miércoles, 26 de junio de 2019

Historia:Pedro Yauri Bustamante


Pedro Yauri Bustamante 

 


Pedro Yauri Bustamante
Fuente: Diario de Lima La Crónica Viva  25/06/2019
 24 junio de 1992, detenido, torturado y asesinado por el grupo paramilitar gubernamental “Colina”
27 años de la desaparición de Pedro Yauri Bustamante la Asociación Nacional de Periodistas del Perú (ANP) demanda al Estado peruano no cesar en la búsqueda de los restos mortales del periodista.
Pedro Yauri pasó la tarde del 23 de junio de 1992 con sus hijas y, al caer la noche se despidió de ellas con un “nos vemos luego” para dirigirse al pequeño local que había alquilado en la calle Sáenz Peña, al lado del Casino de Huacho. En ese lugar guardaba el equipo radial que utilizaba en sus emisiones diarias. Allí lo esperaba su padre, don Anastasio, quien lo ayudaba con la vigilancia.
En la madrugada unos golpes en la puerta despertaron a las hijas del periodista. Era don Anastasio. Tenía las manos amarradas y una expresión de pavor: “Se han llevado a Pedro”, dijo. Contó que siete sujetos vestidos como comando ingresaron al local “armados y alterados”. Luego de golpearlo, amarraron al anciano y le cubrieron la cabeza con una frazada. Después se llevaron a su hijo.
El mismo 23 de junio, después de convocarse en Lima a los integrantes del Grupo Colina, el mayor EP Santiago Martin Rivas conjuntamente con el mayor EP Carlos Pichilingue Guevara, y los agentes operativos Hugo Coral Goycochea, Jesús Antonio Sosa Saavedra, Julio Chuqui Aguirre, Wilmer Yarleque Ordinola, Gabriel Vera Navarrete, Héctor Gamarra Mamani, Jorge Ortiz Mantas, Fernando Lecca Esquen, Antonio Pretel Damaso, Ángel Arturo Pino Díaz, Pablo Atuncar Cama, Hércules Gómez Casanova, Carlos Caballero Zegarra Ballón, Rolando Meneses Montes de Oca, Angel Sauñi Pomaya y José Alarcón Gonzales, habían partido a bordo de dos camionetas hacia Huacho.
El objetivo de su misión no dejaba lugar a dudas. Cada uno llevaba armas de fuego (ametralladoras HK, fusiles automáticos y granadas de guerra), pasamontañas, cal y palas (para enterrar los restos de sus víctimas).
Antes de llegar a Huacho, se desviaron cerca a una playa de la zona. En este lugar, Martin Rivas detalló y distribuyó el trabajo que debían realizar los demás agentes, disponiendo que un subgrupo se dirigiera al domicilio de Pedro Yauri Bustamante, con la finalidad de secuestrarlo y conducirlo a la citada playa.
El comando de la muerte estuvo conformado por Carlos Pichilingue Guevara, Julio Chuqui Aguirre, Pablo Atuncar Cama, Jorge Enrique Ortiz Mantas, Gabriel Vera Navarrete, Antonio Pretel Damaso y José Alarcón Gonzales. El subgrupo, portando armas de fuego y a bordo de una camioneta, llegó a la Plaza de Armas de Huacho el día 24 de junio de 1992, a las 02.00 horas, aproximadamente, estacionándose frente al domicilio del periodista, ubicado en la avenida Sáenz Peña Nº 279.
Inmediatamente de descender del vehículo, tocaron la puerta del inmueble colindante, en el que funcionaba el Casino de Huacho, y luego de amenazar a su vigilante José Luis Cavero Huallanay, subieron hasta el segundo piso. Desde este nivel se deslizaron hacia el pasadizo de acceso a la habitación de Pedro Yauri Bustamante, quien se encontraba descansando en compañía su padre Anastasio Yauri Leandro. Ingresaron violentamente a dicho ambiente, les solicitaron sus documentos personales y, después de golpear y maniatar al anciano padre, sacaron al periodista y lo condujeron a la referida playa. En ese lugar los había estado esperando el mayor Santiago Martín Rivas y el resto de los integrantes del Grupo Colina para perpetrar su macabra misión.
El periodista fue vendado y subido a una camioneta color guinda. Además, se llevaron documentos y una máquina de escribir. Los vecinos y el propio guardián del Casino indicaron al padre de Pedro Yauri que además de la camioneta color guinda, había otra de color mostaza, ambas de doble cabina, marca Nissan, que habían sido estacionadas junto a la vivienda.
Valiente ante la tortura. Yauri Bustamante fue interrogado sobre personas vinculadas con organizaciones terroristas y sus direcciones. Lo golpearon salvajemente y lo obligaron a seguir cavando un agujero en la arena que habían empezado los miembros del grupo. Con un coraje a prueba de torturas, Yauri Bustamante afrontó la muerte ante sus verdugos. Años después, el suboficial Julio Chuqui Aguirre declaró ante los magistrados que el valor del periodista conmovió hasta a sus asesinos y relató la escena con detalles escalofriantes.
-¿Quiénes son los que te apoyan?… vociferó Martin Rivas.
-¿Para qué te voy a contestar si igual me vas a matar?- respondió Yauri.
Martin Rivas comprendió que el valiente periodista no se rendiría.
“Se va”, dijo a sus hombres con la macabra frase con la que condenaba a muerte a sus víctimas.
Un agente del Grupo Colina (los testimonios señalan a Jorge Ortiz Mantas) le disparó un balazo a la cabeza. Los verdugos enterraron el cadáver en el hoyo cavado por el propio periodista.
Pedro Yauri era director y conductor del programa “Punto Final”. En ese espacio radial, que gozaba de buena sintonía en la zona, acogió diversas denuncias sobre excesos cometidos por las fuerzas del orden en el marco de la lucha contra la subversión; atropellos de algunas autoridades del gobierno y sobre actos de corrupción de funcionarios públicos.
Desde la ANP exigimos justicia para #PedroYauri.



