martes, 28 de agosto de 2018

Historia:Algo más del traidor Nicolás de Piérola



Algo más del traidor Nicolás de Piérola

 

 

En un escenario de guerra, como la ocupación de Lima. Hasta dónde puede el ser humano demostrar su desafecto por la patria que lo vio nacer, por su gente que había sufrido y sufría los estragos de la violencia y que se debatía frente a un enemigo que ocupaba, avenidas, plazas, cuarteles y palacios, manteniendo un control férreo sobre nuestra capital.
Por qué razones, no sabemos hoy, quizá por lealtad al amigo, antes que a su pueblo.
 El tradicionalista Ricardo Palma fue muy amigo del dictador Nicolás de Piérola.
 En 1882, Ricardo Palma era corresponsal del diario panameño El Canal, como tal, habitualmente enviaba sus despachos que eran publicados bajo el seudónimo de Hiram.
Son verdades amargas, que se dieron durante la guerra con Chile. Nunca hubo el interés de unirse para enfrentar al enemigo común. La falta de una política de Seguridad Nacional, las ambiciones de poder entre caudillos, la fuga cobarde, para proteger propiedades en territorio enemigo y la traición entre peruanos fue la causa de la derrota.
En su despacho fechado el 11 de enero de 1882, se expresa con frases muy duras del general Andrés A. Cáceres, imputándole la comisión de una traición a Piérola, quien según él, lo había ascendido a la clase de general. Calificar de traidor a quien había demostrado heroísmo, valor y amor por su patria, era un calificativo moral inaceptable.
El Taita Cáceres merecía ese ascenso, se lo había ganado y había demostrado en el campo de batalla, donde dejó regada su sangre, que no solo era un líder por antonomasia, sino que había mostrado valor frente al enemigo en Tarapacá y en defensa de Lima, un ejemplo para sus tropas, era un hombre de convicciones morales elevadas.
Todos conocen el episodio, después de la batalla le Chorrillos, los chilenos se desenfrenaron y presos del alcohol, lo incendiaron y violaron mujeres indefensas. Cáceres pidió autorización a Piérola para atacar y destrozar a las hordas y alcoholizadas tropas enemigas.
Había una tregua pactada entre ambos ejércitos después de la batalla de Chorrillos, para auxiliar a los heridos, recoger y enterrar a los muertos. Chile violó la tregua, sus tropas demostraron absoluta indisciplina e insubordinación, fueron incontrolables para sus jefes. Piérola ególatra, se creía por encima de generales, no autorizó. Otro hubiera sido el resultado de la batalla de Lima, si el amigo de Palma, autorizaba el ataque.  
Como sabemos, mientras Cáceres lucho en la defensa de Lima, quedó herido y salió de Lima subrepticiamente burlando la vigilancia chilena, Nicolás de Piérola huía temeroso después de la batalla de Miraflores, mientras miles de heridos eran repasados por las tropas enemigas, que se ensañaron no solo con la ciudad sino con los heridos y sobrevivientes, finalmente impusieron la ley marcial.
Ricardo Palma, equivocadamente hacía de propagandista del enemigo, al atacar directamente al general Andrés A. Cáceres y las topas bajo su mando, al afirmar que
Tan luego como Lynch tuvo noticias de la desmoralización que cundía en las tropas de Cáceres, se decidió a movilizar sobre ellas un cuerpo de ejército chileno. Cáceres emprendió, el día de año nuevo, la retirada de Matucana, y al emprenderla acabaron de dispersarse soldados.
Disponía de 5,000 hombres entusiastas antes de realizar su traición, y hoy no llegan a 800 los que le acompañan en su fuga a través de la cordillera”.

Ricardo Palma utilizaba la diatriba, el engaño y la difamación sobre las acciones de Cáceres y sus tropas, haciendo mofa y burla de la situación calamitosa que sufrían, calificando a Cáceres de títere y monigote, al sostener que “Sin la traición de Cáceres, fruto de las maquinaciones infames de los mercaderes calderonianos y de su socio Hurlburt, muy distinta sería hoy la situación.

Luego en un arranque de inspiración estratégica, narra un plan de operaciones que presumimos le facilitó su amigo Piérola, al sostener que “Piérola con 3,000 soldados se habría unido a los 5,000 de Cáceres para amagar a Lima, hostilizando sin descanso al ejército chileno…”. De igual manera predice lo que habría hecho el ejército boliviano al indicar que, “A la vez el Ejército boliviano, que se encontraba ya reunido en Oruro, habría emprendido campaña sobre Tacna y Tarapacá”. Todo un estratega y visionario.

Como se sabe, Nicolás de Piérola luego de huir de la capital, gobernaba el país itinerantemente, desde el lugar en que se encontraba. No fue reconocido como presidente por las autoridades chilenas, quienes autorizaron la instalación del Gobierno Provisorio del Dr. Francisco García Calderón, elegido por los notables de Lima.

