entonces empiezan a perder calcio cada vez más conforme la acidez persista en la dieta.  Como consecuencia de estas pérdidas de calcio a largo plazo, se encadena la osteoporosis. El calcio que flota en la sangre antes de llegar a los riñones para su eliminación, puede acomodarse en un nuevo hogar en las articulaciones y otros provocando artritis.

¿Bebiendo bastante leche podría restituir las pérdidas de calcio en los huesos?
La leche y derivados producen residuos ácidos. Por lo tanto el consumo de leche no es la solución para incrementar el calcio de los huesos, porque contribuye a acidificar mas las condiciones internas fomentando las pérdidas  de calcio  en los  huesos.

3.      Mal funcionamiento del hígado, vesícula  y del metabolismo de las grasas
Antes de que  el cuerpo tome el calcio de los huesos también extrae  el sodio que es otro álcalis que necesita, pero ese sodio es lo que retiene el colesterol en suspensión liquida en la vesícula, y cundo desaparece o reduce el colesterol  y este se endurece y se forman así las piedras. Esto hace que el hígado y la vesícula entren en stress haciendo un pobre metabolismo de las grasas, sabiendo que la bilis es almacenada por el hígado en la vesícula para la degradación de las grasas.

4.      Mal funcionamiento de los riñones
Cuando abunda las proteínas todo se complica para este órgano esencial del cuerpo. Y la gente que consume mucha proteína en sus dietas diarias por años, tienden a tener problemas con sus riñones. El cuerpo no puede almacenar el exceso de proteínas, en cambio debe de eliminarlo lo que no usa diariamente. Este es el trabajo de los riñones .El exceso de  consumo  diario de de proteínas da  un trabajo innecesario a este vital órgano. Entonces, el calcio que flota en la sangre proveniente de los huesos para ayudar a la alcalinización de los ácidos en la sangre, debido al exceso de proteínas causa eventuales problemas a los riñones. Se forman las piedras que alteran su optimo funcionamiento,  no eliminando correctamente las toxinas y deshechos, por lo que otros órganos y tejidos se ven ahora afectados, y toda clase de de enfermedades se pueden dar en estas condiciones.

5.      Mal funcionamiento del colon
Cuando hablamos acerca del exceso de proteínas en la dieta americana, se refiere principalmente a las carnes, leche y derivados, los cuales ninguno contienen fibra.
Y como comen  abundante productos animales y poca fibra provenientes de fuentes vegetales, el tránsito  lento de las proteínas animales los conduce hacia la putrefacción de estos. Y el intestino se ve afectado por un aumento peligroso de toxinas. El cáncer del colon está relacionado con las enfermedades intestinales en aumento.
La otra importante pregunta es: ¿De dónde se van a conseguir las proteínas?

Pero como se dará cuenta el lector este artículo se mueve hacia una dieta con base vegetariana. O también de una reducción drástica de las carnes animales y derivados de la leche.
  Y la otra pregunta que surge de la primera es:
¿De dónde se puede conseguir la proteína en una dieta vegetal?

La respuesta es sumamente simple. Nuestro cuerpo elabora las proteínas humanas a partir de los aminoácidos que provienen de la degradación de los alimentos de la dieta. Uno come los materiales básicos de la dieta que contienen   aminoácidos con el cual  el organismo forma  los bloques proteicos. Se necesitan 23 diferentes clases de aminoácidos para elaborar la proteína humana.
La manera que Dios diseño nuestros cuerpos es de que ya tenemos 15 de ellos, y los 8 que nos faltan deben de provenir de nuestra dieta alimenticia.
Como estos aminoácidos nos hacen falta es porque se les conoce como esenciales.
Entonces hay 8 aminoácidos esenciales.

¿Pueden estos 8 esenciales aminoácidos ser obtenidos de las plantas?
Por supuesto que sí. Médicos y nutricionistas afirman que si se comen frutas, verduras, granos, legumbres, nueces, semillas y germinados, de manera regular, se está recibiendo todos los aminoácidos para elaborar las proteínas que el organismo requiere para funcionar normalmente.
Cuando Dios formo al hombre y lo coloco en el paraíso terrenal, Dios sabía que estaba haciendo. Recuerda la historia de Daniel que la Biblia narra y que figura en el anterior articulo y medita sobre el antes de pensar que requieres de las carnes animales para sobrevivir.

Ahora surge otra  pregunta interesante ¿Por qué América esta tan preocupada acerca de ingerir suficientes proteínas  e  su dieta alimenticia?

Se tiene que recordar los famosos 4 grupos de alimentos que los estudiantes de escuela eran enseñados hasta tiempos recientes.; ¿Adivina quienes empezaron con esta enseñanza?  No fueron  de estudiosos médicos y nutricionistas  del país quienes deseaban asegurar una buena dieta para la gente, por supuesto que no.
¿Sabes quienes fueron?  La Asociación Americana de Productos Lácteos.
Ellos estaban interesados en que el negocio de la leche y derivados  se vendieran y florecieran los negocios.  La mejor manera de conseguirlo fue de adoctrinar las mentes jóvenes con la idea de que si dejaban de consumir diariamente  esos productos, algo sumamente importante faltaría en su dieta. Y se referían a las proteínas. Asimismo, estaban  también muy interesados  en incluir la carne, en ese famoso grupo de los 4, que les agradaría sobremanera a los ganaderos  criaderos ce cerdos. Hacían notar la importancia de consumir la carne diariamente y como segundo en la lista de los cuatro básicos alimentos de ese tiempo.
En 1956 el Departamento de Agricultura decreto oficialmente los cuatro grupos de alimentos para la población que consistían en vegetales y frutas-leche-carnes-cereales y granos. Se inicio  esta estrategia como decía antes  en las escuelas públicas. En recientes años los especialistas en nutrición han señalado que esos 4 grupos es un concepto inútil y equivocado; en su lugar han postulado y  enseñado la llamada Pirámide alimentaria, con los granos como fundamento,
Seguido de frutas y verduras que proveen todos los requerimientos del cuerpo.
Encima del nivel de la pirámide Después viene lo que se denomina delicadeces los cuales no se comen diariamente.

Muchos de nosotros crecimos con los antiguos Cuatro Grupos Básicos de alimentos del USDA (Departamento de Agricultura de los EE.UU.), introducido inicialmente en 1956. El paso del tiempo ha traído un aumento de nuestros conocimientos sobre la importancia de la fibra, los riesgos para la salud del colesterol y las grasas, y el poder preventivo ante enfermedades de muchos nutrientes que se encuentran exclusivamente en alimentos vegetales. También hemos descubierto que el reino vegetal proporciona excelentes fuentes de los nutrientes que anteriormente se asociaban sólo con la carne y los productos lácteos – es decir, las proteínas y el calcio.
Pero todavía debido a la gran propaganda comercial de la carne y de los productos lácteos, el americano se preocupa si su plato de comida no contiene suficiente porción de carnes.
El resto del mundo no está lejos de esta situación, y por imitación aumenta cada vez más el riesgo de enfermarse gravemente.
Esta serie de artículos continuara.
Con afecto,
Rubén            Julio  2013