martes, 25 de junio de 2019

Pedro Ruiz Gallo


Pedro Ruiz Gallo

Pedro Ruiz Gallo

Fue un militar e inventor peruano, es considerado como uno de los precursores de la aeronáutica moderna y patrón del arma de ingeniería del ejército peruano. Nació en Eten (Chiclayo) el 24 de junio de 1838. Fue hijo del coronel español Pedro Manuel Ruiz y la dama peruana Juliana Gallo.
Nuestro país ha visto nacer a una serie de personajes que aportaron mucho al desarrollo de nuestra historia. 

Uno de ellos es Pedro Ruiz Gallo, militar e inventor considerado precursor  de la aeronáutica moderna y patrón del Arma de Ingeniería del Ejército Peruano. 

Un poco de su vida

Nació en Eten (Chiclayo) el 24 de junio de 1838. Sus padres fueron el coronel español Pedro Manuel Ruiz y la peruana Juliana Gallo.

Desde pequeño mostró gran interés por la mecánica y la vida militar. A los 15 años entró al ejército como cadete. Debido a sus méritos e inteligencia ascendió rápido al grado de capitán.

A causa de una epidemia de viruela, en 1856 descubre una vacuna con la cual salva la vida de cientos de personas. Esta hazaña le concedió el título de “médico militar salvador”.

Cuando se produjo el Combate de Dos de Mayo (1866) contra España, Pedro Ruiz Gallo defendió valientemente a su patria. Tras el éxito de la batalla, ascendió a teniente coronel.

Después de terminar su obra maestra (el gran reloj de Lima), se dedicó por completo a sus estudios y experimentos sobre aviación. 

Es más, escribió un libro sobre la navegación aérea,  en la que analiza los globos aerostáticos y sugiere la construcción de un aparato llamado “ornitóptero”, que tendría forma de ave, pero funcionaría con motor.

TRÁGICA MUERTE

En 1879, cuando estalló la Guerra del Pacífico volvió a unirse al Ejército. La pérdida del Huáscar en el Combate de Angamos lo motivó a fabricar torpedos para ser usados contra el enemigo. 

Pero mientras estaba probando los torpedos en Ancón se produjo una explosión que acabó con su vida el 24 de abril de 1880. 

Sus restos descansan en la Cripta de los Héroes, en el Presbítero Maestro, al lado de Miguel Grau y Francisco Bolognesi.

El gran reloj de Lima

Finalizada la guerra con España (1865-1866), Pedro Ruiz Gallo diseñó y construyó un reloj monumental en Lima, de once metros de altura. Dicho proyecto fue financiado por el presidente José Balta.

