sábado, 1 de agosto de 2020

Manuel Gonzales Prada

Manuel Gonzales Prada

Manuel Gonzales Prada

José Manuel de los Reyes González de Prada y Álvarez de Ulloa, conocido como Manuel González Prada (1844-1918). Nacio el 5 de enero de 1844 en Lima, (Perú) y murió el 22 de julio de 1918 en Lima, (Perú).

Fue un ensayista, pensador, anarquista y poeta peruano. Fue la figura más discutida e influyente en las letras y la política del Perú en el último tercio del siglo XIX. 

Como ensayista es considerado uno de los mejores de su patria, destacando por sus feroces críticas sociales y políticas, tendencia que se acentuaría después de la Guerra del Pacífico, la mayor catástrofe bélica de la historia republicana peruana.[cita requerida] Ejerció también como Director de la Biblioteca Nacional del Perú (1912-1914 y 1915-1918).

En el plano literario se le considera el más alto exponente del realismo peruano, así como por sus innovaciones poéticas se le denominó el “Precursor del Modernismo americano”. Como prosista, es recordado principalmente por “Páginas libres” (1894) y “Horas de lucha” (1908), ensayos donde muestra una creciente radicalización de sus planteamientos. Defendió todas las libertades, incluidas la de culto, conciencia y pensamiento y se manifestó en favor de una educación laica. En el artículo “Nuestros indios” (1904), explica la supuesta inferioridad de la población autóctona como un resultado lógico del trato recibido y de la falta de

Biografía.

Perteneciente a una familia de costumbres coloniales, nació en Lima. Estudió en Valparaíso, (Chile), y de retornó a Lima, cursó estudios en el Seminario de Santo Toribio, para pasar luego al Convictorio de San Carlos, donde estudió Derecho, pero no lo concluyó. Se dedicó al periodismo y a la explotación agrícola, en la hacienda de su familia.

Durante la guerra contra Chile, participó en las batallas de San Juan y Miraflores. Al producirse la ocupación de Lima por las tropas chilenas, se recluyó en su casa en señal de protesta (1881-1883). Tras la partida de los invasores, reinició su labor periodística y esta vez desató su ira contra los vicios nacionales que habían causado el desastre bélico, con un verbo muy elocuente e incisivo.

En 1885 tomó la dirección del Club Literario, que luego se convirtió en la Unión Nacional, entidad política de principios radicales. Algunos de sus discursos tuvieron gran resonancia, como el leído en el teatro Politeama en 1888.

A finales de 1891 viajó a Europa donde permaneció alrededor de siete años. A su regreso a Perú, persuadido de las ideas anarquistas, reinició sus críticas contra la corrupción política, identificándose con la clase obrera.

En 1912 se le confió la dirección de la Biblioteca Nacional en reemplazo de Ricardo Palma. Ejerciendo dicha función, falleció a causa de un mal cardíaco.[

Casado con Adriana Verneuil (francesa de nacimiento), tuvo tres hijos, de los cuales solo sobreviviría el menor, Alfredo González Prada, diplomático y escritor que reunió celosamente las obras póstumas de su padre, labor que continuaría Luis Alberto Sánchez.[

Retrato de Manuel González Prada, en 1905.


Su padre fue Francisco González de Prada Marrón y Lombera, quien fue vocal de la Corte Superior de Justicia de Lima y Alcalde de Lima (1857-1858). Su madre fue María Josefa Álvarez de Ulloa y Rodríguez de la Rosa, hija de Domingo Álvarez de Ulloa e Isabel Rodríguez de la Rosa y O’Phelan. Su familia descendía del general Jerónimo Marrón de Lombera y estaba vinculada con el español Antonio de Ulloa.[

Fue bautizado el 8 de enero de 1844, en la Iglesia de San Sebastián por el arzobispo de Lima, siendo su padrino el obispo José Manuel Pasquel]

En 1855, el presidente Ramón Castilla, ordenó el destierro del padre de González Prada, ya que éste era partidario del derrocado presidente José Rufino Echenique (del cual había sido vicepresidente). Esto obligó a la familia a trasladarse a Valparaíso, Valparaíso, (Chile), donde Manuel asistió al Colegio Inglés dirigido por mr. Goldfinch y herr Blühm. Al regresar a Perú en 1857, su padre ocupó la alcaldía de Lima y lo inscribió en el Seminario de Santo Toribio, que abandonó para inscribirse en el Convictorio de San Carlos (que luego formaría parte de la Universidad de San Marcos), donde iniciaría estudios de Derecho y Humanidades, los cuales no terminaría.

