lunes, 2 de mayo de 2022

Poemas de Jesús Hilario Tundidor

 

Poemas de Jesús Hilario Tundidor


 

 

AL CORAZÓN

Mirad,
ahora lo pongo
sobre mi mano: oídlo,
justifica
una vida. Dentro
de su volumen cabe
la desesperación y la esperanza,
los ríos en tinieblas y la clara
posesión de la luz.

Si lo tuviera
unos instantes más me quemaría
su peso, su ternura, su profundo
misterio. Jamás frente a mis ojos
a tal extensión tuve:
aquí el presentimiento, allá las sombras,
en largo cauce el júbilo, la dicha
mortal y repasada, y ocupando
su contorno o distancia el agua siempre
ávida de entregarse,
el buen amor que nunca
termina concedido.
Honda fue su verdad y es su ceniza.
Bajo
su sencillez de forma,
en el ámbito
luminoso de su noche sonora reposa,
da principio y concluye
el triste sueño humano.

A UNA ARAÑA

 

 

Pudiera ser un pulpo y es araña.
Pudiera ser dolor y es tejedora,
acompañante de mi vida ahora
en una habitación triste de España.

Pudiera ser que araña que te araña
llegase al corazón, no cavadora
sino hilandera alegre, portadora
de una madeja de oro gris extraña.

Pudiera ser que en el tabique oscuro
del corazón, sobre las cosas viejas,
tejiese allí su urdimbre de bonanza,

y se me hiciese luz hacia un futuro
dorado a paz, sin sombras y sin rejas:
¡Inmensa araña azul de la esperanza!

AQUELLO

 

 

A veces se me ocurre que estoy harto,
que ya no puedo más, y abro la vida:
un hombre en pie, una barca
náufraga camina.

A veces pongo el corazón de nuevo
al aire como un poco de agua y brisa.
Y todo ya absoluta¬-
mente ceniza.

Hay noches que estoy ciego por el vino
de Dios, del Dios que busco cada día.
Y nada tengo y creo
en la mentira.

Ocurre en otras náuseas que me parto,
que me reparto el cuerpo en la desdicha.
Y todo ya absolutamente ceniza.

A veces se me ocurre que estoy triste:
toco mi edad, las cosas, la amplia vida.
Y todo es absoluta-
¬mente ceniza.

PERFIL DE JULIO

 

 

Tienes un corazón.
Tú tienes un corazón infectado.
Infectado tu corazón tienes
un corazón de corazón lleno.

Poema inicial

Aquí, tranquilamente,
voy a decirte una palabra,
la última palabra
donde quedó tu corazón antiguo…

Aquí, tranquilamente:
Dios era carne entonces
y tú lo recreabas en tu espíritu.

Ay, arrodíllate,
no volverás dos veces a ser niño.

 

Tú tienes tu corazón infectado lleno de soledad.
Lleno de corazón tu corazón infectado
llora.

Tienes un corazón,
tu corazón, lleno de corazón
y soledad. Y tú no sabes
que está cansado, que está inútilmente
cansado tu corazón lleno infectado
de soledad.

Y que ahora le duele, ahora mismo le duele
entre tanto despojo, tanta máscara
hirsuta y lentas voces

y X

Y así pasa la noche,
el tiempo, el agua de la muerte, el agua
de la vida, el circo amigo.
Y hay una dulce dejadez de amor
que nos empaña.
Afuera
las estrellas y el campo duermen, solos,
sin luz, sin Dios, sin claridad o ruido.

Todo
estaba conjurado.
Nadie
sabía que al entrar
se le daría un puesto, una ribera
donde el agua y el ser se marchitaran.

Y pasa así la troupe
como si ajenos, desentendidos, tristes
contempladores fuésemos nosotros.
Vienen sombras, carátulas,
figuras de oro falso y papel viejo,
barras, trapecios, trampolines, pistas,
la dulce musiquilla del rugido
del hombre… Todo
para un último fin que nadie sabe.

Alegres, sonoros
en la fraternidad,
cobrada la moneda,
divertidos
de tanto amor y engaño,
en masa, en bando, en emoción
única y sencilla, damos
humildemente
desconocidos,
cuando el gallo nos llama,
término al contemplar, y cesa el circo.


 

Con afecto,

Ruben

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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