El gran reloj se inauguró en el Parque de la Exposición el 6 de diciembre de 1870, constituyendo por años una de las mayores atracciones de Lima. Sin embargo, el ejército chileno se lo llevó como botín de guerra cuando entró a Lima en 1881. 

Con afecto,
Ruben



Cayetano Heredia

Biografía de Cayetano  Heredia 

Cayetano Heredia
Catacaos, provincia de Piura, es el suelo norteño que vio nacer al ilustre José Cayetano Heredia un 5 de agosto de 1797. La pobreza y el desamparo que rodeaba a su familia hizo que el joven cataquense viajara con muchas expectativas a la capital, en ese entonces centro de la enseñanza preparatoria y científica. Así, a los 15 años llega a las puertas de San Fernando, donde es recibido por el presbítero Fermín Goya, escogido por el entonces rector, Hipólito Unanue, para que sirviera de guía a las vocaciones médicas de la juventud peruana, este lo adopta y es él quién peso decisivamente en el destino de Cayetano Heredia.
En San Fernando:
Cuando Heredia llega a San Fernando, en 1813, el ambiente que se vivía era de acontecimientos más políticos que académicos, pero a pesar de ello llevaba una vida verdaderamente conventual ya que en esos tiempos era fundamental en los alumnos una impregnación con la religión.
En junio de 1813 fue nombrado ecónomo del colegio, y poco después pasó a la cátedra de anatomía. En agosto de 1823 se graduó de Bachiller, ya en agosto de 1826 llegó a la consagración como "Profesor de Medicina" título profesional de los médicos de la época. Heredia, muchas veces rehuía del cuerpo de los compromisos políticos, tan frecuentes, pero sin embargo no se excusó de servir en lo que atañía a su profesión, saliendo a las crudas campañas del Perú, obtuvo el cargo de cirujano y inspector general de hospital militar.
Labor Infatigable
Nombrado rector del Colegio de la Independencia, por el presidente Orbegoso, en el año de 1834 hasta 1839, encontró vasto campo donde ejercitar sus intenciones y realizarlas con provecho, pero varios eran los inconvenientes: escasez de fondos, alumnos sin medios de subsistencia, etc.
Heredia fue el último protomédico del Perú, pues el tribunal del Protomedicato desapareció el 30 de diciembre de 1848 y fue reemplazada por la junta directiva de medicina.
Ante esta situación, Heredia, ya con un cargo propio en el Colegio, otro fue ya el favorito pensamiento que tenía para poner las ciencias que allí estudiaban al nivel de los adelantos de Europa, y principalmente de la escuela francesa.
Entonces la esperanza volvió a renacer, profesores que siguieron los pasos del ilustre, recibieron en ésta época una vasta preparación académica. A muchos de sus alumnos cuyas intelectualidades dotes conocía, los envió a Europa para que perfeccionasen sus estudios, con dinero del propio Heredia, ya que el colegio no contaba con los medios necesarios.
El 9 de setiembre de 1856 el gobierno expidió el reglamento orgánico para la facultad de Medicina de la Universidad de Lima, todo ello se debió a un informe enviado por Heredia en febrero de 1856, al gobierno para la creación de la facultad de Medicina.
Dicho informe fue aprobado el 6 de octubre de 1856, donde se inauguró la Facultad de Medicina en el antiguo local de la plaza Santa Ana, siendo nombrado como primer decano de la Facultad de Medicina, el doctor Heredia. En la Facultad formuló grandes ideas, dando a sus alumnos el sinfín de conocimientos que tenía y que mejor, compartiéndolo con los sanfernandinos.
Heredia dejó de existir un 10 de junio de 1861, a la edad de 74 años, luego de una carrera llena de logros como también de tropiezos, pero que sin lugar a duda nos dejó una huella imborrable de gran profesional, ciudadano y sentir humano.

¿Y quién fue Cayetano Heredia?