En 1863, cuando tenía 19 años, su padre murió a los 48 años y fue enterrado en la Basílica y Convento de Santo Domingo. Abandonó entonces abruptamente el Convictorio de San Carlos, y empezó sus tanteos en el terreno de la poesía y el drama.

Por entonces empezó a dar a luz sus primeros ensayos y creaciones poéticas, aunque con pseudónimo. En el diario “El Nacional” aparecieron artículos suyos de dura crítica y evidente radicalismo, y en “El Comercio”, fue publicada su primera letrilla, con fecha del 18 de septiembre de 1867

En 1868 viajó a la zona minera de Cerro de Pasco, empujado por su deseo de conocer el Perú profundo y fue testigo de la situación del indio.

En 1871, antes de partir hacia “Tútume”, la hacienda propiedad de su familia, situada en Mala, Lima, (Perú) escribió una suerte de biografía suya y eliminó la partícula nobiliaria “de” de su apellido, llamándose desde entonces “González Prada” y ya no “González de Prada”, como era su apellido original. Con ello rompía simbólicamente con el pasado suntuoso de su familia.[cita requerida]

Otra de sus rebeldías fue adoptar una peculiar ortografía fonética inspirada en los principios de Andrés Bello. Sin estudios disciplinados, pero de amplia y profunda cultura (dejó una biblioteca de tres mil volúmenes cuidadosamente leídos), durante ocho años vivió recluido en su hacienda de Mala, Lima, (Perú) dedicado a los trabajos del campo y a las investigaciones químicas para fabricar almidón industrial a base de yuca, para luego dedicarse muy activamente al periodismo, en publicaciones para algunos diarios y revistas de Lima, como por ejemplo “El Comercio”, diario del que fue expulsado.[cita requerida]

En 1878, González Prada tuvo una hija pre-matrimonial, con Verónica Calvet y Bolívar, la cual se llamó Mercedes González Prada Calvet, quien se casó con Teodosio Cabada y murió en 1940.[cita requerida]

Durante la guerra contra Chile, participó en las batallas de San Juan y Miraflores, por la defensa de la capital peruana. En Miraflores fue segundo jefe del Reducto del Pino (15 de enero de 1881). Al producirse la invasión de Lima por tropas chilenas, se recluyó en su casa en señal de protesta (1881-1883).

Retirados los invasores tras el Tratado de Ancón, González Prada reinició su labor de periodista.

En 1885 publicó sus artículos “Grau” (notable semblanza del héroe de Angamos) y “Hugo” (en ocasión de la muerte del célebre literato francés Víctor Hugo).

Adriana de Verneuil en 1885. En 1887 se casó con Manuel González Prada.

En 1887, se casó con la francesa Adriana Adelayda Verneuil Conches, a quien había conocido en Lima en 1877, y declarado su amor en 1884. Sus dos primeros hijos, una mujer (Cristina) y un varón (Manuel), murieron antes de cumplir el primer año de vida (1888 y 1889, respectivamente). Un tercer hijo nacería más tarde, en París: Alfredo, quien si sobrevivió a su padre.[cita requerida]

En 1886, pasó a formar parte, como vicepresidente, del Círculo Literario, nacido del grupo Bohemia Literaria, comandados ambos por Luis Márquez y opuesto al oficialista Club Literario, encabezado por Ricardo Palma. Se alzó así contra la literatura oficial, enarbolando al mismo tiempo la crítica social y política. Desde esa tribuna lanzó combativas proclamas nacionalistas, por las cuales mereció el calificativo, por parte de su propio panegirista Rufino Blanco Fombona, de “gallardo animal de presa”. Era un enemigo de todo lo viejo y decadente en ideas y literatura y un gran partidario de la europeización del Perú. Su postura hipercrítica en el terreno de las ideas y de la literatura le granjeó no pocos enemigos y le metió en variopintas polémicas periodísticas, en las que, a la manera de uno de sus modelos, Ernest Renan, nunca se defendió y siempre atacó.

