jueves, 6 de octubre de 2022

Augusto Salaverry: Poemas

 CARLOS AUGUSTO SALAVERRY











Poemas de Amor



 

Carlos Augusto Salaverry (1830-1891). Nació en Piura, Perú, el 4 de diciembre de 1830. Sus padres fueron Felipe Santiago Salaverry y doña Vicenta Ramírez. Su niñez transcurre en la tierra natal, hasta que su padre lo trae a Lima. Al poco, tiempo su madrastra, Juana Pérez de Infantas se encarga de él. Sus primeros poemas los publicó en "El Heraldo". Fue desterrado a Chile, después que fusilaron a su padre. Ahí permanece tres años. Regresa y contrae matrimonio con Mercedes Felices. Participa en el levantamiento del coronel Mariano Ignacio Prado en Arequipa y en el combate del 2 de mayo de 1866. Viaja por Estados Unidos, Inglaterra, Francia, Italia hasta 1878 en que vuelve al Perú por corto tiempo, ya que reemprende viaje a Europa donde es atacado por la parálisis. Muere en París, en 1891. sus restos fueron repartidos a Piura, su tierra natal, el año 1964 Producción Literaria: De toda su producción, lo que más destaca en su poesía delicada, musical y nostálgica. Sus principales obras son: Poesía: "Albores y destellos", " Diamantes y perlas", "Cartas a un ángel", "Misterios de la tumba". Drama: "Arturo", "Atahualpa", "El bello ideal", "El hombre del siglo XX", "El pueblo el tirano".

1. A la Esperanza

 

Yo sé que eres un ave fugitiva, un pez dorado que en las ondas juega, una nube del alba que despliega Su miraje de rosa y me cautiva.

Sé que res flor que la niñez cultiva Y el hombre con sus lágrimas la riega, sombra del porvenir que nunca llega, bella a los ojos, y a la mano esquiva.

Yo sé que eres la estrella de la tarde que ve el anciano entre celajes de oro, Cual postrera ilusión de su alma, bella.

Y aunque tu luz para mis ojos no arde, Engáñame ¡oh mentira! Yo te adoro, Ave o pez, sombra o flor, nube o estrella.

 

2.Diamantes y perlas

 

He aquí, lector, la diminuta llave Que guarda de mis joyas el tesoro; Privarme la modestia y el decoro de que yo te las muestre y las alabe.

Quizás tu lente, escrutador, acabe Por no hallar en mi cofre perlas ni oro si tal descubres, por tu honor imploro que no lo digas a quien no lo sabe.

Si no hallas en mis versos poesía, Ni estilo, ni metáforas brillantes, mis páginas arroja sin leerlas.

Que otro lector, acaso, encontraría nn los tipos de imprenta – los diamantes, Y en mis vacías páginas – las perlas.

3.Responde



Dios dijo al ave de los bosques canta, al tierno cáliz de la flor, perfuma a la estrella, el mar abrillanta, al sol invade en la azulada bruma

al ambiente suspira, al mar encanta con tus bellezas de argentada espuma y a ti mujer para el odio nacida, te ha dicho acaso dios ¿ama y olvida?

 

4.Cartas a un ángel

Tu alma virginal,
como a través de un tul,
sonríe en el cristal
de tu pupila azul;
y robas la ilusión
si bañan su matiz
tus ojos con la luz del corazón.
La nieve palpitante de ese pecho de marfil,
las rosas que tus labios le robaron al abril,
en eco arrobador
responden a mi afán
que un cielo es la esperanza de un amor.

La vida es una flor
purísima al nacer…
su aroma es el amor,
su cáliz el placer.
Es rosa que al tocar
la mano juvenil,
enseñan sus espinas a llorar;
mas diera de ese cielo que matiza el arrebol
el rayo de esperanza que alumbra como el sol
y el sueño del Edén
que el alma ve lucir
por una de tus lágrimas, mi bien.

Hermoso es contemplar
el sol en el confín
vertiendo sobre el mar
sus olas de carmín;
y es bello al descender
bañado en tibia luz
un rayo del crepúsculo al nacer.
Encanto de los ojos es del alba el tornasol
que esmalta de oro y grana los espacios como el sol…
¡Ah!, nunca al despertar
la aurora tiene luz
más bella que el azul de tu 

mirar.

5.Acuerdate de mi


oh! Cuánto tiempo silenciosa el alma
Mira en redor su soledad que aumenta
Como un péndulo inmovil: ya no cuenta
Las horas que se van!

No siente los minutos cadenciosos
A golpe igual del corazón que adora
Aspirando la magia embriagadora
De tu amoroso afán.

Ya no late, ni siente, ni aún respira
Petrificada el alma allá en lo interno;
Tu cifra en mármol con buril eterno
Queda grabada en mí!

Ni hay queja al labio ni a los ojos llanto,
Muerto para el amor y la ventura
Esta en tu corazón mi sepultura
Y el cadáver aquí!

En este corazón ya enmudecido

Cual la ruina de un templo silencioso,
Vacío, abandonado, pavoroso
Sin luz y sin rumor;

Embalsamadas ondas de armonía
Elevábanse a un tiempo en sus altares;
Y vibraban melódicos cantares
Los ecos de tu amor.

Parece ayer! ...de nuestros labios mudos
El suspiro de ¡"adiós" volaba al cielo,
Y escondías la faz en tu pañuelo
Para mejor llorar!

Hoy... Nos apartan los profundos senos
De dos inmensidades que has querido,
Y es más triste y más hondo el de tu olvido
Que el abismo del mar!

Pero, ¿qué es este mar? ¿qué es el espacio,
Qué la distancia, ni los altos montes?
Ni qué son esos turbios horizontes
Que mira desde aquí;

Si al través del espacio de las cumbres,
De ese ancho mar y de ese firmamento,
Vuela por el azul mi pensamiento
Y vive junto a tí:

Si yo tus alas invisibles veo,
Te llevo dentro del alma estás conmigo,
Tu sombra soy y dónde vas te sigo
Por tus huellas en pos!

Y en vano intentan que mi nombre olvides;
Nacieron, nuestras almas enlazadas,
Y en el mismo crisol purificadas
Por la mano de dios.

Tú eres la misma aún; cual otros días
Suspenden tus brazos de mi cuello;
Veo tu rostro apasionado y bello
Mirarme y sonreír;

Aspiro de tus labios el aliento
Como el perfume de claveles rojos
,y brilla siempre en tus azules ojos
Mi sol, ¡mi porvenir!

Mi recuerdo es más fuerte que tu olvido;
Mi nombre está en la atmósfera, en la brisa,
Y ocultas a través de tu sonrisa
Lágrimas de dolor;

Pues mi recuerdo tu memoria asalta,
Y a pesar tuyo por mi amor suspiras,
Y hasta el ambiente mismo que respiras
Te repite ¡mi amor!

¡oh! Cuando vea en la desierta playa,
Con mi tristeza y mi dolor a solas,
El vaivén incesante de las olas,
Me acordaré de ti;

Cuando veas que una ave solitaria
Cruza el espacio en moribundo vuelo,
Buscando un nido entre el mar y el cielo,
¡acuérdate de mí!

 

 

 

 



Con afecto,

Ruben




 


 

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