domingo, 4 de diciembre de 2011

Cuento: Mi primer llanto


Por: Javiera Vega

 

Primero fue ruido, seguido,  por una honda paz y entonces existo.
En las primeras semanas fui adquiriendo, supongo personalidad.
Una enorme energía me envolvió e hizo crecer hasta el día en que comencé a diferenciar sonidos.

 Descubrí armoniosas vibraciones y aprendí que esta armonía de sonidos se llama voz y esta posee especial efecto en mí, ne pertenece…. Para mi asombro, mi existencia, hasta hoy, era solo de mi conocimiento.

La realización  de mi presencia al mundo ocurrió esta mañana cuando mi madre (así se llama la persona donde habito) se lo comunico una voz profunda por lo que mi madre siente respeto y llama “doctor”.

El doctor tras examinarla confirmo que va a “ser madre” y el niño, ese soy yo nacerá en siete meses.

De regreso a casa mi madre camina lentamente, piensa en mí y se siente desdichada con mi súbita aparición en su vida.
 Todo su ser me dice que algo la preocupa, a ratos, su corazón palpita tan de prisa que temo desmembrarme a pedazos.
 Yo me quiero quedar, es tibio y seguro aquí adentro…Mi madre esta nerviosa, se tiende en la cama y un extraño humo llena sus  pulmones, se expande por su estomago y penetra en su vientre, cortándome la respiración.


Pasan los días y al fin mi madre toma una decisión.  Debe enfrentarse con
Tares a una voz profunda y familiar a mis oídos.

  Ella   habla le comunica lo que el doctor le ha dicho “estoy embarazada” dice.


Hay un momento de silencio, luego la voz se niega a aceptarlo “no podemos pensar en esto, tenemos tantas deudas por cumplir… Mi madre lo odia y llora.

Yo me quedo bien quieto para que ella se olvide de mi existencia.

Las semanas pasan y mientras el sistema de mi madre  se altera por la angustia, yo  a pesar, continúo creciendo.
Un día los latidos del corazón de mi madre me sacan de mi quietud.
Ella esta feliz, siento una caricia sobre el vientre de mi madre, y la voz profunda me llama “hijo”
. Así me entere que tengo madre y padre, y para ellos no soy” el niño”, como para el doctor, sino soy”hijo”…Mi padre convierte la angustia de mi madre en tranquilidad. ¿Por qué no dejas de fumar? Le pide y desde entonces el humo que me asfixiaba cesa de penetrar en mi morada con el pasar del tiempo voy aprendiendo el mundo exterior.
 Gracias a las caminatas de mi madre aprendo a apreciar el aire puro, el piar de los pájaros, el sonido de la lluvia o el viento. La vida es simpleza de sonidos, es un sin fin de sensaciones, mágicamente entrelazadas  para nuestro deleite.


Mi padre Asegura que va tener un “hijo” y no una “hija”, ignoro cual es la diferencia o su importancia para que lo demande, esto me confunde y temo defraudarlo.

Cada día crezco mas independiente de las emociones de mi madre pero mi afinidad con mi padre aumenta.

Me entretiene escucharlo Hilvanar sus planes para mí. Dice que voy a ser un campeón, un libertador o un gran artista, un hombre bien plantado.

Mi  madre tiene sueños mas inmediatos, ella ora para que nazca”normal”, sin algún dedo de menos y de cabeza para que sea un parto fácil.

El doctor ha fijado la fecha de mi nacimiento y mi madre esta dichosa. El doctor también le ha dicho que en cuanto empiecen  los dolores deben de irse al hospital. No sabe acaso que yo no quiero causarle ningún sufrimiento…

Mi espacio se estrecha, trato de moverme lo menos posible para no perturbarla..., todos se preguntan qué pasa, sin comprender.
 Mis padres temen mi muerte… el doctor los conforta afectuosamente, decide operar al día siguiente… El cuchillo del cirujano corta la carne del vientre de mi madre dejando al descubierto sus entrañas, me doy cuenta en un momento que voy a ser extirpado de mi morada, y rabiosamente cuando la luz de la pieza rebota en mis ojos y el aire comprime mi piel, sin opción lanzo mi primer llanto.