Su primer discurso célebre fue leído en El Ateneo de Lima, en 1886. Famoso es también su discurso del Politeama en el año 1888, donde proclamó: “¡Los viejos a la tumba, los jóvenes a la obra!”, convocando a la lucha por el cambio social, contra las malas ideas y los malos hábitos, contra leyes y constituciones ajenas a la realidad peruana, contra la herencia colonial, contra los profetas que anunciaban el fracaso definitivo de América Latina. Cabe acotar que todos estos discursos no eran pronunciados por el mismo González Prada, sino por otras personas, ya que el mismo don Manuel tenía voz de tiple y que, de haberlos pronunciado, les hubiera quitado a sus palabras toda la fuerza de su protesta.

En 1891, el Círculo Literario, pasó a constituirse en el partido político Unión Nacional. Convertido en la voz del nuevo Perú, que debía surgir después de la Guerra del Pacífico, denunció los males que el país arrastraba por siglos, entre ellos la indiferencia por la condición infrahumana del indígena; su prédica, hecha en un estilo implacable y cientificista con raíces positivistas (fue un gran divulgador del pensamiento de Auguste Comte), si bien luego se volvió hacia lo que más detestaba éste, el anarquismo, que fue creciendo en él en intensidad y radicalismo, como lo demuestran sus obras. El gobierno de Remigio Morales Bermúdez quiso ofrecerlo un puesto muy rentado (para así poder acallarlo), pero González Prada respondió que no se alquilaba.]

A fines de 1891 viajó con su esposa Adriana a Europa, donde permaneció siete años. Recorrió Francia, Suiza, Bélgica y España. En París nació su hijo Alfredo, quien sería escritor y diplomático. En dicha ciudad tuvo un curioso lance con Paul Verlaine al insultar este, bajo los efectos del alcohol, a una señora que se hallaba en la vía pública. Conoció también a grandes hombres de letras como Zola, Renan y Unamuno. En París apareció también la primera edición de su libro “Pájinas libres” (1894). Al volver a Lima en 1898, empezó a divulgar las ideas anarquistas que había descubierto en Barcelona, y fue identificándose cada vez más con los movimientos obreros anarcosindicalistas.

Gobernaba por entonces el presidente Nicolás de Piérola, elegido constitucionalmente tras la guerra civil de 1894-1895. González Prada, antipierolista recalcitrante, emprendió una campaña de violentos discursos y reuniones públicas en las que atacaba al gobierno, y en especial, a la persona de Piérola. Particularmente, le reprochaba no haber realizado reformas en los temas agrario, obrero e indígena. Para dicho fin utilizó como vehículo los diarios “Germinal” y “El Independiente”, fundados por él mismo. Se mostró también anticlerical y se identificó con la clase obrera. Sin embargo, no quiso presentar su candidatura en las elecciones de 1899 (en las que se eligió al sucesor de Piérola) y cuando su partido se alió en 1902 con los liberales, renunció públicamente a él, declarando ser contrario a toda componenda política

En 1901 publicó su primer libro de poesía, “Minúsculas”, en una edición doméstica de solo cien ejemplares. Colaboró, de 1904 a 1909, en el periódico mensual “Los parias”, con artículos sociales. En 1905, invitado por la Federación de Obreros Panaderos de Lima a conmemorar el 1.º de mayo, dictó su conferencia “El intelectual y el obrero”.

En 1908 publicó en Lima su libro “Horas de lucha”, y en 1911, su segundo libro de poesías “Exóticas”.


Director de la Biblioteca Nacional.

Fotografía de Manuel González Prada preparando goma. Lima, 1915.

En 1912 asumió la dirección de la Biblioteca Nacional en reemplazo del renunciante Ricardo Palma. Manuel González Prada encontró una situación tal que se vio obligado publicar una Nota informativa documentando la situación de la Biblioteca con el propósito de salvar futuras responsabilidades.1

Encontrando la ausencia absoluta de registros contables y sospechando del desfalco al erario público por parte de su antecesor, Manuel González Prada abrió los libros contables mínimos: Un libro de caja, un libro de entrada de libros y folletos y un libro de revistas, almanaques y libros en vías de publicación.2 Asimismo, dio cuenta que su predecesor, tradujo equivocadamente chose por chosa, bois por bosque, entre otras cosas;3 que mandó a elaborar toda clase de sellos con los que estampó profusamente en los libros bajo su custodia;4 y que escribía en los libros, propiedad de todos los peruanos, como si fueran propiedad del Bibliotecario;5 entre muchos otras acciones más, que califica de horrorosas. Dicha Nota, que no es sino un panfleto cargado de resentimiento y rencor, se insertó en el diario “La Acción Popular”, de índole obrera, pues otros medios de mayor prestigio se negaron a hacerlo. Por su parte, Palma contestó con su folleto titulado “La Biblioteca Nacional de Lima”.