El Contralmirante Patricio Lynch, mediante un bando publicado en el diario “La Situación”,  el 28 de setiembre de 1881, arbitrariamente cesó el gobierno Provisorio del Dr. Francisco García Calderón, pretextando la comisión de una serie arbitrariedades. Posteriormente detenido fue enviado preso a Chile, nombró en su reemplazo a su Vicepresidente el Contralmirante Lizardo Montero

Al parecer, Ricardo Palma olvidó que su gran amigo Nicolás de Piérola, accedió al poder mediante un golpe, defenestrando al Vicepresidente general La Puerta, tras la huida de Mariano Ignacio Prado. Es el mismo Nicolás de Piérola que abandona al ejército del Sur por celos profesionales y nunca apoya los pedidos del general Buendía.
Es el mismo Piérola que pasa por encima de las recomendaciones de los militares con experiencia, como el general Cáceres, que le sugerían la organización del terreno de una manera sólida y no en reductos dispersos, fácilmente rebasados por los flancos, como se demostró durante el combate, y el retiro de batallones de reserva, para ocupar otros emplazamientos, lejos de la zona de acción.
Es el mismo Piérola que mantuvo almacenados en el Cuartel Santa Catalina, cañones y fusiles sin uso, que bien pudieron entregar a las fuerzas del Sur y que las tropas chilenas capturaron y utilizaron en contra de nuestras tropas, durante el enfrentamiento con las tropas de Cáceres en la campaña de la Breña.

¿Quién realmente demostraba ser un traidor?
 Ricardo Palma realmente exageró en esta nota, por ayudar a su amigo Nicolás de Piérola a recuperar la confianza de la población del interior del país y principalmente de la capital que era testigo presidencial de cómo el dictador, los había abandonado después de la hecatombe de Miraflores. Palma con su proceder les hacía el juego a los publicistas chilenos.



Batalla de San Juan
La Campaña de Lima marca el tramo final de la Guerra del Pacífico entre Perú y Chile. Tras los triunfos en el Alto de la Alianza y en Arica, los chilenos se alistaron para invadir la capital peruana, pero nuestros soldados lucharon valientemente en las sangrientas batallas de San Juan y Miraflores.

Nicolás de Piérola Villena, en ese entonces presidente del Perú, pensaba que los chilenos invadirían Lima por Ancón, al norte de la capital. Sin embargo, el coronel Andrés Avelino Cáceres opinaba que la invasión comenzaría al sur de Lima.
Efectivamente, 13 mil soldados chilenos invadieron el puerto de Pisco el 19 de noviembre de 1880, al mando del general Villagrán. El otro punto de desembarco fue la playa Curayacu, en Lurín, donde ingresaron 26 mil soldados chilenos.
Durante los primeros días de enero, el ejército chileno inició su marcha hacia Lima, donde se enfrentó al valeroso ejército peruano en las batallas de San Juan y Miraflores.
Batalla de San Juan
En medio de la invasión, Piérola dividió el Ejército de Línea en cuatro cuerpos. Cáceres tomó el comando del cuarto, integrado por 4500 hombres, y se concentró en San Juan, donde situó a sus tropas en los lugares más adecuados.
La noche del 12 de enero de 1881, un soldado chileno capturado informó que el ejército invasor se había movilizado en orden de batalla a las 16.00 horas. A las 4.00 horas del día 13 de enero se escucharon tiros. Media hora después, el ejército chileno cargó sobre el ala derecha, defendida por el coronel peruano Lorenzo Iglesias. En ese momento, Piérola huyó hacia Chorrillos y Cáceres asumió totalmente la dirección de la batalla, solicitando apoyo al coronel Belisario Suárez, jefe de la reserva, pero sin resultados.
Sin auxilio, el cuarto cuerpo del ejército combatió durante tres horas con las tropas chilenas, pero la superioridad numérica de éste era aplastante. Tras luchar con coraje, Cáceres ordenó la retirada camino a Barranco.
En el camino, el mariscal logró juntar un grupo de hombres y se dirigió a socorrer al coronel Miguel Iglesias, quien peleaba en el Morro Solar de Chorrillos. Los peruanos lograron poner en fuga a una columna chilena, pero recibieron la orden de dirigirse hacia Miraflores. Eran las 14.00 horas del 13 de enero.
Al caer la tarde, la batalla de San Juan había originado 10 mil bajas entre ambos ejércitos. Los chilenos, eufóricos con la victoria, saquearon e incendiaron el lujoso balneario de Chorrillos, asesinando civiles a su paso y haciendo caso omiso a las banderas neutrales.
Batallas de San Juan y Miraflores, 13 y 15 de enero de 1881
En el morro Solar, actualmente existe un monumento al soldado desconocido, que representa a todos aquellos heroicos defensores para evitar que Lima caiga en manos del invasor chileno y en su base está la placa de bronce con la relación de Oficiales fallecidos asi como el personal  de tropa.
 
Detalle de fallecidos y heridos:

 Generales       :     Heridos....................................03
 
 Coroneles       :….     Muertos.................................. 13
 
                                   Heridos..................................  18
 
 Tte coroneles  :      Muertos................................   13
                                  Heridos.................................   03
 
Sargentos
Mayores          :     muertos................................    16
 
                              Heridos.................................    20
 
 Capitanes       :      Muertos...............................     46
 
Tenientes        :      Muertos...............................     43
 
Sub tenientes :      Muertos...............................      45
 
Soldados        :      Muertos..............................   6000
 
Este es el saldo 6,176  heroicos defensores de la patria, que ofrendaron sus vidas  en las batallas de San Juan y Miraflores, libradas el 13 y 15 de enero de 1881.


Con afecto,
Rubén
 
 



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