César
Miró
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Información personal
Nombre de nacimiento César Alfredo Miró-Quesada Bahamonde
Nacimiento 7
de julio de 1907
Lima, Perú
Fallecimiento 8
de noviembre de 1999
(92 años)
Lima, Perú
Nacionalidad Peruana
Familia
Familia Familia
Miró Quesada Ver y modificar los datos en Wikidata
Información profesional
Ocupación Compositor,
escritor
Años activo 1922
- 1999
Seudónimo César Miró
Género Música
peruana
Obras notables Todos vuelven
Artistas relacionados Serafina
Quinteras, Eduardo Márquez Talledo, Felipe Pinglo
Distinciones
Gran Oficial de la Orden El Sol del Perú
Firma
César Alfredo Miró-Quesada Bahamonde (Lima, 7 de junio
de 1907-Lima, 8 de noviembre de 1999), conocido simplemente como César Miró,
fue un escritor y compositor peruano.[1] Escribió novela, cuento, teatro, ensayo y poesía. Fue conocido por sus obras «Todos vuelven» y «Malabrigo», además de director de Radio Nacional.[2][3]
Biografía
César Miró-Quesada nació el 7 de junio de 1907 en el
distrito de Miraflores, en Lima. Sus padres fueron Alfredo Miró-Quesada Carassa
y Rosa Mercedes Bahamonde Polo. A pesar de ser miembro de la familia Miró
Quesada, por cuestiones personales solo utilizó el apellido Miró, a diferencia
de su hermano, el exministro Fernando Miró Quesada Bahamonde.
Hizo sus estudios escolares en los colegios San
Agustín y La Inmaculada de los jesuitas. Solía escaparse de clases del colegio
jesuita para ir a la Biblioteca Nacional y sumergirse entre sus libros. A los
15 años de edad publicó el periódico escolar "Relámpago" y poco
tiempo después publica sus primeros poemas en la revista Amauta. Fue amigo de
José Carlos Mariátegui.
En mayo de 1927 fue detenido junto a Jorge Basadre
acusados de urdir un complot contra el presidente Augusto B. Leguía. Fue
llevado preso a la isla San Lorenzo, pasaría su cumpleaños y luego de un mes es
deportado, al igual que Basadre, a Montevideo. Basadre contaría después que
dicho complot nunca existió. En París, en 1929, conoció e hizo amistad con
César Vallejo.
En 1932, con Calonge y Castillo, forman el trío
Sudamericano que después de una gira por Chile se desintegra. En 1936 escribe
el vals "Se va la Paloma" que con música de Filomeno Ormeño rinde
homenaje a la tradicional Procesión de la Virgen del Carmen de los Barrios
Altos de Lima.
En Los Ángeles, Estados Unidos, recibió el
ofrecimiento para filmar una película describiendo el sentimiento de los
latinoamericanos que viven en EE. UU. por retornar a la tierra natal. La
película se llamaría Gitanos en Hollywood y César Miró estaba a cargo de
elaborar el guion, pero cuando ya había empezado a elaborarlo el empresario que
iba a financiar la película se desanimó de llevarla a cabo. Para ese entonces,
César Miró compone la letra y la música de una canción para la película
aquella: «Todos vuelven». Al regresar a Lima en 1943, Jesús Vásquez estrenó la
canción.
El tondero «Malabrigo» correría una suerte similar a
la de "Todos Vuelven". Cuando con José María Arguedas querían filmar
una película que retrate la vida de los pescadores, buscando un puerto adecuado
llegaron al puerto de Malabrigo. Esta película tampoco pudo filmarse, la
canción al puerto ya estaba compuesta y con música de Alcides Carreño se haría
popular.
Julio Villanueva del diario El Comercio del 7 de junio
de 1997, lo entrevistó con motivo de cumplir 90 años de edad. Allí señaló que
las malas lenguas decían que se había recortado el apellido como un acto de
rebeldía contra su familia propietaria del diario, lo cual no era cierto. En
Estados Unidos solían llamarlo "Míster Quesada" por lo cual cansado
de esta situación se hizo llamar solamente César Miró y así firmaría sus
artículos en El Comercio.
En México solía cantar "Todos Vuelven" con
amigos peruanos que terminaban llorando. No se explicaba como pudo tocar el
sentimiento de nostalgia por la tierra lejana, sobre todo del Perú, sin
proponérselo.
La versiones más populares de Todos vuelven fueron las
de Jesús Vásquez y Los Chalanes del Perú en los cuarenta y la de Los Morochucos
en los sesenta. Rubén Blades hizo también un arreglo de ritmo salsa para
"Todos Vuelven" que no fue de su agrado porque consideraba una
pérdida del sentido poético. Blades, en visita en Lima, le dijo que lo
disculpara por haberle hecho algunos cambios a la letra y el ritmo, César Miró
le dijo que no se preocupara que ya después el pueblo cambiaría lo que Blades
había hecho.
El pianista y compositor peruano Alfonso de Silva le
dedicó a Miró su último poema antes de fallecer en 1937: "Me perdono a mí
mismo el haber sido solo un intento de Eternidad... Tú eres casi tan bueno como
el intento mío de haber sido" (tomado de la revista Caretas, 19 de
diciembre de 2002).
Fue recopilador y prologuista de la primera edición de
las Poesías Completas (1918-1938) de César Vallejo, publicada por la Edición
Losada -en su colección Poetas de España y América- de Buenos Aires, en mayo de
1949 (la segunda edición se editó en junio de 1953 a pesar de las objeciones de
la viuda de Vallejo, Georgette de Vallejo).
Gran comunicador, trabajó en periódicos, radio y
televisión demostrando su gran calidad, llegando a ser Director de Radio
Nacional del Perú.
Fue Presidente Vitalicio de la APDAYC, miembro de la
Academia Peruana de la Lengua y de la Sociedad Bolivariana. También fue
embajador del Perú en la Unesco.
Falleció el 8 de noviembre de 1999, a las 6 p. m.,
contando con 92 años de edad. Su velorio fue en privado, por lo que tal vez muchos
no pudieron despedirse de él.[4]
Premios y reconocimientos
Premio Nacional de Cultura[5]
Obras
Canciones
«Todos vuelven»
«Se va la paloma»
«Malabrigo»
Libros
Canto a los arados y a las hélices (1931)
La Masacre de los Coroneles
Cielo y Tierra de Santa Rosa
La Mariscala
Los íntimos de La Victoria
Ricardo Palma, El patriarca de las tradiciones (1953)
El Patriarca de las Tradiciones
La ciudad del río hablador
Mariátegui, el tiempo y los hombres
Alto Sueño (1951)
Fedra Entre Los Vascos (1962)
El tiempo de la tarantula
Todos vuelven
Todos vuelven
a la tierra en que nacieron,
al embrujo incomparable de su sol,
todos vuelven al rincón donde vivieron,
donde acaso floreció más de un amor.
Bajo el árbol solitario del pasado
cuántas veces nos ponemos a soñar,
todos vuelven por la ruta del recuerdo,
pero el tiempo del amor no vuelve más.
El aire que trae en sus manos
la flor del pasado, su aroma de ayer,
nos dice muy quedo al oído
su canto aprendido del atardecer.
Nos dice con voz misteriosa,
de nardo y de rosa,
de luna y de miel,
que es grande el amor de la tierra,
que es triste la ausencia
que deja el ayer.
Autor(es): César Miró, Alcides Carreño
Con afecto,
Ruben
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