miércoles, 27 de julio de 2022

Poemas de Octavio Paz 2

 

Poemas de Octavio Paz 2



 

El pájaro


 

Y un pájaro cantó, delgada flecha.
Pecho de plata herido vibró el cielo,
se movieron las hojas,
las yerbas despertaron...
Y sentí que la muerte era una flecha
que no se sabe quién dispara
y en un abrir los ojos nos morimos.

Silencio


 

Así como del fondo de la música
brota una nota
que mientras vibra crece y se adelgaza
hasta que en otra música enmudece,
brota del fondo del silencio
otro silencio, aguda torre, espada,
y sube y crece y nos suspende
y mientras sube caen
recuerdos, esperanzas,
las pequeñas mentiras y las grandes,
y queremos gritar y en la garganta
se desvanece el grito:
desembocamos al silencio
en donde los silencios enmudecen
.

El fuego de cada día


 

A Juan García Ponce

Como el aire
hace y deshace
sobre las páginas de la geología,
sobre las mesas planetarias,
sus invisibles edificios:
el hombre.

Su lenguaje es un grano apenas,
pero quemante,
en la palma del espacio.

Sílabas son incandescencias.

También son plantas:
sus raíces
fracturan el silencio,
sus ramas
construyen casas de sonidos.

Sílabas:
se enlazan y se desenlazan,
juegan
a las semejanzas y las desemejanzas.

Sílabas:
maduran en las frentes,
florecen en las bocas.

Sus raíces
beben noche, comen luz.

Lenguajes:
árboles incandescentes
de follajes de lluvias.

Vegetaciones de relámpagos,
geometrías de ecos:
sobre la hoja de papel
el poema se hace
como el día
sobre la palma del espacio.

Tus ojos


 


 

 Los ojos de la amada el poeta encuentra el mundo. Se sabe preso de la seducción que anuncia una eternidad, una inconmensurable belleza que subyuga al amante.

Tus ojos son la patria del relámpago y de la lágrima,
silencio que habla,
tempestades sin viento, mar sin olas,
pájaros presos, doradas fieras adormecidas,
topacios impíos como la verdad,
otoño en un claro del bosque en donde la luz canta en el hombro
de un árbol y son pájaros todas las hojas,
playa que la mañana encuentra constelada de ojos,
cesta de frutos de fuego,
mentira que alimenta,
espejos de este mundo, puertas del más allá,
pulsación tranquila del mar a mediodía,
absoluto que parpadea,
páramo.

Analfabeto


 

Para el poeta, el cielo representa un libro lleno de signos indescifrables. Frente a la inmensidad, el poeta reconoce su finitud.

Alcé la cara al cielo,
inmensa piedra de gastadas letras:
nada me revelaron las estrellas.

Madrugada


 

Gaspar Friedrich: Monje junto al mar.

Rápidas manos frías
retiran una a una
las vendas de la sombra

Abro los ojos
todavía
estoy vivo
en el centro
de una herida todavía fresca.

Apremio


 

En este poema, Octavio Paz parece introducirnos a uno de los tópicos literarios por excelencia: la preocupación por el paso del tiempo.

Corre y se demora en mi frente
lenta y se despeña en mi sangre
la hora pasa sin pasar
y en mí se esculpe y desvanece

Yo soy el pan para su hambre
yo el corazón que deshabita
la hora pasa sin pasar
y esto que escribo lo deshace

Amor que pasa y pena fija
en mí combate en mí reposa
la hora pasa sin pasar
cuerpo de azogue y de ceniza

Cava mi pecho y no me toca
piedra perpetua que no pesa
la hora pasa sin pasar
y es una herida que se encona

El día es breve la hora inmensa
hora sin mí yo con su pena
la hora pasa sin pasar
y en mí se fuga y se encadena

Con afecto,

Ruben

 




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