Al producirse el golpe de estado de febrero de 1914, se instaló un nuevo gobierno presidido por el coronel Óscar R. Benavides. González Prada, contrario al militarismo, renunció a su cargo e inició la publicación del periódico “La lucha,” del que solo salió un número, requisado por la dictadura. Se trataba de una publicación donde criticaba severamente al gobierno de facto, alentando a los ciudadanos a salir a enfrentarlo:

Encararse a tiranuelos de ópera bufa, valerse de todos los medios posibles para lavar la ignominia de un régimen africano, es hoy un deber ineludible de los que no han perdido la dignidad ni la vergüenza.

Restituido el orden constitucional en 1915, González Prada volvió a su cargo al frente de la Biblioteca Nacional. Allí, y en su domicilio, recibió la visita de diversas personalidades, entre los que se contaron Víctor Raúl Haya de la Torre, José Carlos Mariátegui y César Vallejo, que fueron grandes admiradores suyos, y que se inspiraron de este personaje.[cita requerida]

Fallecimiento.

Falleció repentinamente en Barranco, Lima, (Perú) el 22 de julio de 1918 a los 74 años de edad, víctima de un síncope cardíaco. Fue enterrado en un mausoleo del Cementerio Presbítero Matías Maestro. Le sobrevivió su esposa, Adriana de Verneuil (fallecida en 1947), quien escribió en su recuerdo el libro “Mi Manuel” (Lima, 1947); y su hijo Alfredo González Prada, que compiló su obra inédita. Este Alfredo se suicidó en Nueva York en 1943]

Obra.

Obra literaria.

Evolucionó desde el posromanticismo hacia el pleno Modernismo en reacción contra la tradición española, lo que le llevó a fijar sus modelos en otras literaturas; muy preocupado por el lenguaje y el estilo, en sus comienzos se advierten modelos alemanes: traduce a Friedrich Schiller, Chamisso, Heine, etcétera.

Su prosa ensayística, muy trabajada estilísticamente, simula sin embargo la espontaneidad; busca la concisión y está preñada de ironía, cultura y humor. Miguel de Unamuno, gran admirador suyo, escribió sobre su libro “Pájinas libres:” “Es uno de los pocos, de los muy pocos libros latinoamericanos, que he leído más de una vez; y uno de los pocos, de los poquísimos, de los cuales tengo un recuerdo vivo”.

Como poeta, publicó “Minúsculas” (1901)“Exóticas” (1911), que son verdaderos catálogos de innovaciones métricas y estróficas, como los delicados “rondeles y triolets” que adaptó del francés. Sus “Baladas peruanas” (1935) recogió tradiciones indígenas y escenas de la conquista española que fueron escritas a partir de 1871.

También reunió una colección de sus epigramas y sátiras en “Grafitos” (1917); en este género se muestra un gran escritor, fulgurante e inteligente, a causa de su poder de síntesis y la precisión de sus ataques contra escritores, políticos e ideas. Sin duda alguna poseía una gran penetración de juicio y una gran modernidad en su pensamiento. En diversas ocasiones ensaya el verso polirrítmico sin rima, el verso alcmánico, la estrofa espenserina, el pantum, el estornelo, el rispetto, la balada etcétera. Es completamente suya la invención del verso polirritmo sin rima, dando impulso al verso libre en la poesía hispanoamericana.

En su libro “Exóticas” (1911), publicado tardíamente una vez más, sorprende por sus novedades métricas (ritmos continuos y proporcionales, laudes, polirritmos sin rima). Al igual que Swinburne, González Prada escribió baladas y tuvo seguidores en sus innovaciones métricas: el poeta Alberto Ureta con el triolet y Juan Parra del Riego con el polirritmo sin rima. José Santos Chocano, César Vallejo y José María Eguren fueron influidos por el poeta de los rondeles también.