Fue la necesidad de forjarse una vida con mejores oportunidades y el deseo de dejar una existencia llena de privaciones, lo que obligó a José Cayetano Heredia Sánchez a abandonar su Piura natal en 1812 con rumbo a Lima a la edad de 15 años. Lima era, en ese entonces, la ciudad peruana que destacaba por ser el centro de aprendizaje, preparación y enseñanza científica de la mayoría de especialidades.
El sacerdote Fermín Goya recibió a Cayetano Heredia en su llegada a Lima en la Facultad de Medicina San Fernando de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, fundada por don Hipólito Unanue. El clérigo apoyó al célebre médico peruano en la elección de su vocación y en su determinación de especializarse en medicina humana. La beca de estudios que obtuvo Heredia se debió a gestiones realizadas por Goya, párroco con el que Heredia tendría una relación muy fuerte durante toda su vida. A fin de retribuir los gastos de la beca que le había sido otorgada, el futuro médico se involucró en la realización de muchos trabajos y proyectos dentro de la Facultad en la que estudiaba.
En Lima, Heredia destacó entre los alumnos de su Facultad, lo cual le permitió obtener la cátedra de Anatomía antes de su graduación. A la edad de 26 años, Cayetano Heredia obtiene el título de Bachiller en Medicina y apenas tres años más tarde, se graduó de profesor de Medicina, denominación con la que en ese entonces se conocía a los médicos profesionales.
En una época en que los acontecimientos exigían un inequívoco compromiso político con la causa de la independencia del Perú, Heredia prefirió involucrarse y apoyar a la liberación de su patria del yugo español desde el ámbito de la medicina antes que desde el de la política. Bajo estas circunstancias, Heredia es nombrado Cirujano e Inspector General del Hospital Militar, cargo que el galeno desempeñó de una muy eficiente manera.
A la edad de 37 años, el médico piurano fue nombrado director del Colegio de la Independencia por el entonces presidente del Perú, Luis José de Orbegoso y Moncada. Heredia ejerció el cargo entre los años 1834 y 1839. La oportunidad que encontró Heredia mediante el nombramiento estatal para ejercer su competencia como médico cirujano fue inmejorable, sin embargo, se encontró también con una serie de restricciones, como por ejemplo: medios económicos escasos y alumnos sin el sustento financiero mínimo para aspirar a surgir.
Ante esta situación adversa, y con el afán de llevar la enseñanza de la medicina en el Perú hasta niveles europeos (Heredia admiraba mucho a la escuela francesa de la medicina por su excelencia), el ilustre cirujano peruano decidió llevar a cabo una serie de reformas que reforzarían la formación de quienes en ese entonces se preparaban para cumplir con el juramento de Hipócrates. Cayetano Heredia envió a Europa, haciendo uso de su patrimonio, a los estudiantes que consideraba los más destacados de sus respectivos grupos. Los alumnos que fueron destacados al viejo continente obtuvieron un grado de excelencia en su instrucción que difícilmente hubieran adquirido en el Perú.
Entre otras reformas que Heredia implementó durante su rectorado del Colegio de Medicina, se pueden resaltar por ejemplo: la creación de un marco que tuviera como objetivo reglamentar el estudio de la profesión de médico, permitiendo el progreso en la enseñanza de esta especialidad. Heredia abolió además el protomedicato, un cuerpo técnico encargado de vigilar el ejercicio de las profesiones sanitarias (médicos, cirujanos y farmacéuticos) y que, por ser considerado obsoleto, no contribuía a la formación de médicos de un nivel superior. Mediante esta medida, el padre de la medicina peruana unificó a profesiones que antes habían sido consideradas como diferentes, según demostraba la antigua estratificación de las especialidades relacionadas a la medicina: físicos, cirujanos latinos, cirujanos romancistas y flebótomos.
Además, a Heredia se le atribuye haber captado a eruditos de la medicina mundial para que dictaran cátedras durante sus visitas a la capital del Perú. Así, por ejemplo, el francés Pedro Douglas fue nombrado profesor de Medicina, al igual que el italiano Emmanuele Solari, ambos connotados médicos europeos. El español Sebastián Lorente se dedicó a la enseñanza de la Fisiología y el italiano Giuseppe Eboli fue contratado a fin de que se dedicara a la enseñanza de las Ciencias. Antonio Raimondi, el famoso naturalista, obtuvo todas las facilidades para desarrollar sus actividades científicas gracias a la gestión de Cayetano Heredia, las cuales combinó a la perfección con el ejercicio de su profesión como maestro de la Escuela de Medicina.
Cayetano Heredia murió a la edad de 64 años en 1861. A este insigne precursor de la medicina en el Perú se le atribuye haber formado generaciones de médicos cirujanos de primer nivel que a su vez ayudaron con el tiempo al progreso de esta especialidad en nuestro país.
Con afecto,
Ruben