Pensamiento y acción política.

Los escritos políticos de González Prada se caracterizan por la crítica al Estado Peruano que el veía que servía a los intereses de la oligarquía limeña. En el ensayo “Nuestros Indios” se da un importante intento de pensar la realidad peruana y latinoamericana desde la posición anarquista. Allí primero cuestiona las concepciones de la sociología de su época y desarrolla un posicionamiento sobre la cuestión de la raza y su subordinación en ese contexto poscoloniales en el cual se entrecruza con una explotación de clase.

Al final del ensayo propone que los indígenas construyan instancias comunitarias de autodefensa contra los latifundistas. En este aspecto afirma que “Hay un hecho revelador: reina mayor bienestar en las comarcas más distantes de las grandes haciendas, se disfruta de más orden y tranquilidad en los pueblos menos frecuentados por las autoridades”.6 Sus posiciones y análisis influirían en el pensamiento del marxista peruano José Carlos Mariátegui, a pesar de las divergencias profundas sobre el orden político a seguir, y sobre todo en el del fundador del aprismo Víctor Raúl Haya de la Torre.[cita requerida]

Sus posiciones sobre el anarquismo y la anarquía están expuestas en su libro “La anarquía” de 1901. Allí recoge varios ensayos y expone lo que llama el “ideal anárquico” como “la libertad ilimitada y el mayor bienestar posible del individuo, con la abolición del Estado y la plutocracia.”.7

Con respecto a la revolución afirma que:

“Desde la Reforma y, más aún, desde la Revolución Francesa, el mundo civilizado vive en revolución latente: revolución del filósofo contra los absurdos del Dogma, revolución del individuo contra la omnipotencia del Estado, revolución del obrero contra las explotaciones del capitalismo, revolución de la mujer contra la tiranía del hombre, revolución de uno y otro sexo contra la esclavitud del amor y la cárcel del matrimonio; en fin, de todos contra todo”.7

Por otro lado en el texto se encuentran ensayos sobre diferentes temas como el primero de mayo, la Comuna de París, así como uno sobre “La policía” en donde analiza la esencia autoritaria y clasista de la institución policial así como su clara tendencia hacia la corrupción.

Finalmente, es de destacar su “Discurso del Politeama” (1888), en el que plantea el problema de si el Perú existe o no como nación, ya que desde la creación de la República Peruana este tema fue eludido. Los próceres criollos evitaron responder a la pregunta de ¿Qué somos? Lo evitaron porque algunos de ellos se definieron como “españoles americanos” y el culto por lo hispano, la añoranza de la Madre Patria, caracterizaba al grupo criollo hegemónico en el Perú y, al mismo tiempo, acrecentaba su desprecio por lo indígena. Jamás llegó a existir rasgo alguno de identidad colectiva que definiera a los peruanos como nación.[cita requerida]

Ensayos publicados.

  • Pájinas libres (París, 1894)
  • Nuestros indios (Lima, 1904), incorporado en la segunda edición de Horas de lucha.
  • Horas de lucha (Lima, 1908)
  • Bajo el oprobio (póstumo, París, 1933)
  • Anarquía (póstumo, Santiago de Chile, 1936)
  • Nuevas páginas libres (póstumo, París, 1936)
  • Figuras y figurones (póstumo, París, 1938)
  • Propaganda y ataque (póstumo, Buenos Aires, 1938)
  • Prosa menuda (póstumo, Buenos Aires, 1941)
  • El tonel de Diógenes (póstumo, México, 1945)

El discurso en el politeama.

Poesía publicada.

Poemarios

  • Minúsculas (Lima, 1901)
  • Presbiterianas (Lima, 1909 [anónimo] y 1928)
  • Exóticas (Lima, 1911)
  • Trozos de vida (póstumo, París, 1933)
  • Baladas peruanas (póstumo, Santiago de Chile, 1935)
  • Grafitos (póstumo, París, 1937)
  • Libertarias (póstumo, París, 1938)
  • Baladas (póstumo, París, 1939)
  • Adoración (póstumo, Lima, 1946)
  • Poemas desconocidos (póstuma, Lima, 1973)
  • Letrillas (póstumo, Lima, 1975)
  • Cantos del otro siglo (póstumo, Lima, UNMSM, 1979, pp 200.)

Con afecto,

Ruben

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